«Lo recurrente en un constante proceso es lo cotidiano, es la toma del dibujo como un pretexto sin ataduras, es un acto de hacerle caso al guiñador, un respiro constante, andarse en el metro. El recorrido entre imágenes actúa por momentos como un personaje de ficción, quizás el principal. En ocasiones se da la vuelta para hacer un guiño de presencia, viene sin saber, a seducir y a insinuar; el uso de formatos pequeños dan un pellizco visual un acercamiento noble e intimo.»