Lado B
"Les iban enseñando a otros cómo se hace un interrogatorio"
 
Por Lado B @ladobemx
12 de septiembre, 2013
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Imagen: http://cdn1.beeffco.com

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Amnistía Internacional (AI)

El 11 de septiembre de 1973, Augusto Pinochet tomó el poder en Chile por la fuerza. En los días siguientes al golpe de Estado militar, cientos de personas fueron detenidas y llevadas a los dos principales estadios de la capital, Santiago.

La primera vez que Lelia Pérez sintió la quemadura de la picana fue a manos de un soldado chileno. Tenía 16 años, era estudiante de secundaria y fue utilizada como conejillo de indias para que las fuerzas de seguridad de Pinochet perfeccionaran sus técnicas de tortura. Ni siquiera se molestaron en hacerle preguntas.

“Les iban enseñando a otros cómo se hace un interrogatorio, cómo se aplica la corriente, dónde, por cuánto tiempo. Les van explicando y uno está allí y le van aplicando corriente. Lo que yo primero siento en mi cuerpo es que esto no me está pasando. Tengo la impresión de que yo me miro a mí desde otro lugar. Fue brutal”, dice.

Lelia contó a Amnistía Internacional que la detuvieron junto con 10 compañeros de clase y que los llevaron al estadio Chile (llamado actualmente Víctor Jara porque el cantante estuvo detenido allí). Allí tenían a las personas detenidas en las tribunas, con las manos atadas, mientras los soldados les apuntaban continuamente con sus ametralladoras.

“Allí perdías la idea del tiempo porque las luces estaban constantemente prendidas. La única forma de saber si era de día o noche era cuando veíamos a los guardias comer”, dice.

Mientras los detenidos miraban, los soldados construyeron unas cabinas especiales. Allí fue donde se cometieron las peores torturas. Lelia pasó cinco días en el estadio Chile. Finalmente, la liberaron sin ninguna explicación, sacándola a la calle en mitad de la noche.

“Iba con ropa de otras personas que habíamos visto que habían asesinado. Nos dejan salir muy cerca del estadio y las pocas personas que había ahí se alejaban. Era el toque de queda, la calle del estadio estaba llena de prostíbulos. Y son las mujeres trabajadoras sexuales las que nos acogen a mí, me bañan, me prestan ropa. Entré de 16 años y salí de 60.”

Esos días de horror sólo fueron el principio de una larga e increíble historia que llevó a Lelia a algunas de las peores prisiones de Pinochet. Estuvo detenida tres veces en un periodo de dos años, y en cada una de esas ocasiones los soldados del brutal régimen de Pinochet la maltrataron y torturaron.

Continúe leyendo el artículo publicado por Amnistía Internacional en conmemoración de los 40 años del régimen de Augusto Pinochet, en el siguiente link.

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