Tomada de clinicacentro.com

Dante | Revista Esnob

@MrCrawley

Para 2018 el mercado mundial de la toxina botulínica valdrá $4.7 billones de dólares. Todo gracias a Allergan inc que ha logrado producir, vender, y convencer a las personas que se inyecten en la cara una de las neurotoxinas más poderosas que existen. Todo en nombre de la belleza. Vivimos en un mundo donde constantemente somos bombardeados por mensajes que exigen ser los mejores,  dar más y sobresalir del grupo. Un mundo donde hacemos lo que sea necesario para obtener una pequeña ventaja competitiva, donde algunos hombres y mujeres han creado sus carreras alrededor de sustancias que les dan ese empujón que necesitan para sobresalir, y vivir fuertes. En un mundo donde tenemos drogas para mejorar el rendimiento físico y nos inyectamos toxinas para vernos más jóvenes (aunque acabes pareciendo robot, o peor: Lyn May) ¿Por qué no hacer lo mismo con nuestro cerebro?

El cerebro es el órgano que nos define, que forma nuestra personalidad, y nuestras emociones entre otras cosas básicas. Y es un órgano infinitamente complejo, apenas comenzamos a descubrir cómo funcionan cosas básicas como el amor, la personalidad, o la conciencia. Pero siendo humanos, y con la curiosidad y mala costumbre que tenemos de producir drogas para cualquier tipo de problema, hemos creado una nueva clase de drogas que alteran nuestro cerebro. Drogas que fueron creadas con un propósito completamente diferente, pero cuyos efectos secundarios son deseables, ¿Quién no quiere una pastilla para ser más brillante?

Vivimos en una era donde nuestro cerebro es otro bloque de mármol esperando a que se le retire todo aquello que no sirve para dejar salir la obra de arte que está debajo, y la ciencia médica nos ha dado las herramientas. ¿Falta de concentración? Adderall, ¿Falta de sueño? Clonazepam, ¿Mala memoria? ¿Dormir menos? ¿Bajar de peso? Modafinil. Drogas creadas para tratar un trastorno considerado grave como la narcolepsia hoy se usan y se abusan para aumentar exponencialmente la productividad de cada uno de nosotros. Ya podemos comenzar a esculpir a nuestro gusto nuestra personalidad, nuestras relaciones amorosas, nuestra inteligencia. Durante los próximos días estaré analizando las diferentes maneras e implicaciones que tienen estos cambios en nuestra vida, ¿Toxinas para estirar la piel? No, gracias. Prefiero una píldora que me permita enfocarme en terminar esos cincuenta reportes que me falta hacer. Bienvenidos a la era de la cosmetología neuronal, donde su cerebro es otra obra de arte que pueden intervenir.