Lado B
Mientras haya alguien que me quiera leer, hay un lugar para mi
Las redes sociales no sustituyen al periodista: Jon Lee Anderson
Por Lado B @ladobemx
30 de octubre, 2013
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Foto: Mayra Guarneros

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Mayra Guarneros

@Mayitayita

México DF. ¿El periodismo aún importa? ¿La prensa escrita está condenada a desaparecer? ¿Un Iphone te hace reportero? ¿Tener una cámara y estar en medio de una revolución te convierte en fotoperiodista? esas fueron las preguntas que el cronista Jon Lee Anderson respondió y desmenuzó durante la conferencia inaugural del 1er. Seminario “El Estado del Periodismo y los Medios: Periodismo de investigación / Investigación sobre periodismo” realizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

Y en ese escarbar a la experiencia, a las historias vividas –y las contadas— para responder a esas preguntas el cronista de The New Yorker contó una historia, la de la generación iPhone:

En 2011 un grupo de jóvenes entre 24 y 25 años que se encontraba en El Cairo por distintas razones: un intercambio escolar, visitar a un amigo, aprender árabe o solo de paseo, se topó con la revolución que trajó consigo la caída del régimen encabezado por Hosni Mubarak.

Ellos, los jóvenes testigos de la primavera Árabe, tenían un arma: su Iphone.

Con el Iphone y el ímpetu que se tiene a esa edad, los jóvenes turistas que Anderson se encontró se convirtieron en una suerte de corresponsales. Estuvieron ahí en el momento de los hechos a diferencia de los corresponsales de las grandes agencias noticiosas, que cubrían las revueltas desde los techos de los edificios, y que no tuvieron acceso a lugares a los que los improvisados reporteros sí.

Muchos de los medios que reportaron la revolución árabe utilizaron los videos, fotos y testimonios de los chicos. Sus materiales llegaron a las pantallas de la BBC y de CNN.

Pero ellos no eran periodistas, solo estuvieron ahí en el momento exacto en que sucedía algo importante que cambiaría la historia de un país, pero no contaban con la preparación de un periodista que ha sido entrenado para enfrentarse a conflictos armados.

Anderson explicó que aprender sobre la marcha es un arte peligroso “Después de El Cairo, estuve en contacto con los chicos que se quedaron en el oficio, algunos fueron víctimas de abusos y violaciones. Algunos murieron”.

Desde entonces Jon Lee Anderson odia los Iphone, y los odia porque hace pensar a la gente que cualquiera puede ser periodista, y no cualquiera puede hacer periodismo.

“Twitter solo resume lo que tienes que decir, es una guía, pero nada trascendental”. Un tweet es como una señal de humo “es solo una llamada, una señal, así como lo hacían las tribus”, mientras que la crónica “es la madre de la narrativa”.

Foto: Mayra Guarneros

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La crónica es un arte que no debe desaparecer

–¿Eres una especie en peligro de extinción? –Cuestionó Javier Solórzano al cronista de The New Yorker, en una sesión de debate entre periodistas en el que el nombre del crónista se repitió como mantra.

Anderson respondió que de cualquier forma los cronistas que cuentan historias en el mismo tenor que él nunca han abundado, “somos unos 70 en todo el mundo”. Muchos de los corresponsales terminan abandonando el barco.

Las nuevas tecnologías, puntualizó, no representan un peligro significativo para el género que él desarrolla “mientras haya alguien que me quiera leer, hay un lugar para mi” dijo el autor de Los afganos aman las flores.

Además de que a través de un tweet o de una foto tomada con el teléfono celular no se cuenta una historia completa. Las historias de largo aliento de Anderson pretenden explicar el mundo consignando olores, sabores, texturas y sentimientos, “si se dejan de hacer crónicas, el periodista se convierte en un robot” dijo.

La crónica es un arte, sucede lo mismo que cuando se creyó que la fotografía desbancaría a la pintura o la televisión al radio, el periodista estadounidense explicó que sigue habiendo aspectos que la tecnología no podría sustituir, como esa parte de explicar un hecho con intenciones francas, por lo que no se puede condenar al periodismo a la inmediatez de un mensaje corto.

Explicó que quienes aman escribir historias y hacer periodismo narrativo seguirán haciéndolo de la misma forma, “mientras ustedes siguen embobados en sus pantallas”.

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