Fernando Tiscareño, S.J.

“El fútbol es el reflejo de lo que sucede en nuestra sociedad” [1]

Juan Villoro

Corría el minuto 83 del clásico tapatío y me resignaba a que el empate de algo serviría para mis Chivas, considerando que se empieza a vislumbrar el cierre del torneo en donde 13 equipos aún tienen posibilidad de calificar restando 15 puntos por disputarse. Molesto por la incapacidad y temerosidad del “Güero” Real para enviar un aviso a la cancha y regresar al otro lado de la ciudad con los 3 puntos, decide que los cambios deberán ser defensivos. Qué más, me resigné.

Llegó entonces el detonante de lo que a continuación quiero compartir: un grupo de pseudoaficionados (aproximadamente dos mil confirma la SSP del Estado de Jalisco) se enfrentan a 30 elementos de la Policía Municipal de Guadalajara. Son solo algunos los que se lanzan a agredir de manera bestial, porque no encuentro otro calificativo, a los policías que en el cumplimiento de su labor, retirarían las bengalas que, según los reglamentos oficiales, están prohibidas en estos eventos multitudinarios. Al presentarse en la zona alta del Estadio Jalisco, los policías fueron recibidos con brutales agresiones dejando heridos, según reportes oficiales, a 8 elementos del cuerpo de policías. A finalizar la revuelta, fueron consignados a las autoridades cerca de 17 detenidos entre los que figuran dos menores de edad y jóvenes de otros estados del país. Tanto el Ayuntamiento de Guadalajara, liderado por el Secretario de la dependencia, el Lic. Jesús Lomelí; El dueño de las Chivas, Jorge Vergara; el dueño del Atlas Ricardo Salinas Pliego y la FMF, han estado en comunicación tratando de resolver el tema de violencia en los estadios y erradicar esto de nuestros inmuebles futboleros así como que los responsables del agravio sean castigados. Todo esto lo hemos leído en las redes sociales, en los periódicos y en los programas deportivos de la televisión.

Pero no es precisamente esto sobre lo que quiero ahondar, digo no porque no sea importante, sino que ya los medios los han hecho y me parece que lo han hecho de manera pertinente. No, yo quiero profundizar en lo que me generó aun más indignación. En la transmisión, que desafortunadamente tuvo que ser por Televisa, Raúl Ortíz, el famoso “Pollo”, nuevo “star” de Televisa Deportes, hizo una afirmación que no puedo dejar pasar. Al dirigir la toma televisiva a las tribunas altas donde estaba acaeciendo estos actos vandálicos, el “Pollo” asentó: -Quiten estas tomas, esto no lo queremos ver, queremos ver el fútbol. Al escuchar tal afirmación lo único que sentí fue una confirmación a escribir esto que estoy escribiendo. ¿Por qué no ver eso? Claro que hay que verlo, porque eso es el reflejo de nuestro país, porque la realidad de nuestro México no puede ser un partido de fútbol y éste ser más importante que la realidad misma. Y lo digo como aficionado al fútbol y que, obvio me duele ver esas imágenes porque es mi equipo, pero me duele más que seamos indiferentes a la realidad.

Nada más por simple dato, en nuestro país, en 2012, había 53.3 millones de personas en condición de pobreza (45.5 por ciento), de las cuales 41.8 millones vivían en pobreza moderada y 11.5 millones en pobreza extrema. La población vulnerable por carencias sociales ascendía a 33.5 millones (28.6 por ciento) y las personas vulnerables por ingresos a 7.2 millones (6.2 por ciento)[2]. ¿Eso no importa? Digo, lo que vimos en el Estadio Jalisco es reflejo de esta situación y no podemos vivir con la postura de “eso no lo queremos ver”, claro, viene de Nuestra Madre Televisa a quien hay que rendirle pleitesías y obedecer en lo que proponen como verdad.

Otro dato duro, en febrero pasado, en el periódico La Jornada, Roberto González Amador escribió: la proporción de la población de México que vive en condiciones de pobreza, vive con un ingreso de 2.25 dólares por día [3], es decir, 53 millones de mexicano viven al día con $29 pesos. ¿No hay que ver esto? ¿Es más importante el clásico tapatío de fútbol que la situación de nuestro país?

Otro dato más, en la Cámara de Diputados, existió en algún momento no muy lejano, una iniciativa de ley para combatir la violencia en los estadios en donde se figuraba que habría hasta seis años de cárcel para quienes resultaran implicados en las riñas, pero esto está congelado. En febrero mismo, por ejemplo, quienes resultaron responsables de las agresiones a los policías en el Estadio del Tec de Monterrey, salieron inmediatamente bajo fianza. Eso sí, quienes roban una manzana[4] en los mercados de nuestro país, son consignados a las autoridades y son encerrados por años en las cárceles cuando la agresión, como la que hemos visto tristemente en los estadios, atenta contra los derechos más fundamentales como el derecho a la vida y contra aquello contra lo que la sociedad no puede permitir para una sana convivencia. El robo de la manzana conlleva una responsabilidad que si bien, no deja de ser un delito, adquiere una categoría de atenuante al cometerse por robo famélico, es decir, se roba por necesidad de alimento.

Lo sucedido este sábado en el Estadio Jalisco fue un pretexto personal para exponer una situación terrible por la que pasa nuestro país. Muchos podrán pensar, como el “Pollo”, que es mejor no ver esas imágenes y seguir viendo el partido como si nada pasara, sin embargo, sí importa porque efectivamente es el reflejo de lo que realmente pasa; basta con salir a la calle para darse cuenta de que la estructura social que engloba a México, es expuesta con mayor nitidez y desvela la situación educativa, de salud, de alimentación, etc. y que las formas no están siendo efectivas para “combatir” las situación de pobreza, marginación y exclusión por la que atraviesa nuestro país. Un ejemplo de las necesidades que tenemos es esto que ha circulado en las redes sociales:

Exponer con orgullo lo que la “hinchada del Guadalajara” ha hecho y sentirse orgullosos de su victoria, refleja la deficiencia educativa y moral por la que atravesamos. Y claro, seguramente los policías llegaron de manera prepotente, pero no hay justificación alguna que avale esta imagen y mucho menos exponerlo en las redes como trofeo.

La situación por la que atraviesa nuestro país se vio reflejada este fin de semana en una cancha de fútbol y que por supuesto hay que atender desde arriba. Recuerdo aquello que cité el 10 de marzo a propósito de lo que Armando Nogueira afirma en el libro “La historia del Guadalajara”: El aficionado al fútbol busca en los estadios, el domingo, la victoria que la vida le niega el resto de la semana. Y mientras la vida les siga negando esas victorias, escenas como esta podrán seguirse suscitando en la medida en la que las autoridades correspondientes, en todos los sentidos, Gobierno Federal, Gobierno Estatal, Gobiernos Municipales, no hagan nada, en primer lugar por erradicar la situación de pobreza y exclusión en el país y, en segundo lugar, estas mismas dependencias gubernamentales junto con la FMF, La Liga MX, erradicar la presencia de pseudoaficionados, barristas y demás actores generadores de violencia, garantizando la integridad de los deportistas y las familias que gozamos este deporte.

Agradezco el apoyo incondicional de Jorge Chanona y Genner Peniche quienes aportaron su granito de arena en la elaboración de esta reflexión.

Que tengan buen inicio de semana y a disfrutar, si se puede, de buenas noticias y una que otra patada.

[1]http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/639860.juan-villoro-considera-el-futbol-reflejo-de-u.html

[2]http://www.coneval.gob.mx/Informes/Pobreza/Informe%20de%20Pobreza%20en%20Mexico%202012/Informe%20de%20pobreza%20en%20M%C3%A9xico%202012_131025.pdf

[3]http://www.jornada.unam.mx/2014/02/26/economia/027n1eco

[4]Basta con acercarse a la Pastoral Penitenciaria y acceder a los CERESOs para descubrir que no es mentira lo que ejemplifico, en las Islas Marías, Puente Grande, encontramos casos de personas, hombres y mujeres, que por robar alimentos para sus hijos, han sido sentenciados a muchos años de prisión.

*Análisis publicado originalmente en el blog del autor y retomado del portal Proyecto Diez.