Foto: Carlos Rocha

Carlos Rocha

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A 48 horas de que la presidencia municipal, la casa y la clínica del alcalde de Guadalupe Victoria, Felipe Cortés Hernández, ardiera en llamas, este municipio es tierra de nadie: no hay gobierno, no hay seguridad pública y la sociedad exige paz y atención de las autoridades estatales.

En la localidad no hay trámites oficiales, pues las oficinas están cerradas, unidad médica, agencia del ministerio público, policías, bomberos, regidores de gobierno, secretarios municipales y mucho menos presidente, éste último salió huyendo del pueblo unas horas después del asesinato que alebrestó a la comunidad.

Lo que hay es el reclamo de la población por el incremento en la inseguridad y la mala administración de Cortés Hernández.

Un reclamo que no se quedó sólo en las calles del municipio sino que llegó a la capital poblana de la mano de un grupo de aproximadamente 30 vecinos que se manifestó frente a Casa Aguayo exigiendo a las autoridades estatales la liberación de las cinco personas detenidas –a quienes la PGJ señala como responsables de encabezar los desmanes del pasado lunes— y se revise el trabajo del munícipe priísta.

Piden paz en Guadalupe Victoria

Fue alrededor de las 16 horas, en medio de la calma chicha que se vive en Guadalupe Victoria, cuando los habitantes se congregaron en la casa de Ernesto Osorio Cervantes, el empresario dulcero que murió la noche del lunes luego de recibir un disparo en la cabeza.

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Portando papel de china blanco familiares, amigos y vecinos caminaron por las calles de Victoria demandando “paz” a cualquier autoridad competente: “Expresarse no es delito”, “Cuentas claras señor presidente” y “Queremos paz para Victoria”, fueron algunas de las exigencias que plasmaron en las pancartas que como estandartes cargaron consigo.

La marcha por la paz en Victoria, en la que participaron más de cien personas, concluyó en el roto palacio municipal que lucía los sellos de la Procuraduría General de Justicia de Puebla como si fueran curitas tratando de contener los raspones que dejó la noche de la furia ciudadana.

En el sitio, diferentes personas hicieron uso de la palabra.

“Hay que levantar la voz, nadie nos va a intimidar”, irrumpió un joven para marcar el rumbo que tomaría la congregación de vecinos.

“Las patrullas se reponen, la vida de Ernesto ¿cuánto vale? la vida de Maritza Mendoza –la joven mujer que hace un mes fue hallada asesinada al interior de su vivienda–, ¿quién responde por ellos?”, cuestionó uno más.

Otro orador más montado en una de las bancas del primer cuadro de esta comunidad advirtió “que se den cuenta que somos un pueblo inconforme, somos un pueblo inconforme, exigimos la liberación de todos, no se vale que por criticar un gobierno inepto los encarcelen”.

A decir de los familiares, amigos y conocidos de los cinco detenidos señalados como presuntos responsables de los disturbios de la noche del lunes, todos son inocentes y fueron capturados por ser críticos a la administración de Felipe Cortés.

Entradas las 18 horas, en el cierre de la concentración alguien más remató: “que intervenga el señor gobernador, está escuchando versiones a medias, únicamente está escuchando la versión del presidente, que nos escuche a nosotros».

Edil culpa a diputado panista de los desmanes

Y mientras los vecinos de la localidad cuestionan el trabajo realizado durante la administración de Felipe Cortés Hernández, el munícipe señaló como responsable de los desmanes al actual diputado federal panista José Guillermo Fuentes Ortíz, y además sostuvo que detrás de los hechos suscitados la noche del pasado lunes y la madrugada del martes hay un trasfondo político.

Entrevistado en el noticiario que dirige el columnista Alejandro Mondragón, Cortés Hernández no supo explicar porque si la seguridad pública estaba a cargo de la policía estatal, pues los agentes municipales fueron enviados a la capital poblana a tomar cursos de capacitación, no hubo quién contuviera a la turba que incendió patrullas, palacio y propiedades del edil.

Escuchar la entrevista completa aquí.