Martín López Calva

 @M_Lopezcalva

“Tuvimos éxito. Hoy somos eficientes. Logramos resultados. En la producción y en la organización de la convivencia. Hay orden en las calles y en las universidades; hay limpieza; hay eficiencia en el gobierno…Pero nos han quedado, a algunos al menos, ciertas nostalgias de un pasado que perdimos en la transición.

¿Qué perdimos? Perdimos la misericordia. La piedad hacia los ciegos y hacia los ancianos. La familia extensa en que los nietos escuchaban las historias increíbles de los abuelos. Tantas cosas que no eran eficientes…”

Pablo Latapí Sarre. Tuvimos éxito.

Se ha publicado ya la convocatoria para los foros de consulta sobre el modelo educativo que forman parte de la siguiente etapa de la Reforma educativa emprendida por el gobierno federal. Hemos escrito en este espacio varios artículos acerca de la necesidad de continuar el proceso de cambio iniciado con las reformas constitucionales y las leyes reglamentarias que se hicieron el año pasado, señalando que estos cambios son una condición necesaria pero no suficiente para construir una verdadera reforma de nuestra educación, de manera que en principio es un buen signo que se plantee ahora una revisión del modelo que guía los procesos formativos en nuestras escuelas y que se plantee además como un proceso que incluya la participación de la sociedad.

En el lapso de febrero a junio se organizarán en todo el país tres foros nacionales y dieciocho foros regionales en los que podrán inscribirse todos los interesados en aportar elementos e ideas para “ajustar” aspectos que se requieran para, según la SEP, “garantizar que este responda a las aspiraciones y necesidades de los mexicanos”.

Las bases de la convocatoria plantean que en el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 y cumpliendo con “el mandato de una educación de calidad para todos” que establecen la Reforma Constitucional y el mismo PND, se realizará esta consulta amplia para revisar el modelo educativo en su conjunto, los planes y programas, los materiales y los métodos educativos entre otros.

Se habla además de que esta consulta se realiza para tomar en cuenta “las particularidades regionales y contextos locales”.

Si partimos de que “Un modelo educativo consiste en una recopilación o síntesis de distintas teorías y enfoques pedagógicos, que orientan a los docentes en la elaboración de los programas de estudios y en la sistematización del proceso de enseñanza y aprendizaje…por lo cual se trata de un patrón conceptual a través del cual se esquematizan las partes y los elementos de un programa de estudios…” por lo que los “…modelos varían de acuerdo al periodo histórico, ya que su vigencia y utilidad depende del contexto social”, podemos darnos cuenta de que la consulta a la que ahora se convoca y el proceso de construcción de un nuevo modelo educativo para México no es una tarea fácil.

Porque no se trata simplemente de revisar los elementos técnicos y prácticos –métodos y técnicas; materiales, libros y tecnologías- que se utilizan en la práctica educativa sino de decidir, a partir de un análisis complejo del contexto histórico-social que se vive hoy en el mundo y de nuestra propia historia como nación, cuáles son las teorías y enfoques pedagógicos que van a orientar los esfuerzos de todo el sistema educativo hacia la construcción del proyecto de nación al que queremos aspirar.

De manera que así como en la definición del modelo de sociedad y de país al que queremos aspirar tienen que tratar de conciliarse y articularse las distintas voces y formas de pensar y de vivir que constituyen el enorme mosaico que conforma nuestro país y que en algunos elementos coinciden y en otros resultan distintas y hasta incompatibles, así también en la construcción del modelo educativo que México necesita en el siglo XXI se requiere un esfuerzo enorme y complejo para tratar de escuchar, organizar, articular y armonizar en lo posible las distintas visiones de la educación que necesitamos construir que corresponden a las muy diversas visiones del país que queremos ser.

Pero al igual que este primer reto que consiste en tratar de construir un modelo educativo que tome en cuenta todas las formas de pensar pero integre una propuesta educativa unificada, el proceso enfrentará el segundo desafío que tiene que ver con la tensión entre identidad nacional y diversidad regional. En efecto, esta tensión existe en la definición de cualquier modelo educativo nacional pero sobre todo en países tan ricos y diversos culturalmente como el nuestro. ¿Hasta dónde contemplar y respetar la pluralidad regional y local conservando la unidad de un modelo educativo que pueda formar en una identidad nacional mexicana a todos los niños y adolescentes del país? ¿Hasta dónde buscar la identidad nacional sin perder de vista la riqueza de esta diversidad cultural y el valor de respetarla y alentarla?

La construcción de un modelo educativo responde siempre a una idea del ser humano que se quiere formar, a una visión de sociedad que se quiere contribuir a desarrollar, a una perspectiva ética que define ciertos valores y significados sobre lo que es vivir humanamente y a una visión de lo que es el conocimiento y el papel que juega en la vida de los educandos y del país en general.

De manera que las preguntas implícitas en todo este proceso de consulta y construcción del modelo educativo para México son: ¿Qué tipo de ser humano queremos y necesitamos formar según el modelo de nación al que aspiramos? ¿Qué visión de sociedad y de instituciones sociales regirá la formación de los futuros ciudadanos? ¿Qué perspectiva ética, qué valores y significados se tratarán de comunicar en el proceso educativo para lograr el modelo de nación que queremos? ¿Qué visión de conocimiento va a sustentar los procesos de enseñanza-aprendizaje y con qué perspectiva de aplicación humana y social?

Por lo pronto resulta alentador encontrar en los documentos temas y subtemas amplios y que no se quedan en la visión tecnocrática de la educación, preguntas sugerentes y significativas sobre cada tema y subtema y conceptos rectores como formación integral, inclusión, equidad, docencia colaborativa o acoso escolar, lo cual plantea un escenario en el que se busca el orden y la eficiencia sin perder de vista la misericordia, la solidaridad y el cuidado del medio ambiente.

Ojalá quienes participen en los foros de consulta y los especialistas y autoridades que se encarguen de procesar e integrar el modelo educativo a partir de las propuestas y de las teorías y análisis de los académicos expertos en el tema tanto nacionales como extranjeros tengan muy en cuenta esta íntima relación entre modelo educativo y modelo de nación y pongan las condiciones para evitar hacer realidad la advertencia de Latapí: “El mercado nos proveyó de innumerables bienes innecesarios, pero no de los más importantes que no se compran ni venden. Entramos a la civilización moderna, la que está sometida a la riqueza material como valor supremo, y nos quedamos sin proyecto humano, sin ideales y con la mínima y pragmática moral de conveniencia que requiere el sistema para funcionar”.

Ojalá seamos capaces de construir un modelo educativo que busque la humanización y no sólo el éxito.

*Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ha hecho dos estancias postdoctorales como Lonergan Fellow en el Lonergan Institute de Boston College (1997-1998 y 2006-2007) y publicado dieciocho libros, cuarenta artículos y siete capítulos de libros. Actualmente es académico de tiempo completo en el doctorado en Pedagogía de la UPAEP. Fue coordinador del doctorado interinstitucional en Educación en la UIA Puebla (2007-2012) donde trabajó como académico de tiempo completo de 1988 a 2012 y sigue participando como tutor en el doctorado interinstitucional en Educación. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 1), del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores que actualmente preside (2011-2014), de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación y de la International Network of Philosophers of Education. Trabaja en las líneas de filosofía humanista y Educación, Ética profesional y “Sujetos y procesos educativos”.

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