Podría moderar la caída de los ingresos petroleros, pero también fomentar la informalidad

Economista de la Ibero emite sus “Reflexiones en torno a la reforma fiscal propuesta por el Ejecutivo federal”

Prensa Ibero DF

La reforma fiscal probablemente sea insuficiente para tener finanzas públicas viables en el mediano plazo, pues aun en dos escenarios, de status quo y pesimista, habría que hacer un sacrificio fiscal grande poco después de la mitad de este sexenio si no se quiere incrementar la deuda como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), consideró el doctor Alejandro Rodríguez Arana Zumaya, académico de la Universidad Iberoamericana.

Y frente a la tentación de aumentar la deuda, “la factura tendría que pagarse en los siguientes gobiernos y generaciones”, agregó el docente al hacer sus  «Reflexiones en torno a la reforma fiscal propuesta por el Ejecutivo federal», presentadas en el Seminario de investigación del Departamento de Economía de la Ibero.

Tomada de eleconomista.com.mx/

El investigador mencionó que la deuda y déficit públicos se incrementarían de manera incontenible si se mantiene el excesivamente elevado déficit primario no petrolero -que es de 8.3 por ciento del PIB-, de un déficit económico del sector público total aproximadamente de 2.5 por ciento del producto -más o menos 300 mil millones de pesos anuales-, y con una deuda pública entre los seis y siete billones de pesos.

Las cifras se presentan en el marco de un problema estructural en los ingresos petroleros, básicamente compuestos por las ventas del crudo y su relación con la plataforma de producción y el precio internacional de ese hidrocarburo. El problema es que los ingresos por ventas petroleras, más o menos de 8 por ciento del PIB, podrían tender a la baja ante un menor precio del petróleo en los próximos años, y con una caída en la última década en la producción en México, que pasó de 3.5 millones a 2.5 millones de barriles diarios.

La previsión es que si no hay reforma energética la producción seguirá cayendo, lo que reducirá los ingresos petroleros en el largo plazo y traerá un problema estructural en las finanzas públicas, que requerirá un ajuste fiscal en otro lado para que la deuda pública no se dispare. Esto torna necesaria la reforma fiscal, que ayudaría a moderar la caída de los ingresos petroleros e incluso por algún tiempo revertirlos, es decir, generar un incremento, y en ese sentido la propuesta del Ejecutivo es bienvenida.

Pero por sí sola la reforma energética no hace una reforma fiscal, ya que son necesarios otros ajustes para reducir el déficit primario no petrolero en los próximos años, y realmente tener finanzas públicas congruentes con una deuda pública más o menos constante como proporción del PIB.

Por otra parte, el doctor Rodríguez Arana opinó que la reforma fiscal pudiera fomentar la informalidad, por ejemplo, al proponer menos deducciones que antes, y una vez que el contribuyente alcance el máximo posible de éstas ya no tendrá incentivo para pedir facturas, ingresos que dejarían de declararse y no se haría el respectivo pago de impuestos.

Así, desde su punto de vista, sería muy deseable hacer una generalización del impuesto al valor agregado (IVA), probablemente a una tasa menor, y que sea diferenciado para que alimentos y medicinas paguen menos que los demás productos. “Creo que es impostergable en el mediano plazo una reforma al IVA, que permita usar este impuesto como el motor de recaudación más importante”, dijo.

Para ello pudiera haber una reducción del impuesto sobre la renta (ISR), con el fin de que las familias tengan un ingreso disponible más alto; y además se podría incrementar la base de tributación en el mediano y largo plazo, porque se generarían más empleos y productos.

Finalmente, el profesor dijo que “una gran reforma fiscal sería una reforma en el gasto público”, donde es necesario hacer una restructuración para eliminar todos aquellos programas cuya evaluación no es positiva, y dejar los que son eficientes, para dejarles el gasto necesario.