Lado B
BAR CLUB 15
Dos poemas de José Luis Rico
Por Lado B @ladobemx
17 de mayo, 2013
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José Luis Rico

 

Elegía

 

Toda la tarde me demoro

en el porche de la casa

donde murió mi abuelo.

El tigre del ocaso destroza la fachada,

su tufo empaña las ventanas rotas.

Observo la fuente de granito

donde Simona rezaba de rodillas

y oigo a mi abuelo que nos dice

¡mierda!, ¡quiero entrar!, ¡ésta es mi casa!

Escucho su voz arisca, ególatra,

que predicaba la dureza

y callaba ante todas las cuestiones.

Mi abuelo azotaba las puertas,

era un borracho

pero vestía pulcramente

y viajó mucho antes de casarse.

Cada año tomaba el auto de la familia

y se largaba a una playa en Sinaloa

para respirar, para beber

la pulpa de agave de la costa

y allá, meditando, revolviendo

los hielos de su vaso

entendió que la vida de los grandes,

de los libres,

cae a gotas

sobre unos pocos en la tierra.

Así serán mis años, decidió, potentes

luces del oleaje.

En 1992

sus hijos lo velaron

en la Iglesia de San Lucas

y temían que si en medio del servicio

un bastardo o toda una familia

se presentaba  a reclamar

que también corría sangre

de mi abuelo por sus venas

el corazón de Simona fallaría.

Antonio, Elena, Fernando y José,

los hijos pecho de plomo, los derrengados,

se apostaron en los atrios

para buscar en quien entrara

los rasgos de su padre

y hubo muchos rostros

sospechosos, conocidos,

jóvenes y viejos.

Ellos nunca supieron la verdad.

Por años la televisión los ha arrullado.

Ahora hablan sin parar de su juventud

y sus ojos comienzan a nublarse.

Escucho la voz de mi abuelo

que fue un idiota

y cayó en los cepos de la tierra.

Veo el ocaso en los vidrios rotos

e imagino que sus hijos

salían a los bares a buscarlo

y lo encontraban

con la corbata italiana en un bolsillo,

oliendo a orín:

víctima ante víctima.

Y con esta imagen forjo un pacto

pues mi vida es insípida y buena

y cada tarde paladeo

la cáscara vacía de lo que soy.

Grito a los vicios de este mundo,

a las lápidas, a las fieras que torturan

y se muerden la piel entre la noche.

Veo la fuerza que mató a mi abuelo

que quiso ser un grande

y sufrió para eso

y no lo fue.

 

cubitos

Bar Club 15

Contemplo los carteles de Play Boy

y me sirvo de la botella que compré

para mi solo:

las nalgas y los senos no se mueven,

los pezones son bruñidos tras el humo.

Una mujer

que no me hizo feliz

y las pelusas de la colcha

y el estuco amarillo del motel

me arden en la boca. Trago el trago

como todo lo demás, como mis años.

Ella tenía

los dientes chuecos y besaba

como ninguna que conozco

y pasa el tiempo. Cada día vivo más

adormecido, soy de barro

que nadie romperá

para hacer otra vasija,

soy la llanta

reventada en la banqueta

¡ay, muchachas de papel!

RicoCarrilloJosé Luis Rico. (Ciudad Juárez, 1987) Poeta, traductor. Se formó en el Taller de Creación Literaria del INBA en su ciudad natal. Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas 2010-2012. Ganador del Premio Nacional de Poesía para Jóvenes Escritores “Guillermo López Muñoz”, en 2012.  Blanco, su primera plaquette, fue publicada por la editorial independiente La Dïéresis ese mismo año.

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