Amira George

[dropcap type=»1″]D[/dropcap]esde hace ya algunas décadas a la televisión se le ha bautizado como “la caja idiota”, esa que convierte en zombies a las personas con producciones baratas, sin trama, sin sentido y meramente banales.

Un ejemplo de esta enajenación de las personas por medio de los programas televisivos son los reality shows, los cuales generan en los espectadores mayor interés en los problemas de completos desconocidos encerrados en una casa que en los propios.

El mayor ejemplo de esto es Big Brother, un programa que sarcásticamente tomó una referencia de George Orwell para referirse a una vigilancia constante de los movimientos de las personas que forman parte del programa –el cual es un nombre bastante acertado considerando la trama de 1984-.

Ahora bien, ¿qué sucede si en realidad la gente que ve Big Brother, y bueno, en general la población de un país se vuelve zombie y los únicos que hasta cierto punto sobreviven son los zombies que viven dentro de la casa del reality show?

Esta es la premisa de la mini serie inglesa Deadeset, la cual salió al aire en 2008 y que fue creada por Charlie Brooker, quien entre sus múltiples cualidades es periodista, cómico, escritor, productor de televisión y un largo etcétera. Dentro de sus creaciones televisivas se encuentra el programa Black Mirror, el cual sigue un poco la línea de The Twilight Zone, y del cual hablaré en una entrega posterior.

Es la noche de la expulsión de la casa de Big Brother. Afuera del set hay los miles de fans-zombies que esperan recibir al más reciente rechazado del programa, cuando de pronto un zombie-zombie llega y empieza el caos.

Mientras los chicos de la casa celebran haber sobrevivido el proceso de expulsión, afuera la gente corre, se empujan, se comen entre ellos. Dentro del caos sobrevive una de las chicas de la producción, quien es la que revela la buena nueva a los participantes del concurso.

Como normalmente pasa en las visiones post-apocalípticas, en esta se ve la naturaleza de las personas, los que están hechos para liderar, los que están hechos para llevar la contraria, y los que siempre encontrarán la forma de joder aún más las cosas.

Si algo debo reconocer es que me gusta la escuela de los zombies estilo Inglaterra, los que corren, los que son violentos, los que son enojones, un poco como mi familia pues. A diferencia de los muertos vivientes que normalmente salen en las producciones norteamericanas, los cuales se arrastran sin dirección, los zombies ingleses estarán muertos, pero no lentos.

La serie cuenta de tan sólo cinco capítulos, uno de 45 minutos y los demás de 25, por lo que si uno es un obsesivo de los muertos vivientes esta es una película un poco larga que te puedes echar de una sentada y te quedas con ganas de más, mucho más.

El final de la serie es una maravilla, la cual no spoilearé, sólo mencionaré que esa toma de zombies viendo zombies en la televisión no varía mucho de lo que es una persona viendo un reality show.

Una vez más, los ingleses nos dejan una verdadera muestra de humor negro, sarcasmo, crítica social y, por qué no, un poco de viseras de por medio.