Lado B
Vivir en el cuerpo equivocado, una charla con su autor
Las personas trans viven como indocumentadas en su propio país: Juan Pablo Proal
Por Lado B @ladobemx
05 de abril, 2013
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Ernesto Aroche Aguilar

@earoche

Lulú fue el primer nombre de Guillermo. El dentista inició su transformación corporal una vez que pudo costearla gracias a su trabajo como profesionista. Primero se pagó el tratamiento hormonal. Después vino la mastectomía. Otra más para masculinizar algunos rasgos faciales, la barba comenzó a salirle tras el consumo de hormonas, y hoy analiza la posibilidad de realizarse las siete intervenciones que necesita para concluir una faloplastia.

Foto tomada de juanpabloproal.com

Foto tomada de juanpabloproal.com

“En México hay transexuales de primera y, aunque suene feo, de segunda” —dice Juan Pablo Proal, autor del libro Vivir en el cuerpo equivocado, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, que en breve llegará a las librerías poblanas… o al menos a una de ellas.

–Esto –explica ya en entrevista— es un asunto de mercado y se requiere dinero. Un buen trabajo cuesta no menos de 500 mil pesos, una cifra prohibitiva en un país en donde el salario mínimo ronda los 60 pesos diarios. Por eso lo más común es que se recurra a la automedicación para iniciar con las hormonas, y en los casos más extremos a la inyección de aceites que pueden ser mortales: aceite quemado de auto, aceite de avión.

Una vez logrado el cambio y la adaptación física, viene la legal. Y ahí la comunidad trans tiene sólo dos opciones, mudarse al Distrito Federal por al menos seis meses –o poder comprobar ese tiempo mínimo de residencia— y pagar entre 15 mil y 30 mil pesos para iniciar el procedimiento del cambio en su acta de nacimiento, o vivir el resto de su existencia con un cuerpo y una identidad sexogenérica que no tiene reconocimiento legal.

–Son indocumentados en su propio país.

Como lo fue Agnes Torres, la mujer trans que fuera asesinada hace un año y que jamás logró el cambio legal en su identidad, ni que la universidad veracruzana le otorgara su título como sicóloga con el nombre que ella escogió, y no con el que se registró cuando inició la carrera.

¿Qué imagen de sociedad te queda después de ese adentrarse y ponerse la piel del otro, pero además de un otro que se siente atado a un cuerpo equivocado?

–Somos una sociedad miedosa, con mucho temor al diferente, al que inequívocamente se le niegan sus derechos y se le impide asumirse distinto pero iguales ante la ley. En general el grupo de los transexuales es uno de los grupos sociales más discriminados del país, ¿qué empresa de estas grandes tiene entre sus directivos a un transexual? Los trabajos que les quedan en general son o el sexoservicio o las estéticas. Son muy, muy discriminados.

Y para muestra un botón, entre los casos de discriminación que tiene documentados el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y a los que tuvo acceso Proal en la investigación para su libro, está el que se narra en el expediente DGAQQR/169/09/DR/I/DF/R90: “personal de Conacyt proporcionó un trato diferenciado a la peticionaria por ser una persona transgénero al darle un trato cortante y grosero, refiriéndose hacia ella como aquel hombre o aquel señor. Al Conacyt acudía vestido de hombre, pero en virtud de que se está realizando sus terapias de reemplazo de hormonas y su apariencia está cambiando, posteriormente acude como mujer, lo cual trajo como consecuencia que le brinden un mal trato”.

Otro botón: la reforma al código civil de Puebla que Agnes Torres impulsó para legalizar el cambio sexogénerico en los papeles de identidad está en el olvido, ni siquiera ha sido aceptada para su discusión en el Congreso, la presidenta de la comisión de Equidad y Género, Zenorina González, no quiso hablar de ello con Reversible.

SIN BIBLIOGRAFÍA

Vivir en el cuerpo equivocado nace, no por equivocación sino a sugerencia de Juan Jacobo Hernández, activista por los derechos sexuales y reproductivos que encabeza la asociación Colectivo Sol.

Proal cuenta que cuando comenzó a reportear sobre cómo era ser gay en los 70, década en la que empezaron las marchas por el orgullo gay y la pelea abierta por sus derechos, Juan Jacobo Hernández le propuso que realizara una investigación sobre la transexualidad.

Y que al realizar el pre-reporteo, es decir un primer acercamiento al tema para valorar la información y buscar un buen ángulo que pudiera aportar algo nuevo, se encontró con que aunque parecía un tema muy “manoseado” lo cierto es que no había mucha literatura previa.

–La historia de ser “transvesti” es de miedo en México. En el país se ha escrito montones y montones de libros sobre el narcotráfico, pero como sociedad nos hemos olvidado de otros temas que también nos afectan. Este en particular me dio escalofríos por la situación que viven las personas trans.

Sin seguridad médica que atienda lo que científicamente se conoce como “disforia de género” –entendido como  “desajuste o malestar con el sexo biológico que le ha correspondido al sujeto”–, sin posibilidades de construirse una identidad legal acorde consigo mismos –a excepción del DF, ninguno de los 31 estados permite esa posibilidad— y con una marginación constante que limita sus posibilidades de obtener buenos empleos y los empuja, muchas veces, al sexoservicio y con ello a la extorsión por parte de las autoridades, la palabra escalofrío podría incluso quedarse corta.

No es la primera vez que Proal se mete a hurgar en esos temas border que pocas veces reciben reflectores de una manera profesional, y no sólo como un asunto de portada de revista o de impreso amarillista. Entre sus temas de investigación recurrentes también están las sectas y su industria alrededor, o las corrientes marginales del rock: el urbano, los ruprestres.

–No es un libro sólo de testimonios, tiene investigación, tiene dibujos, retratos, me metí a muchos bares, creo que es un libro bastante completo, que te permite acercarte a ese otro. Soy alguien de clase media educado con restricciones, no puedes tener novia, no debes masturbarte, siendo además un espíritu libre, inquieto, rebelde, creo que esa disyuntiva de sentirme diferente ha hecho que escriba sobre los diferentes.

LA MUERTE VISTE DE ROSA

Proal

Foto tomada de juanpabloproal.com

Entre 1991 y 1993 fueron asesinados en Chiapas al menos 13 homosexuales, la mayoría de ellos travestis. La investigación periodistica del caso a manos de Víctor Ronquillo dio por resultado el libro La muerte viste de rosa. En su investigación Proal documenta 80 asesinatos contra personas transgénero en todo el país, entre 1995 y 2008, 29 de estos cometidos en la ciudad de México.

A pesar de ello, el actual procurador de Justicia en el Distrito Federal, Jesús Rodríguez Almeida –entrevistado como parte del trabajo de reporteo del libro— se dice “extrañado de los informes de homicidios contra la comunidad trans y de las agresiones en su contra”.

En 2005, cuenta Proal en su libro, el gobierno del Distrito Federal “enloquece buscando a un asesino serial apodado ‘Mataviejitas’. Los servicios de inteligencia de la administración capitalina indican que el homicida es un transexual. Basta con esa pista falsa para desatar una guerra.”

Si la comunidad homosexual todavía debe pelear por sus derechos pues les son escatimados, los trans, una de las ramas más delgadas de ese árbol de siglas con que se define, tiene incluso que remar con doble ahínco. La exclusión la viven incluso dentro su grupo.

Sí, sin duda, su historia, es una historia de mucho, mucho escalofrío.

El libro será presentado en Puebla en tres fechas: 10, 11 y 12 de abril.

  • El miércoles 10 a las once de la mañana en el salón B-203 de la Universidad Iberoamericana acompañan al autores las académicas Lilia Vélez, Ana Lydia Flores y el columnistas y director del portal Pueblaonline Arturo Luna Silva.
  • El jueves 11, a las siete de la noche, el evento será en la librería Profética, ubicada en la 3 Sur 701. Y la presentación correrá a cargo de los periodistas Rodolfo Ruiz y Martín Hernández, así como los defensores de los derechos humanos Brahim Zamora y Devani Sagnes.
  • El viernes la cita es a mediodía en el Aula Magna de la Universidad de las Américas Puebla. Presentan el libro los periodistas Ernesto Aroche y Martín Hernández.
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