Arturo Cravioto

@Chukarthur

Al presentar la Cátedra Alain Touraine, la académica de la Ibero Puebla, María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera, sentenció que la posglobalización ha llevando a la humanidad a un entorno de predación económica en la que se ha perdió la horizontalidad del respeto y reconocimiento mutuo.

Sin embargo aventuró que en dicho entorno de desigualdad, en el que la aldea global es un mito, porque ni las personas ni las mercancías transitan libre y armónicamente, hay esperanza y esta recae en el cambio de modelo de felicidad, uno alternativo al que promueve la cultura dominante.

Destacó que los temas de la Cátedra Alain Touraine de este año serán el análisis, desde múltiples puntos de vista, sobre las consecuencias que los intereses de las grandes corporaciones y el poder en general, han impuesto a las diversas sociedades del mundo contemporáneo, como son la desigualdad y la pobreza de las mayorías, para beneficio de una clase reducida que vive en los excesos y el consumo desenfrenado de bienes y recursos.

Indicó que, en esta fase histórica de la humanidad, el poder «se está reconfigurando como lógica de guerra y de depredación, porque los grandes protagonistas son corporaciones transnacionales que controlan la vida, el agua, la energía, la salud con la complicidad de gobiernos y redes globales que han generado la expulsión de la mayoría de la sociedad de los servicios y el consumo y esa es la nueva dinámica en la que nos encontramos».

En este entorno sólo una minoría muy reducida puede vivir los estilos de vida que suponen un alto consumo de agua, de energía con una gran producción de desechos; ello, a expensas de la mayoría de la humanidad, lo que ha propiciado «un desgarramiento que ha generado guerra y disputa por los recursos en los territorios y la exclusión de las poblaciones; hay ese desgarramiento que es un parte aguas civilizatorio que evidentemente está concentrando el poder en manos de grandes corporaciones privadas».

Y en esa tónica, explicó, es en la que nuestro país se debate el diseño de leyes de gran importancia como las reformas energéticas y de educación, donde, en contrapeso a los grupos políticos y económico, los sectores de la sociedad también han evolucionado paralelamente con las nuevas tecnologías y han encontrado los nichos para organizarse, expresarse y exigir que sean tomados en cuenta.

A pesar de esta modalidad político económica, indicó que existen posturas de científicos sociales que, si bien no son propiamente optimistas, sí tienen cierta esperanza en un cambio positivo hacia un modelo menos injusto de reproducción, por medio del cambio gradual del ideal de felicidad que impulsa la cultura dominante a través de los medios tradicionales de comunicación, como lo son los modelos de belleza y de posesión y acumulación de riquezas.

«Vivimos en un modelo imaginario de felicidad muy perverso y el optimismo oficial es que alcancemos eso que es inalcanzable; creo que estamos interpelados a descubrir de otra manera el ser felices, en una constante lucha por recobrar el equilibrio en esas relaciones de respeto horizontales, pero no esperar a quien sabe cuando para ser felices, ni esperar a que llegue una sociedad perfecta que no va allegar, pero ir en esa orientación y eso para mi es la esperanza».

Sobre la edición de este año de la Cátedra Alain Tourane, llamada «El poder hoy», informó que se llevará a cabo del 9 al 11 de octubre y tiene el objetivo de debatir para comprender el «nuevo territorio de las relaciones sociales» para identificar tanto los procesos de dominación como los espacios de libertad y construcción de contrapesos, así como los propios de reivindicación de diferencias para lograr reconocimientos recíprocos.