Lado B
Dormidos de cucharita, mueren dos hace 250 millones de años
 
Por Lado B @ladobemx
30 de junio, 2013
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Cucharita

Imagen que muestra la parte superior de la imagen en 3D de los esqueletos dentro de la madriguera. El reptil mamiferoide (Thrinaxodon liorhinus), en café, está recostado sobre su regazo. El anfibio (Broomistega putterilli), en gris, tiene el lomo en el piso. Tomada del artículo original.

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Eres un anfibio del género Broomistega con algunas costillas rotas. Estás cansado, sumamente adolorido y buscas protegerte. Entonces encuentras una madriguera. Te metes, pero resulta que está ocupada por un terápsido (reptiles mamiferoides, ancestros de los mamíferos) del género Thrinaxodon. De repente, eres un fósil que quedó atrapado en un abrazo infinito con el terápsido a causa de una inundación sorpresiva. 

Este es el primer registro de un anfibio en una madriguera, encontrada en roca sedimentaria en Sudáfrica por investigadores de este país, así como de Australia y Francia; ellos escanearon con rayos X la madriguera fosilizada del Periodo Triásico. La presencia del anfibio intruso implica que el terápsido toleró su presencia, aunque el registro fósil indica que el reptil mamiferoide estaba en estado de estivación (periodo de inactividad) ya que se han observado muchos de estos animales en postura acurrucada. De hecho, los investigadores sugieren que el comportamiento de hacer madrigueras y tener periodos de inactividad fue crucial para que los ancestros de los mamíferos sobrevivieran a la extinción masiva del Pérmico-Triásico (hace 250 millones de años), misma que se llevó al 96% de las especies marinas y al 70% de los vertebrados terrestres, entre ellos los dinosaurios.

Cuando los investigadores vieron los dos esqueletos diferentes, comenzaron a pensar en las razones por las que compartían ese espacio. La primera posibilidad era la interacción presa-predador, sin embargo no encontraron marcas de heridas causadas por dientes en los esqueletos. Cuando inspeccionaron las costillas rotas del terápsido, observaron que éstas se estaban sanando, así que simplemente se trataba de un animal lastimado buscando protección, pero no fue dañado por el reptil mamiferoide.

Gracias a la nueva tecnología, los investigadores fueron capaces de visualizar los contenidos de la madriguera, lo que permite conocer la anatomía, la ecología y la biología de los antiguos tetrápodos.

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Fuente:

Artículo originalNota de Eurekalert!

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