40 por ciento de los egresados de universidades no tienen trabajo

Reforzar programas de educación continua y legalizar contratos de primer empleo, entre las recomendaciones de Carlos Muñoz Izquierdo, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2012

Prensa Ibero Santa Fe

Cuando la preparación que los jóvenes mexicanos adquieren en las aulas universitarias es insuficiente para desempeñarse en una ocupación, se genera el problema conocido como “desempleo funcional” o “friccional”, que, según datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), contribuye al desempleo de 40 por ciento de los egresados, pudiendo afectar hasta a tres millones de jóvenes para 2020.

En el marco del Día Internacional de la Juventud, a celebrarse este 12 de agosto, el doctor Carlos Muñoz Izquierdo, investigador del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (Inide) de la Universidad Iberoamericana, señaló que el problema del desempleo funcional se debe a la combinación de los siguientes factores:

1) La insuficiente transparencia de los mercados laborales y el deficiente conocimiento de las características de los programas que imparten las instituciones de enseñanza superior, ya que en esas condiciones no es posible ofrecer a los jóvenes una buena orientación vocacional.

2) La lentitud con que tanto la demanda estudiantil como las respectivas ofertas curriculares de las IES responden a los cambios experimentados en el campo laboral, provocando la saturación de ciertas carreras, mientras que la demanda en otras licenciaturas es deficitaria.

3) La asincronía entre la velocidad de las actualizaciones en los programas de estudio y los cambios tecnológicos.

4) La escasez o deficiente difusión de los programas de educación continua.

Por ello, Muñoz Izquierdo, ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2012, recomendó las siguientes medidas para combatir el desempleo funcional en México:

1) Fortalecer la transparencia de los mercados de trabajo, por medio de instrumentos como el “observatorio laboral”, para establecer programas eficaces de orientación vocacional.

2) Aplicar programas de educación continua, que permitan “reciclar” a quienes son arrojados al desempleo como consecuencia de los cambios tecnológicos en las empresas.

3) Intensificar los programas de servicio social.

4) Promover los programas “sándwich” que alternan, en diferentes horas del día o periodos del año, la educación general con la capacitación para el trabajo.

5) Capacitar para el trabajo a los jóvenes que hayan abandonado el sistema educativo regular.

6) Promover las reformas legales necesarias para autorizar el aprendizaje de los jóvenes en los centros de trabajo, por medio de instrumentos jurídicos como los “contratos de primer empleo”.