Lado B
Todo inició en Huimanguillo, "nos íbamos todos los días a la vía"
Rubén Figueroa, luchando por una #MigraciónLibreDeViolencia
Por Lado B @ladobemx
29 de mayo, 2013
Comparte
  • Cada día, hombres, mujeres, niños y niñas centro y sudamericanos, se montan sobre La Bestia, la ruta del tren que va de la frontera sur de México a Estados Unidos, con la esperanza de lograr el American Dream
Foto: Rubén Figueroa.

Foto: Rubén Figueroa.

Xavier Rosas

@wachangel

“Nos íbamos todos los días a la vía y ahí esperábamos por largas horas  a los migrantes que pasaran”, recuerda el activista y defensor de derechos humanos, Rubén Figueroa.

Cada día, hombres, mujeres, niños y niñas centro y sudamericanos, se montan sobre La Bestia, la ruta del tren que va de la frontera sur de México a Estados Unidos, con la esperanza de lograr el American Dream. Las largas distancias recorridas a través del país, conllevan grandes riesgos que enfrentan los alrededor  de mil migrantes que día a día abordan el tren.

La Misión de Observación por una #MigraciónLibreDeViolencia concluyó este martes en Tenosique, Tabasco. Desde su inicio en Orizaba, Veracruz, la caravana de activistas y defensores de derechos humanos como el padre Fray Tomás González del Albergue La 72, Elvira Arellano del la organización Familia Latina Unida, así como de organizaciones como Movimiento Migrante Mesoamericano, fueron recabando testimonios de las violaciones de DH y violencia que experimentan las personas en situación irregular en el país.

Sin embargo, durante el paso de la Misión de Observación, la visita a la Estación Chontalpa en el municipio de Huimanguillo,  Tabasco, fue un sitio particular para uno de los integrantes de la caravana. Aunado a que en este municipio se encuentra uno de los  focos rojos de la ruta migratoria,  fue allí  donde Rubén Figueroa iniciaría su labor como defensor de derechos humanos.

Foto: wachangel

Foto: wachangel

Pocas oportunidades en Huimanguillo

“Nosotros lo que hacíamos era reunirnos todas las mañanas con mis amigos. Jóvenes que de una manera u otra manera algunos estudiaban, otros no, otros eran desempleados. Jóvenes que no tenían oportunidades en la comunidad. Nos juntábamos todas las mañanas, ya habíamos encontrado un motivo: el cómo ser útiles”.

Al igual que las carencias que llevan a los migrantes centro y sudamericanos a iniciar la travesía hacia Estados Unidos, la situación a la que se enfrentaban Rubén y sus compañeros, así como un amplio sector de la población en el municipio de Huimanguillo, eran y continúan siendo compartidas con la población migrante.

De acuerdo a datos del Informe de Pobreza y Evaluación en el Estado de Tabasco 2012 del Coneval, en 2010 dicho estado se ubicaba entre las diez entidades con mayor pobreza en México. Huimanguillo es el cuarto municipio con mayor porcentaje de población en situación de pobreza (69.9%) y el segundo en pobreza extrema (23.7%).

Regresando de EU con otra mirada

A la edad de 16 años Rubén Figueroa emigró a los Estados Unidos. La falta de oportunidades y las condiciones e pobreza en Huimanguillo lo llevaron a dejar su hogar. Fue ahí donde conoció a muchos de los que se les conoce como “sin papeles”, quienes cómo él se habían visto forzados a emigrar y perder “años de vida al lado de  sus familias”.

 “Conviví con los migrantes de todas partes del mundo, pero sobre todo con los Centroamericanos. Reí, lloré al lado de ellos, entendí, escuché qué estaba pasando con ellos cuando transitaban por mi país, y después de 5 años uno logra comprender a América Latina desde otra perspectiva”, relata.

Luego de su estancia como indocumentado en Estados Unidos, Rubén Figueroa regresó a casa. Fue en el municipio de Huimanguillo donde, junto con su madre y sus amigos, formaron un grupo para llevar un poco de comida a los migrantes que encontraran en las cercanías de las vías del tren.

“Mi mamá era la que hacía los alimentos, tanto para nosotros como para los migrantes. Nos íbamos todos los días a la vía. Eran pocos –los migrantes-, pero la comunidad a lo largo del tiempo, empezó a saber lo que hacíamos y empezó a mandar a los migrantes a la casa”, recuerda.

Con el paso del tiempo su labor se fue expandiendo en la comunidad. En palabras del defensor de derechos humanos “estábamos concientizando a las personas, y ya decían –vayan a casa de Rubén, y junto con su mamá y sus amigos los están ayudando, les dan dónde descansar, asearse y algo de alimento-“.

“Nosotros ayudábamos con lo que podíamos. Éramos jóvenes que no estábamos capacitados, pero que sabíamos que si le seguíamos entrando nos íbamos a ir formando”, recuerda.

La ayuda que Rubén, su madre y sus amigos brindaban a los migrantes centro y sudamericanos que encontraban en las vías no era suficiente, recuerda; fue por ello que buscaron a una organización local que se dedicaba a la promoción de la defensa de los derechos humanos, “nos dieron una pequeña capacitación para decirnos cuáles eran nuestros derechos y cuáles eran los derechos de los migrantes porque ya empezábamos a tener roces con la policía, me entiendes, con policías que de una forma u otra asaltaban a los migrantes  y nosotros nos encarábamos, o la policía que a nosotros nos acechaba porque tenía la intención de acusarnos de ser polleros, cuando éramos un grupo de jóvenes que estábamos haciendo una labor humanitaria”.

Y agrega: “a lo largo de los meses que iban pasando, nosotros íbamos capacitándonos más, íbamos teniendo mayor interacción con la población, sobre todo con la gente de la colonia, que cada vez que llegaba un grupo de migrantes la gente de la colonia se acercaba a donar la comida del día, la ropa que menos usaban, aunque era  gente pobre que vive en esas comunidades. Es decir, ellos estaban contribuyendo en hacer un trabajo que fuera de utilidad para estas personas  que había sido obligadas a salir de sus países”.

Seguridad: prioridad del grupo

Rubén Figueroa relata que formaron una especie de grupo de autodefensa: “todas las noches se quedaban a cuidar a dos o tres migrantes o a la familia que llegara de migrantes; se quedaban toda la noche por miedo a la policía municipal”

 Sin embargo, su labor también conllevaba ciertos riesgos no sólo con las autoridades, sino con grupos delictivos de la zona: “se incrementa la violencia muy fuerte hacia los migrantes, una violencia de secuestros. Cuando se empezaron a dar éstos de forma masiva, y empiezan a llegar las amenazas, nosotros teníamos mucho miedo, pero a la vez empezamos a tener una pequeña visibilización sobre el trabajo que estábamos haciendo.  Ahí fue cuando Amnistía Internacional se acercó a nosotros, a través de una nota periodística que hizo una persona que conocimos que nos mandó a un periodista, y que publicó el trabajo que hacíamos”.

Sin embargo, el grupo con el que iniciaría Rubén Figueroa su labor como defensor de derechos humanos enfrentaría la realidad de su municipio: la falta de oportunidades y la pobreza.

“El grupo con el que empezamos a trabajar tuvo que migrar. Muchos se fueron a la Riviera Maya a hacer un trabajo allá de obreros. Algunos se fueron a los estados del norte y otros se fueron a Estados Unidos. Es que somos una de las comunidades más pobres”.

A pesar que aquel grupo dejó de funcionar, hoy en día la madre de Rubén Figueroa continúa ayudando a los migrantes centro y sudamericanos que llegan a su casa.

“Mi madre todavía continúa apoyando a algunos migrantes, con algunas retenciones por la cuestión de la seguridad a ellos y al crimen organizado. Ahora se encuentra sola, prácticamente con dos o tres personas que, cuando llegan los migrantes, los pueden ayudar, pero con perfil más bajo por la seguridad”.

Foto: Rubén Figueroa.

Foto: Rubén Figueroa.

Nuevos horizontes…

El acercamiento con Amnistía Internacional, así como con organizaciones nacionales de defensa de derechos humanos, llevarían a Rubén Figueroa a realizar un trabajo regional y salir de Huimanguillo.

“Pertenezco a Movimiento Migrante Mesoamericano, continuamos colaborando con Amnistía Internacional y ellos continúan apoyando nuestro trabajo, defendiendo también a nosotros como defensores a través de sus miembros alrededor del mundo con acciones urgentes, con firmas, con cartas, que nos ha ayudado la verdad que muchísimo en nuestro trabajo a disminuir las amenazas”.

Y agrega: “continúo haciendo un trabajo de activismo más regional. Colaboro en este caso con el Albergue La 72 que dirige Fray Tomás González. Hemos hecho acciones muy fuertes de muchas denuncias, estamos haciendo un trabajo de defensa de derechos humanos prácticamente defendiendo la vida de estas personas en la zona, enfrentándonos cuerpo a cuerpo con bandas del crimen organizado, continuamos denunciando lo que la autoridad está haciendo contra los migrantes y trabajando para cambiar la situación que están enfrentando ellos”.

Luego de más de 7 años de trabajo como defensor de derechos humanos, Rubén Figueroa reconoce que su labor “no sólo queda en dar un plato de comida a un migrante, va mas allá”.

“Nuestro objetivo, es que los migrantes puedan transitar de forma documentada, que exista una migración fuera de violencia, que se respete el derecho de libre tránsito pero a menara de ley, que sea reconocido el derecho de libre tránsito y que existan leyes que lleven a que las personas, ya sean centroamericanos o sudamericanos, entren al país y se les otorgue documentos a través de sus pasaportes, como nosotros lo hacemos cuando vamos a Centroamérica”.

Y agrega: “hoy día hacemos un trabajo a nivel regional. Se ha avanzado, se ha logrado tener también contactos, la solidaridad de ciertos grupos como los medios de comunicación, periodistas más que todo, con medios alternativos que hoy en día han tocado el tema de los migrantes, porque es de sumo interés, ya que hay inquietud e interés en nuestras luchas”.

La Misión de Observación

Este martes se realizó una reunión con los legisladores Mariana Gómez del Campo, Layda Sansores, Zoe Robledo, Adán Augusto López y Humberto Mayans, a quienes se les entregó un documento con los testimonios de extorsión, asalto y secuestros, así como datos de la desaparición de migrantes en los límites territoriales de Tabasco y Veracruz.

Movimiento Migrante Mesoamericano demandó a los senadores que integran las comisiones de Asuntos Frontera Sur, Asuntos Migratorios, Derechos Humanos y Población, que se replanté la política migratoria con miras a que se salvaguarden los derechos humanos y se disminuya la  violencia contra los indocumentados en el sureste mexicano.

Por su parte, Fray Tomás González aseguró que hechos como el ocurrido recientemente en la comunidad de Cosoleacaque, Veracruz, o el de San Fernando, Tamaulipas, se repiten continuamente en la frontera sur del país; sin embargo, el miedo de los inmigrantes, la corrupción de las autoridades y la impunidad del crimen organizado han hecho que estos hechos queden en el silencio, dio a conocer Proceso.

Cabe recordar que en una entrevista previa, Rubén Figueroa consideró que es necesario “ampliar el tema –migratoria- a través de un trabajo de investigación serio, humano y equilibrar esta parte de no solamente la tragedia, sino qué es lo que está pasando a fondo y qué es lo que se necesita a fondo en esto”.

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion