Tomada de desdeabajo.org.mx

Samantha Páez

@samantras

Era la una de la mañana del 22 de mayo en el municipio de Chinantla, al sudeste del estado de Puebla, cuando la policía fue a buscar a la señora Refugio Márquez, habían encontrado a sus dos nietos más pequeños en la calle. Los niños estaban solos y no se quisieron subir a la patrulla para que los llevaran a casa de su abuela. Doña Refugio tuvo que ir por ellos. Al otro día fue a casa de su hija Daniela, de 29 años. Estaba cerrada. Tuvieron que entrar por la fuerza. En el interior estaba el cuerpo de su hija ya en descomposición, su pareja la había apuñalado y luego huido dejando a los niños de tres y casi dos años abandonados.

Seis meses después doña Refugio está sentada en la segunda fila de las oficinas de la delegación estatal de Sedesol en la capital poblana, le van a dar 22 mil pesos del Seguro de Jefas de Familia. A sus nietos, Fer y Anthony, los funcionarios les regalan una motocicleta de juguete y un saxofón musical. Después de la entrega simbólica del dinero y las fotos oficiales, doña Refugio cuenta cómo perdió a su hija.

–El hombre con que vivía la apuñaló, le traspasó su corazón –dice mientras unas lágrimas resbalan de sus ojos sin llegar muy lejos, pues la mujer  las limpia con un papel blanco.

Daniela tenía 29 años cuando Reinero Cipriano Lázaro, de 50, la mató enterrándole un cuchillo en el pecho, después de cuatro años juntos. Ahora los hijos de Daniela se quedaron sin madre. El caso podría sumarse a los 38 feminicidios que ha contado este año el Comité contra Feminicidios Puebla, porque para contarse en la cifra oficial, la Procuraduría primero debe comprobar que el homicidio fue por celos o aversión a las mujeres, o teniendo pruebas de “lesiones infamantes, violencia sexual, amenazas o acoso, tortura, o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.

La abuela sigue contando, mientras sus nietos juegan cerca de ella.

–No pudimos sacarla luego, en realidad no pensamos que estuviera muerta, pensamos que estaba con él, en la calle, y se estuvo toda la noche del miércoles, todo el jueves hasta las nueve o nueve y media de la noche, ni siquiera la velamos, porque ya estaba en estado de descomposición.

Doña Refugio habla mirando al piso. Viste de forma sencilla, falda negra, blusa azul claro y suéter rosa, de su hombro cuelga una bolsa negra con varios folders color beige.

Entre sollozos dice que aún no han detenido al homicida, por lo que vive con miedo de “que un día vaya a ir a la casa a quererme hacer algo o a los niños”.

Su hija ya había sido maltratada por su pareja en ocasiones anteriores.

–Siempre la maltrató, otras dos veces ya la había cortado, la cortó, pero mi hija no quiso entender y se fue otra vez con él, porque ya estaba conmigo, pero se fue otra vez con él y a los 14 días de que se fue la asesinó.

De acuerdo con Claudia Chapa Garza, experta en prevención de la violencia, los casos de violencia intrafamiliar no comienzan con episodios graves, sino que las agresiones se van dando de manera gradual pero nunca tienen a disminuir, por el contrario, se van haciendo más intensas. Comentó que según el ciclo de la violencia, entre más le cuesta trabajo a un hombre reconquistar a la mujer, más fuerte será el siguiente episodio de maltrato.

Poco dinero y muchas bocas que alimentar

Aunque le da miedo que Reneiro vuelva, a doña Refugio le preocupa más la situación económica. Trabaja vendiendo comida en el centro de Chinantla, pero últimamente el negocio no ha ido bien.

Imagen: http://www.vanguardia.com.mx

–Yo me he visto muy presionada, porque son ocho, yo tengo cuatro hijos y ahora tengo a mis cuatro nietos, yo soy la que trabaja, tengo un puesto de comida allá en el centro de Chinantla, pero ahorita las ventas no son como antes, ahora se vende muy poco.

Otros cuatro nietos –de los ocho hijos que tenía su hija- están con su padre.

Con el apoyo que recibirá Refugio Márquez espera salir adelante. De acuerdo con el delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Juan Manuel Vega Rayet, con el Seguro de Jefas de Familia los niños de preescolar tendrán una beca de 300 pesos y los de primaria 500 pesos, mientras que los jóvenes de secundaria 700 pesos y los de preparatoria 900 pesos. En caso de que lleguen a la universidad podrán obtener de mil a mil 800 pesos dependiendo de la carrera que estudien y del promedio que tengan. Además el presidente municipal la ayudó a terminar de construir su casa.

Entonces la abuela deja de llorar. Fernando y Anthony se le acercan y la jalan de la falda. Los dos son delgaditos, morenos y de pelos lacios. Están emocionados por sus nuevos juguetes.

Doña Refugio los mira y sonríe.