Lado B
Una de princesas, brujas y finales no tan felices: Once Upon a Time
Por Lado B @ladobemx
09 de mayo, 2013
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Once upon a time2

Amira George

Todas las mujeres crecimos creyéndonos princesas. Aunque las más feministas lo nieguen y me consideren una ilusa, es la verdad. Por mucho que hoy en día seamos liberales, no creamos en los finales felices y las cursilerías rosas nos revuelvan el estómago, cuando éramos pequeñas no teníamos control de la ropa que nos compraban nuestros padres, los juguetes que nos regalaban y, peor, las caricaturas que nos ponían.

De esta manera, crecimos viendo a Blancanieves, Cenicienta, Bella, Aurora y muchas otras chicas inocentes y virginales -y en muchos casos, inútiles- ser rescatadas por sus respectivos príncipes y ser felices ever after.

Con el paso de los años, mientras la ilusión que Disney intentó meterme en la cabeza se esfumaba con cada desencuentro amoroso, en lo personal no podía evitar pensar qué pasaría si el Prince Charming no encontraba a su princesa, y pues, Once Upon A Time parece ser la muestra de que no era la única loquita y amargada que pensaba eso.

Imagina que la bruja mala gana. Que al fin logra separar a la princesa de su eterno amor, y quien incluso ni siquiera recuerda haberlo conocido.

Esta es la idea de la serie, al menos en su primera temporada. Después de muchas derrotas la Reina Mala -en este caso la madrastra de Blancanieves- logra conjurar una maldición con la cual todos los personajes de los cuentos de hadas acaban en un lugar horrible: el mundo real.

Todos son enviados a un pueblo llamado Storybrooke, sin recuerdos de sus vidas pasadas, por lo que a pesar de estar tan cerca de la gente que quieren no pueden recordarlos, congelados en el tiempo sin envejecer. Así pasan más de 27 años, hasta que aparece Emma, una joven que llega al pueblo por azares del destino -no pienso spoilear nada para los que no saben mucho de la serie- y tiene la misión de ayudarlos a todos a recuperar sus memorias.

Eso es sólo la primera temporada, en la que conocemos a Blancanieves, el Prince Charming -quien en ocasiones es más inútil que las princesas con las que crecimos-, Rumpelstiltskin -quien por cierto es interpretado por Robert Carlyle, y es un personaje digno de odiar y amar a la vez-, a la Reina Mala, Caperucita Roja y un largo etcétera.

GarfioLa historia da un giro interesante para la segunda temporada, nos siguen presentando personajes del mundo mágico en el nuestro, como el Capitán Garfio que nunca, NUNCA, se había visto tan bien, pero repito, no pienso spoilearle la trama a nadie.

La serie fue creada por Edward Kitsis y Adam Horowitz, escritores detrás de Lost; la tradición de estos dos escritores se ve en el formato en el que se narra la historia, pues tenemos a un grupo de personajes encerrados en un sólo espacio -en este caso el pueblo Storybooke- del cual no pueden salir, y los espectadores nos vamos enterando del pasado de cada uno de los habitantes de este poblado por medio de flashbacks de sus vidas en el Bosque Encantado.

Si bien en ocasiones la historia cae en clichés y temas un tanto cursis, es interesante ver este juego con los personajes de cuentos de hadas, como los buenos no son tan buenos, y los príncipes no son tan inteligentes -fucking Charming- como uno lo espera.

Este domingo se estrena en Estados Unidos el final de la segunda temporada, sin embargo hasta la fecha no se ha confirmado si la ABC se aventurará a sacar la tercera, porque como nos ha demostrado en ocasiones anteriores esta cadena, los conceptos novedosos no son lo suyo.

Once upon a time

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