Lado B
#Yosoy132: una año "del grito de la indignación" estudiantil
 
Por Lado B @ladobemx
13 de mayo, 2013
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Bajo la consigna de “¡Atenco no se Olvida!”, miles de estudiantes despedían  al entonces candidato a la presidencia de la República por la coalición Compromiso por México, Enrique Peña Nieto. Fue el 11 de mayo 2012 cuando resurgía la voz de los estudiantes, particularmente de la Ibero Santa Fe, pero que en próximos días engendraría uno de los movimientos que actualmente puede significar un contrapeso a los poderes establecidos, así como al de los medios de comunicación, nacía #Yosoy132.

 Un año ha pasado desde el surgimiento de este colectivo de estudiantes al que no se le ha olvidado aquella primera vez en la que confrontaron con consignas al entonces candidato del Revolucionario Institucional y Verde Ecologista. Ha sido  concepto que despertó a la juventud mexicana, ampliamente cuestionada por no participar en la vida política del país y mantenerse a la expectativa durante varios años. Su génesis hizo contrapeso en las pasadas elecciones presidenciales, brindando a un sector de la población –principalmente estudiantes universitarios- una vía para manifestarse sobre el proceso electoral –la imposición de un candidato-, así como la falta de democratización de los grandes medios de información.

 “No olvidamos y gritaremos hoy y siempre: ¡Somos 132!”, se escuchó este sábado en La Estela de Luz, monumento que la anterior administración construyó y que se ha mantenido bajo la crítica por su costo y funcionalidad. El aniversario del movimiento social  #Yosoy132 continúa recordándoles al gobierno y autoridades que “el grito de la indignación” continúa presente. En las siguientes líneas el comunicado emitido este sábado.

#YoSoy132

Nuestro Aniversario

Hace un año la rebeldía se asomó donde pocos lo esperaban, dentro de los muros de la Universidad Iberoamericana, en un auditorio abarrotado por jóvenes, se escuchó un grito que se extendió por todo el país y rebasó nuestras fronteras; era el grito de la indignación de aquellos que no aceptaban que el poder manipulara nuestras conciencias ni que se condenara nuestra memoria al olvido.

Para ese momento la clase política en alianza con los poderes fácticos, confiando en sus mecanismos de coerción, ya celebraban el triunfo de su candidato, para ellos todo estaba dicho y el regreso del PRI se daría sin oposición, pero para los jóvenes mexicanos el 11 de mayo dio inicio una nueva forma de participación política, que enmarcada en la creatividad logró irrumpir en la fiesta del poder.

Al grito de #másde131 sumamos el de #YoSoy132 y nos dimos cuenta que no estábamos solos, que éramos todos, que en unidad representamos la colectividad de nuestra rabia, somos todos los que compartimos un twitt, los que se llevaron un sticker, los que marchamos, los que nos organizaron, y somos todos aquellos que caminando codo a codo  sumamos esfuerzos para construir este movimiento, somos todos los que hemos querido arder y los que todos juntos, desde ese momento, hemos querido iluminar esta oscuridad.

En unos cuantos días volvimos a creer en nosotros mismos y, junto con una buena parte de la sociedad, caminamos para evidenciar que el regreso del  PRI también significaba la reinstauración  del régimen de la ignominia y la cerrazón, de los corruptos, los represores, de los asesinos, de los que manipulan la información, de los que lucran con el hambre y la miseria que ellos mismos crearon.

Nuestra voz no podía ser escuchada por un régimen en donde todos los partidos se habían vuelto iguales al PRI, en el que las instituciones ciegas y sordas habían condenado a la sociedad a una democracia que sólo existe en los discursos. Miles salimos a la calle, de todos los gritos construimos una sola voz, de todos los pasos una sola ruta, de nuestra creatividad una nueva propuesta de futuro.

Nos organizamos para construir otra forma de hacer política, en contraste con las formas verticales y corporativas que caracterizan al poder, nosotros reivindicamos la autonomía y la democracia. Nos definimos como un movimiento apartidista, antineoliberal y pacífico. Construimos cientos de asambleas dentro y fuera del país, en donde discutimos y decidimos de manera abierta, respetando a todas las posiciones y reconociendo la pluralidad de nuestro movimiento; celebramos encuentros amplios y masivos, como la Primer Asamblea Interuniversitaria en las Islas  y el Encuentro Nacional Estudiantil en Huexca. Además, participamos en distintos espacios de articulación con otras organizaciones y movimientos sociales, pues desde el inicio entendimos que la transformación del país era una tarea de todos y que necesitábamos articularnos con la sociedad.

Nos organizamos para realizar acciones que por su creatividad y alegría generaron simpatía y apoyo del pueblo. En tan sólo unas semanas y con pocos recursos, sentamos a los candidatos en un tercer debate presidencial, el primero en que fue la sociedad quien los cuestionó, quebrando el monólogo al que estaban acostumbrados. También increpamos a los grandes poderes económicos y mediáticos que hacían de la parafernalia electoral una simple simulación de democracia. Cercamos Televisa, en un ejercicio de audacia para reivindicar nuestro derecho a la información, y frente a la provocación de los medios y el Estado demostramos que nuestra lucha es pacífica. Además realizamos un análisis profundo del estado en el que se encuentra nuestra sociedad, en el Contrainforme señalamos el desastre al que Felipe Calderón y los gobiernos neoliberales nos han conducido. En nuestro programa de lucha planteamos grandes ejes para transformar al país: medios democráticos, educación para todos, fin del modelo neoliberal, respeto a los derechos de los migrantes, una cultura de la diversidad, salud, paz, democracia auténtica.

El 2 de octubre después de muchos años organizamos una gran jornada de lucha contra la Reforma Laboral que incluyó un Paro Nacional Estudiantil. Frente a la imposición, el 1º de diciembre  salimos a manifestarnos y la respuesta del Estado fue, de nuevo, la represión. El gobierno pensó que con botas militares, con balas de goma, con gases lacrimogenos y manipulación mediática infundiría miedo sobre nosotros, pero se equivocó. No sólo volvimos a salir a las calles, sino que conseguimos, junto con la sociedad civil, que nuestros compañeros, detenidos arbitrariamente, salieran de la cárcel y no descansaremos hasta lograr su absoluta libertad.

Hoy, cuando el PRI y el autoritarismo avanzan, cuando la represión se cierne sobre los movimientos sociales, nos encontramos una vez más, aquí donde empezó todo, y unimos de nuevo nuestra voz en el mismo grito que nos unió entonces. Hoy decidimos seguir siendo los protagonistas de nuestra historia. Esa historia que hemos escrito durante este año pero también aquella que nos viene de lejos, de la que somos herederos. Por eso repetimos las mismas palabras que en “las Islas” de Ciudad Universitaria nos dieron sentido:

 “El Estado ha contado ya su historia, el silencio nos quiere dotar de olvido; ese silencio hoy lo rompemos para recuperar la historia nuestra historia la historia de todos los mexicanos, esa historia de la cual somos partícipes, herederos y continuidad. No olvidamos los esfuerzos y las luchas de movimientos obreros y campesinos, el Magonismo, el Villismo, el Zapatismo, el movimiento ferrocarrilero y el movimiento médico, no olvidamos los movimientos trascendentes de nuestra historia, la expropiación petrolera, la lucha por la educación gratuita, la lucha por la autonomía universitaria, la insurrección social armada en los años 70. No olvidamos los procesos estudiantiles, la defensa de los albergues del Instituto Politécnico Nacional en el 58, los movimientos estudiantiles de Tlatelolco en el 68 y el jueves de corpus en el 71, no olvidamos tampoco la guerra sucia y sus desparecidos, no olvidamos a los presos políticos, la huelgas universitarias del 86 y 99.

México tus hijos te estamos diciendo esto, somos herederos de los fraudes electorales del 88, del 2006, de las crisis económicas del 82, 94 y 2008, somos herederos del levantamiento armado del zapatismo y de las luchas por la autonomía de los pueblos indios.

Somos herederos de las masacres de Aguas Blancas, Acteal, el Bosque y el Charco y  los impunes feminicidios de Ciudad Juárez y  el Estado de México.

Hemos de alzar nuestra voz en este momento y decir sí, somos herederos de las  represiones en Atenco, Oaxaca y Ayotzinapa.

El movimiento #YoSoy132 somos nosotros.

Somos la demostración de la rabia e indignación de los niños muertos en la guardería ABC, somos Wirikuta, somos Cheran, somos Copala, somos los Rarámuris muertos, somos la indignación ante 90,000 mil muertos.

Toda esa historia hoy la reivindicamos y la revivimos, la revivimos en  el vendaval de este movimiento. Hoy decidimos y decimos ser 132, no olvidamos y gritaremos desde nuestra conciencia hoy y siempre somos 132”.

#YoSoy132

11 de mayo de 2013

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