Lado B
"Hubo un tiempo que odié Operación Bolivar"
Una entrevista con Edgar Clément
Por Lado B @ladobemx
14 de febrero, 2014
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Beatrix G. de Velasco

@isadoradreams

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Edgar Clément se ha convertido en uno de los referentes obligados en cuanto a narrativa gráfica mexicana. Comenzó realizando dibujo técnico y durante un tiempo trabajó copiando logotipos, pero su interés por la historieta inició al dibujar tres páginas en la desaparecida revista Bronca. De ahí saltó a las páginas de Histerietas (suplemento de cómic de La Jornada). Poco después consiguió una beca en artes plásticas con la cual se concentró en la realización de la novela gráfica Operación Bolívar. El resto es historia.

Esta entrevista fue realizada en su estudio en la colonia Doctores de la Ciudad de México.

***

¿Qué clase de relación buscas entre la imagen y la narrativa?

Más que buscar una relación siempre la he encontrado, no distingo entre literatura y gráfica. Para mí la relación, esa relación, es muy íntima, muy estrecha. A mí lo que me sorprende es que la gente no la vea.

¿Qué diferencias encuentras entre un narrador y un artista visual?

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Interior de Operación Bolívar

Son dos cosas totalmente distintas. Para mí la narrativa gráfica no es parte de las artes visuales. Lo que en las artes visuales es el fondo de la pieza, en la narrativa gráfica es apenas una herramienta, una de tantas herramientas. Por eso me gusta el término de novela gráfica, porque es lo suficientemente amplio para, incluso, hacer una novela tipográfica. El formato, la técnica, el estilo, no deben estar sujetos a las artes gráficas sino a la narrativa. Para mí esa es la gran distinción entre la narrativa gráfica y las artes visuales.

¿Cómo es tu proceso creativo? Ya que tienes una idea, ¿haces un guion, un storyboard o vas directo al papel?

Como se me va ocurriendo. Tengo una historia, un guion, tengo la idea general, entonces empiezo a desarrollar escenas. A veces la idea de la escena viene como un plot que escribo a mano, pero a veces esa idea narrativa se me ocurre como un diseño de página o como un cartel y lo que hago es sketchear (sic) estas ideas o la parte visual que quiero destacar.

Entonces, ¿tú antepones la narrativa ante cualquier medio o técnica?

Claro. La idea narrativa es lo primero, desarrollar un discurso es la base. A partir de ahí puedo decidir si va ir puro texto o no, según como lo vaya pidiendo la historia y el ritmo.

Exacto, ¿cómo le haces para dar ritmo a la historia?, ¿cómo le haces para que no se caiga y se vuelva aburrida?

Mira, es un poco como bailar. Tienes que estar atento de tu interlocutor, si tú sientes que estás marcando un paso y tu pareja se está aburriendo pues le das una vuelta, haces una floritura o le cuentas un chiste para mantener su atención, es exactamente lo mismo.

Cuando siento que tengo ensartado al lector le suelto mis choros políticos y todas las monsergas, así como voy controlando el ritmo.

¿Tú crees que esto es una cualidad que ya tienes o la has ido adquiriendo?

Se va adquiriendo mediante la interacción social. Todos lo hacemos. Me gusta mucho el término seducir para la actividad de atraer al lector. Seducir significa “atraer para uno mismo”. Cuando uno está dibujando o escribiendo está tratando de atraer al lector, es por eso que me gusta la metáfora del baile, por eso digo que esta cualidad se va adquiriendo mediante la interacción social.

¿Cuándo haces una historia cuál es la parte que te cuesta más trabajo?

El dibujo.

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Interior de Los Perros Salvajes

 

Con frecuencia sucede que los dibujantes se preocupan más por el arte y dejan de lado la historia, la narrativa, ¿qué les recomendarías?

Volviendo a la metáfora del baile, para tener buen ritmo primero te debe de gustar la música que estás escuchando. Si a los mismos autores no les interesa la narrativa, no les interesa leer, ni cultivarse, no les va a interesar el discurso.

Ideas buenas todos las tenemos pero no estamos acostumbrados a aterrizarlas. Yo pienso que no hay ideas malas sino malas aproximaciones. Una idea que es muy mala como tragedia tal vez funciona mejor como comedia.

Después de todos estos años, ¿cuál es tu opinión de Operación Bolívar?

Hubo un tiempo en que la odié, no quería saber nada de ella por muchas razones. La verdad es que cuando la empecé a hacer recibí un aplauso tan bonito que yo creo que me ilusioné demasiado. La primera parte me la publicó Planeta y yo pensé que era mi entrada a Europa, pero resultó que no, porque ellos no llevan material para allá.

Busqué trabajo en E.U. en Vértigo y a nadie le gustó mi trabajo. Luego pensé en sacar una beca pues Operación Bolívar la hice con una beca en artes plásticas, pero al solicitarla no me la dieron. Una vez me topé a los tutores en una borrachera y les pregunté por qué no me la habían dado, me dijeron: “¿por qué una historieta, por qué te bajaste de nivel?”. Entonces me di cuenta que ni los gringos, ni Planeta, ni las instituciones entendían lo que estaba haciendo. Por el otro lado en Gallito Comix tenían la política de no lucrar con la obra. Entonces mandé todo a la chingada, regalé los originales y me metí a un despacho de publicidad. Yo no quería saber nada de Operación Bolívar.

Ahorita ya me empieza a caer el veinte de lo que es, después de veinte años. Es una ópera prima que tiene muchos defectos, pero creo que tiene gran mérito pues fue la piedra angular de una idea.

¿Por qué la fijación con los ángeles y los nahuales, personajes recurrentes en tu obra?

Viene por la formación cultural, mi madre es muy católica. También por la afición a la ciencia ficción, el terror, los relatos policíacos. Pienso que si las instituciones de la Tierra están corrompidas pues las huestes celestiales también.

Me parece muy interesante la figura del nahual porque son brujos muy poderosos pero a los ojos del pópulo son seres temibles porque son capaces de hacer daño, y ante los ojos de la Iglesia, sobre todo en el siglo XVII, se les reprimía pues también eran líderes sociales. Tanto el brujo como el chamán tenían un liderazgo social. Le tememos al nahual porque representa las fuerzas más obscuras del ser humano.

Me interesa arrimar a los ángeles y a los demonios a los dilemas humanos. Encontré un tema y quiero trabajarlo a ver hasta dónde llega.

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Portada de Los Perros Salvajes

 

Si fueras un nahual, ¿en qué animal te transformarías?

Pues todos los días me hago wey (risas). No, pues en águila, en buitre o en zopilote porque pueden volar. También ser perro o lobo, me gusta mucho el comportamiento de los cánidos.

¿Cómo ves el panorama nacional actual de narrativa gráfica?

Disperso, disparejo, no hay una industria, no hay canales, lo que hay son pequeñas convenciones donde se puede replantear la posición del autor frente al público.

¿Qué proyectos tienes en puerta?

Continuar con “Los Perros Salvajes”.

Describe un día de tu vida creativa ¿qué haces?, ¿tienes algún ritual?

Soy muy disperso y me distraigo en muchos proyectos. Un día ideal: levantarme temprano, nadar, tomar café y chambear hasta la noche, después planificar lo que trabajaré al otro día. Hasta ahorita el único ritual que he mantenido es la cantina.

***

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Autor Lado B
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