El conflicto en Siria es extremadamente intenso. La violencia que se vive al interior del país, así como la insuficiente ayuda que puede llegar a los campos de refugiados en Líbano, Turquía, entre otros, recrudecen las condiciones sociales.
Se estima que 6.8 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, y que aproximadamente 1.4 millones de sirios han huido a países que ya están al límite de su capacidad de respuesta humanitaria
Más de dos años han transcurrido desde que el conflicto dio inicio y no sólo ha dividido a las comunidades religiosas, sino también a las familias, lo que refleja la ruptura que ha sufrido su tejido social, como el caso de Loubna Mrie, joven siria de 21 años que actualmente radica en Estambul y que fue denunciada por su propio su padre, miembro del régimen de Bashar al Asaad, quien, según ella, la quiere muerta.
“Mi padre es un hombre poderoso y teme perder lo que el gobierno le dio”, comenta entrevistada por la BBC.
A pesar de que su padre ha negado las acusaciones de Loubna, ha señalado que para él “ya no tiene hija, que es´ta era una traidora”.
Sin embargo el caso de Loubna Mrie no es reciente, así como tampoco es el único en el que padres e hijos discrepan en ideologías. Desde noviembre de 2012 The Guardian dio a conocer el testimonio de Loubna, quien aseguró que su madre había sido secuestrada por orden de su padre y que terminó asesinada.
Mohamed al Sayed es el cónsul de ministros de Siria, y su hijo falleció en 2012 luchando con la oposición al régimen de Bashar al Asaad.