Lado B
“Campos del Seminario”, en riesgo por omisiones e intereses
Son la única área para hacer deporte para 16 colonias del sur de la ciudad
Por Lado B @ladobemx
05 de agosto, 2013
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Una de las últimas acciones como gobernador de Mario Marín fue revertir el decreto de expropiación del terreno de más de 6 hectáreas para que la propiedad regrese a manos de la familia Miguel Bojalil. Pero el ex mandatario no es el único involucrado en el asunto, ni Enrique Doger ni Blanca Alcalá durante su paso por la presidencia municipal hicieron gran cosa por volver al sitio un espacio deportivo municipalizado como estaba previsto.

 

Foto: @ladobemx

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Mely Arellano

@melyarel

Hay casa llena, un moreno barrigón toma su turno al bat, la señora que está sentada en una silla plegable de Tecate, y se cubre del méndigo sol de las 12 del día con una de esas sombrillas que regalan los candidatos en campaña, le echa porras mientras el entrenador le pide a gritos un hit y luego recomienda a los hombre en base: “y se pelan, se pelaaaaan”.

La bola viene de prisa y antes de que el moreno barrigón se dé cuenta, el ampáyer canta el primer strike. El entrenador mueve la cabeza y agacha la mirada. La señora de la silla plegable echa más porras, alguien más aplaude. Tras unos segundos la bola es lanzada de nuevo y en seguida cae el segundo strike. Un vendedor de bolis vaticina: “no va a poder”.

El moreno barrigón recarga el bat en su pierna y se limpia el sudor de las manos en su gran panza, luego se las sopla, recoge el bat, se acomoda en home y asiente. El pitcher, un joven no muy alto, hace su lanzamiento, el moreno barrigón abanica y la bola le pasa de largo. “Pinche gordooooo”, le grita el de primera base. El señor de los bolis se ríe y empuja su carrito hacia la cancha de al lado, donde otro juego acaba de empezar.

Dos canchas más allá, en una de futbol, también ha terminado el partido y el terreno es usado ahora por cinco niños de diferentes edades. El suyo es un juego sin reglas, el que tiene la pelota busca meter gol en cualquier portería mientras los demás corren atrás de él para intentar quitársela.

Es domingo y, como cada domingo en los más de 6 mil metros de los “Campos del Seminario” las familias se pasean, los niños se organizan en equipos o sólo se corretean por ahí, y los papás miran o participan en partidos de futbol o beisbol. Para muchos es una tradición de décadas.

Los “Campos del Seminario” son la única área deportiva para 16 colonias del sur de la ciudad de Puebla. Rodeados de urbanización y congestionadas avenidas se han transformado en una isla de esparcimiento para miles de personas. Algunas ligas, como la de beisbol Rosario Granjas del Sur juegan ahí desde hace unos 50 años, aunque fue al inicio de los sesenta cuando las 6 hectáreas se comenzaron a usar para hacer deporte.

En el 2004 los campos fueron expropiados por el ex presidente municipal Luis Paredes Moctezuma para uso común pero, en el último minuto de su gobierno, Mario Marín aprobó revertir la expropiación a favor de los hermanos Miguel Bojalil.

Desde ese 31 de enero del 2011 existe el riesgo inminente de perder los campos.

***

En mayo de 1952, la alemana María Scholtz viuda de Loose decidió vender el Rancho Xaxalpa, ubicado en lo que eran entonces las orillas del sur de la ciudad, dividido en 21 lotes. El lote 5, de más de 8 hectáreas (86,601.43m), lo compró Francisco García Torres por 1700 pesos.

En noviembre de 1960, Francisco García Torres le vende el lote 5 a José Luis García Flores, quien decide donarlo para la construcción del Seminario Palafoxiano que no se habría de realizar ahí por ser una zona que aún carecía de servicios; sin embargo, destinan el terreno para que los seminaristas hicieran ejercicio. De ahí que se les conozca como “Campos del Seminario”.

Luego la ciudad se hizo grande y al cabo de los años, cientos de calles y casas fueron envolviendo a los campos. Con todo, la plaga urbana se acostumbró a respetar ese enorme terreno y a usarlo para actividades deportivas.

Foto: @ladobemx

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Don Galdino es vecino de la Colonia Leobardo Coca y uno de los defensores de los campos, que todavía recuerda con cierta decepción las cascaritas que se echaba Mario Marín cuando era niño y vivía por el rumbo. Ahora le parece inexplicable que el ex gobernador no haya sentido ni tantita lástima cuando firmó la reversión de la expropiación que destina a la desaparición de los campos.

Fue en la sesión de Cabildo del 22 de abril del 2004 cuando el entonces síndico municipal Luis Armando Olmos Pineda propuso declarar la utilidad pública de los “Campos del Seminario” para su expropiación. Para esa fecha, ya se habían perdido más de tres hectáreas del lote 5, y quedaban sólo 62,350.85m de terreno. Ante los regidores, Olmos Pineda expuso los documentos en los que el Director de Desarrollo Urbano, Fernando Arizpe Bravo informaba que era “factible técnicamente” destinar “Equipamiento Urbano para la Recreación del Deporte al bien inmueble…”.

De acuerdo con el acta de Cabildo, en esa sesión se supo que los campos estaban valuados en 13 millones 280 mil 731 pesos y que varias personas –aunque no se especificaron nombres- aseguraban ser los propietarios. Pese a ello la declaratoria se aprobó y quedó asentada en el expediente expropiatorio E/55/04.

La declaratoria de utilidad pública establece que el predio sería “para instalar un campo deportivo, que permita la promoción y el impulso de actividades deportivas en el sur de la Ciudad de Puebla…”.

El viernes 28 de mayo del 2004 el decreto expropiatorio fue publicado en el Periódico Oficial del Estado, aunque nunca quedó claro quién o quiénes son los dueños de los campos, por lo que jamás se pagó la indemnización correspondiente.

En cuanto se concretó la expropiación aparecieron al menos seis supuestos propietarios que iniciaron juicios de amparo en contra del Ayuntamiento, entre ellos los hermanos Miguel Bojalil. Algunos demandantes intentaron acreditar la propiedad mediante juicios de usucapión.

Al trienio de Paredes le siguió el de Enrique Doger, quien no mostraría ningún interés por los campos, ni por los juicios que finalmente cobrarían mayor relevancia en la administración de Blanca Alcalá.

De hecho al final del gobierno del ex rector se construyó un fraccionamiento en una parte del  terreno de los campos que, a decir de los vecinos, es del sucesor de Doger en la BUAP: Enrique Agüera.

La omisión de Doger le explotó en los primeros meses a Alcalá, cuando en julio del 2008 Rosario Tamayo Mena ganó un juicio de usucapión y tomó posesión de una parte del predio –donde ahora hay instalaciones de la Upaep-, los vecinos cerraron por ocho horas el cruce de Avenida Las Torres con 16 de Septiembre.

En octubre del 2009, Román Lazcano “inauguró” algunas canchas en los campos, en un poco concurrido evento donde pichó una bola que jamás consiguió ser bateada por un niño. Ahí, en medio de porras de “¡A la bio, ala bao, Lazcano, Lazcano, ra, ra rá!”, prometió que defendería los campos y regaló balones.

De acuerdo con la Ley de Expropiación del estado, si al cabo de cinco años el bien expropiado no fue destinado “al fin que dio causa a la declaratoria, el afectado podrá reclamar la reversión del  bien”. Para octubre del 2009 ya se habían cumplido 5 años y 6 meses de la expropiación. Y si bien los campos seguían –y siguen- usándose para actividades deportivas, la redacción de la declaratoria le abría la puerta a la cómoda y sospechosa reversión que finalmente llegó un año y tres meses después.

El documento de reversión firmado por Mario Marín el último día de su gobierno a favor de los empresarios libaneses de apellido Miguel Bojalil, considera entre las pruebas presentadas por estos para acreditar la propiedad de los campos el instrumento notarial número 19,810. Se trata de una escritura de compra-venta de dos lotes del Rancho Xaxalpa, el 3 y el 5, cuyas medidas no coinciden con la lotificación original de 1952.

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