Héctor Rodrigo

@HectorRodrigo

Las ciudades necesitan de administradores visionarios que entiendan el patrimonio como un bien preciado que debe cuidarse, promoverse y acompañarse de modernidad.

Puebla es una de las ciudades con mayor crecimiento poblacional y económico en los últimos años, y lo seguirá siendo en el corto plazo. La inseguridad en muchas regiones importantes del norte y occidente, la ventana de oportunidad para los vecinos del sur y sureste del país y el desarrollo que está teniendo nuestra zona metropolitana, son razones suficientes por las que Puebla es atractiva para hacer vida.

Es una gran responsabilidad para los que la habitamos quitarnos el mote de «pipopes», que en mi percepción ha ido desvaneciéndose entre mayor convivencia con los nuevos habitantes de múltiples procedencias. Realmente damos la bienvenida a quienes van llegando a sumar su talento, sus buenas costumbres y su trabajo. Lo que aún no se nos quita es la improvisación en el desarrollo de la urbe, y esto muchísimo más importante que el apodo.

Es imprescindible que los administradores de lo público piensen en la calidad de vida presente, pero sobre todo la del futuro. Ya no debe permitirse la explotación de predios a placer de quien paga, no más servicios públicos antiecológicos, no más extensión territorial por capricho de empresarios o grupos campesinos. Se requiere ordenamiento y cumplimiento de la ley.

El Alcalde que queremos es aquel que se va a comprometer, no solo prometer, a resolver con los ayuntamientos conurbados el conflicto de los límites territoriales. Eso es de lo más trascendente para dar orden y sostenimiento a los servicios públicos de un alto porcentaje de los que poblamos Puebla y sus alrededores.

Hay que proyectar la ciudad con quien la vive, sería deseable, sería increíble construir un modelo verdaderamente ciudadano de participación en las decisiones públicas como ya existe en otras ciudades latinoamericanas. En los habitantes pueden caer muchas responsabilidades que los Ayuntamientos no pueden darse abasto por presupuesto, por facultades o porque su tiempo en el gobierno es limitado. 

Los ciudadanos pueden sumarse a reducir la incidencia delictiva. Los ocupantes de la vía pública son los responsables de hacer ésta una más ordenada y limpia. Los usuarios del transporte son quienes lo conocen a profundidad y saben sus carencias. Los consumidores de los servicios públicos son los que pueden ayudar a mejorarlos. Etcétera.

Los gobernantes van y vienen, los habitantes de la ciudad permanecemos y heredamos las consecuencias de sus decisiones. ¡Levantemos la mano para colaborar con quien quede a cargo de nuestra querida Puebla!

* Ciudadano poblano por nacimiento, crecimiento y convicción. Mi profesión es la vinculación.

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