Lado B
En Brasil, el sistema de salud padece sordera crónica
 
Por Lado B @ladobemx
20 de agosto, 2013
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Nathalia Mota Sardelli | Desinformémonos

Traducción: Brisa Araujo

São Paulo, Brasil. La salud va mal. Como una enfermedad autoinmune, el sistema repele a los responsables del buen funcionamiento de sus órganos. El país posee actualmente un déficit de 54 mil médicos, de acuerdo con datos del gobierno, y el problema es especialmente grave en las regiones marginadas, lejanas de las grandes ciudades. Los municipios muchas veces no tienen ningún médico que viva en las cercanías.

Tomada de desinformemonos.org/

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La precariedad se extiende como una metástasis en las grandes ciudades. Largas filas se forman diariamente y los pacientes esperan en el piso de los pasillos por atención o camas adecuadas. El Ministerio de Salud informa que el promedio de profesionales en el país es 1.8 médicos para cada mil habitantes, mientras el mismo promedio es de 2.4 en México, 3.2 en Argentina y seis en Cuba. Para disminuir este déficit, el gobierno federal hizo dos propuestas: la primera, traer médicos extranjeros para trabajar en las zonas más marginadas; la segunda, establecer como obligatorio el servicio social de dos años para que los nuevos médicos puedan recibir sus diplomas. Ambas propuestas encontraron baja aceptación en el sector médico.

Una de las quejas más comunes en los hospitales de São Paulo se refiere a la atención básica. Rosa Maria Rodrigues, administradora de empresas de 56 años, relata una decena de episodios de abandono profesional. “Creo que aquí no faltan médicos”, afirma, “¿sabe qué falta? Enfermeros, personas con la capacidad de darnos atención”.

Los esfuerzos del gobierno, por otro lado, provocan reacciones adversas. “El médico es otro enfermo”, dice Marjorie Arruda, estudiante del último período de medicina de la Facultad de Ciencias Médicas de la Santa Casa de São Paulo, y presidenta de la organización estudiantil del curso, en entrevista con Desinformémonos. Se quejan de remuneración inadecuada, retrasos en los pagos, malas condiciones de trabajo, insuficientes vacantes en los cursos de residencia y ausencia de un plan de carrera.

Los pacientes se quejan todavía más, cuando tienen condiciones para hacerlo. Les falta infraestructura básica, como aparatos – que muchas veces son muy antiguos o inexistentes -, instrumentos para el trabajo de médicos y enfermeros, camas y vacantes en los hospitales.

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