Susana Sánchez Sánchez

A quien le gusta el refresco (chesco, soda, gaseosa o como quiera llamarle) o lo ha probado en alguna ocasión, le cuento:

1)   La Alianza por la Salud Alimentaria hizo un comercial en el que explica algunos problemas de salud en México, a raíz de consumir refrescos, y se pone a favor del aumento del impuesto a las bebidas azucaradas.

2)   A diferencia de la publicidad de refrescos (o cualquier otra) que pone a cuadro a famosos cantantes, actores o deportistas  para posicionar “x” marca, es decir, que todo mundo la conozca y la consuma; en el comercial de Alianza por la Salud Alimentaria, aparecen médicos y nutriólogos informando de los problemas de salud que se han originado en México, a partir de la ingesta frecuente de refresco.

3)   El comercial sólo circula a través de las redes sociales, pues a decir de la Alianza por la Salud Alimentaria, las empresas Televisa, TvAzteca y TvMilenio se negaron a pasar el comercial.

4)   ¿Cuál es la bronca? No trasmitir el comercial informativo prosalud a través de las televisoras con mayor penetración en los hogares mexicanos y, por lo tanto, atentar contra el derecho de estar informado.

5)   De acuerdo con la Alianza por la Salud Alimentaria: “la propuesta de un impuesto a los refrescos ha sido recomendada para enfrentar la epidemia de obesidad y diabetes al gobierno mexicano por la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud, por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, por el Relator por el Derecho a la Alimentación de Naciones Unidas y por el Instituto Nacional de Salud Pública, entre otras instancias”. [1]

Las televisoras han sido sutiles al decirle NO al comercial de la Alianza por la Salud Alimentaria, bajo el argumento de que no hay espacio, y dudo mucho que cambien de opinión. ¿Quién muerde la mano a quien le da de comer? Los anunciantes son parte del soporte económico de las televisoras (y de los medios de comunicación en general). Quienes promocionan productos que, a la larga, provocan adicción, son los que más invierten en publicidad y, por lo tanto, suelen ser los anunciantes consentidos. Si alguna empresa que ofrece y publicita alimentos o bebidas llega a cometer alguna falta al promover un alimento que podría dañar la salud de una población, los medios de comunicación se lavan las manos, porque para eso está el reglamento y la Ley general de Salud en Materia de Publicidad. Los medios de comunicación sólo se rentan o se venden al mejor postor.

Sería novedoso que Televisa y TvAzteca, optaran  por transmitir cápsulas informativas pro-salud en forma de comerciales y sin afán de publicitar una marca; sin embargo no se han tentado el corazón y la inteligencia con los contenidos informativos y de entrenamiento, menos lo harán con la publicidad, algo de lo que son tan dependientes como muchos mexicanos de las televisoras.

Gran parte de la sociedad mexicana es adicta a las televisoras y a todo lo que ahí aparece. Televisa y TvAzteca con sus noticieros, programas de entrenamiento, novelas y con su publicidad, también han marcado modos de vida y hábitos de consumo complicadísimos de erradicar. Por ejemplo: ahí tiene a una gran parte de la sociedad que sataniza una manifestación, que se sabe lo último de la tvnovela o que en la comida, mientras ve la tele, se echa dos que tres vasitos con refresco, o el fin de semana ve el fut con su six de chelas.

¿El consumo frecuente de refresco puede provocar diabetes mellitus tipo 2, caries, descalcificación, sobrepeso, obesidad o problemas renales?  ¡Sí, por supuesto! Aunque creo, por desgracia, que muchos mexicanos lo saben, pero es difícil quitar los hábitos adictivos de consumo, es casi impensable echarse un taco, una torta, unas memelas o cualquier fritanga sin un chesco, hay que bajar  la comida y ¿ni modo de hacerlo con agua? ¡N’hombre, el agua oxida!

Entre los chescos el líquido negro es el más querido, unos lo compran hasta de dos litros para que rinda en la comida. El chesco es parte de la dieta diaria de muchos mexicanos, también es la salvación efímera de los niveles de presión, no falta quien viéndonos mareados antes de ir al médico nos recomienda echarnos unos tragos de un refresco de cola.

El chesco igual que la televisión abierta es parte de la dieta diaria de los mexicanos. Ambas cosas están en nuestro adn informativo y cultural. Ambas cosas, en algún momento, las hemos consumido, incluso muchas marcas de alimentos o bebidas  las conocemos o las consumimos gracias a la publicidad que pasan en la televisión. Podemos decir que nacimos y la televisión y publicidad de los chescos  (alcohol, tabaco, golosinas y comida chatarra) ya estaban ahí.

¿Cómo desintoxicar masivamente a una sociedad de un duopolio televisivo que desayuna, come y cena con ella y, además, la tienen amarrada de los ojos, el estómago y el cerebro?

Le propongo, en principio, ver el comercial de la Alianza por la salud Alimentaria, y luego que lo comparta con los más cercanos. De poquito en poquito, la desintoxicación se puede lograr.

Lado B

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