Gobierno ha apostado más por reducir percepción de inseguridad que por mostrar elementos concretos para combatirla: Erubiel Tirado

Prensa Ibero Santa Fe

Con enfoques eminentemente punitivos que atacan la oferta de drogas más que su demanda, el recrudecimiento de las estrategias y las acciones del gobierno mexicano contra el narcotráfico no han sido capaces de frenar su incremento, que en 2010 se reflejó en la generación de 1.7 millones de adictos a la cocaína en México, más de tres millones de dependientes a la mariguana y más de 367 mil a las anfetaminas.

Si bien existen elementos diferenciadores de la anterior administración, como la desaparición de la Secretaría de Seguridad Pública o la promoción de una visión más orientada a la prevención del delito, en el actual gobierno federal existen elementos de continuidad estructural que no son eficientes, señaló el maestro Erubiel Tirado, experto en seguridad pública de la Universidad Iberoamericana, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.

La actual administración sostiene, por un lado, el esquema de diseño operativo de un modelo policial que vulnera la definición federalista del Estado con tres niveles de gobierno obligados a coordinarse en materia de seguridad pública. Se trata de la aplicación del denominado “mando único policial”, que tiende a concentrar funciones y atribuciones en los estados y en el nivel federal, avasallando el nivel municipal, expresó el especialista, quien añadió que esta configuración operativa tiene características «más represivas que preventivas».

Por otro lado, se ha planteado la conformación de una fuerza policial intermedia bajo la figura de la Gendarmería Nacional, cuyo origen es militar (con 10 mil elementos del Ejército y la Marina, el doble de su precedente a fines del siglo anterior). Esta formulación y la experiencia no son nuevas en el ámbito mexicano si se tiene en cuenta la creación de la hoy extinta Policía Federal Preventiva, cuyo origen también fue castrense, precisó el académico de la Ibero, institución que celebra siete décadas de existencia.

Para el coordinador del Diplomado Seguridad Pública en México: Análisis y Prospectiva, a la luz de las características de la problemática del narcotráfico, parte importante de la respuesta del nuevo gobierno muestra que ha apostado más a disminuir la percepción social de inseguridad que a mostrar elementos concretos de su nueva acción contra el fenómeno.

De esta forma, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto corre el riesgo de transitar sobre fórmulas modificadas que, en esencia, ya han fracasado y pueden contribuir a agudizar la fragilidad del Estado en materia de seguridad. Por ello, el reto del gobierno es mostrar, más allá de su pragmatismo político, una diferencia estructural y no sólo discursiva que le dé una visión real de Estado a la forma en que se enfrentan los problemas del narcotráfico y la inseguridad en México, subrayó el experto.