Lado B
Dos altares para Pablo Campeche
Nadie esperaba que un lunes 13 de mayo tu vida acabara por un infarto que tomó por sorpresa a tu familia
Por Lado B @ladobemx
01 de noviembre, 2013
Comparte

Calaveras2

Eric David Montero

@ericdmontero

En un viaje a la deriva llegué a tu casa, ubicada a unos metros de la presidencia municipal de Huaquechula, un poblado conocido por sus majestuosos altares que se levantan en esta temporada de muertos, altares que aparte tradición guardan historias, sueños de una persona que dejó un vacío en una familia, sueños truncados, seguramente pendientes y dolor.

pablo-campeche

Foto tomada de Facebook

Este año tú Pablo Campeche, te adelantaste, las torturas en tus clases de matemáticas se terminaron,  sólo quedará el recuerdo de tu voz en los salones de la preparatoria donde impartías clases.

Silverio Reyes uno de tus ex alumnos ahora profesionista, recuerda cuando dejabas de tarea, 200 ejercicios matemáticos de un día para otro, recuerda también que les pedías contar granos de un kilo de sal. El joven sentado a mi derecha, frente al altar que se está montando en tu honor, me dice que algunos pupilos en un arranque de coraje ante tantas exigencias te decían “el pinche Campeche” y palabras demás palabras altisonantes.

Nadie esperaba que un lunes 13 de mayo tu vida acabara por un infarto que tomó por sorpresa a tu familia, que tanto te quería, y a tus alumnos, que tanto te odiaban. Tu esposa Alejandra recuerda que ese lunes fueron por tu nieta, regresaron a convivir un rato en casa y después vino la tragedia, así nomás sin avisar. “Ni pio dijo, quedó sentadito”, me dice quien fuera tu compañera de vida.

Alejandra no quiso contar mucho de ti,  cuando le dije que me interesaba la historia de la persona a quien se le dedica el altar atajó con una frase que me dejó helado “o sea meterse en lo que no debe”. En ese momento quise dar por terminada esa entrevista, pidió respetar su privacidad y eso es algo básico que debemos ofrecer los reporteros, el respeto por la vida privada y el dolor ajeno.

Aun así accedió a compartir algunas cosas sobre tu vida… evoca una sencilla frase tuya: “el hombre siempre tiene que superarse en todo”. Pese a que eras muy estricto, hasta contigo mismo, solías dar consejos a tus alumnos para motivarlos.

Silverio te recuerda como un todólogo. Un profesor camaleónico que tenía actitudes de acuerdo a la clase que dabas, porque no solo las matemáticas fueron tu pasión, también sabías de economía, cultura, arte y hasta de educación física. Incluso un grupo de chicas de bachiller pidieron que fueras el entrenador del equipo de basket.

Así como las exigencias y regaños que te caracterizaban quedaron grabados en la mente de quienes te conocieron, también dejaste huella con tus enseñanzas de salir siempre adelante, tu constante trabajo y el interés por rescatar tradiciones de tu pueblo.

Tan odiado eras en vida que ahora tus alumnos colocarán una ofrenda dedicada a tu persona en el viejo convento. Y tu casa recibirá a varios turistas los primeros dos días de noviembre, algunos comerán mole, otros observarán aquel altar con admiración o con la curiosidad de saber su significado, algunos sabrán del profesor, amigo, padre y esposo Pablo Campeche. Otros simplemente pasarán por ahí.

Si es cierto que las almas regresan para disfrutar del banquete que los vivos colocan, entonces muchos te tendrán envidia porque esta temporada fuiste el afortunado, porque habrá dos altares que evocarán tu recuerdo.

Altar

Foto: Eric David Montero

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion