• La inmediatez y el bombardeo constante de contenidos al que están expuestos los ciudadanos son apenas un bosquejo de lo que ha traído consigo el uso de las nuevas tecnologías al mundo de la información

Alejandra Rosas

En el nuevo escenario mundial de las comunicaciones cambiaron los paradigmas informativos: los ciudadanos también producen contenidos  (“productores amateurs”), mientras que el valor de la información no se rige ya por la calidad sino por las cuestiones del mercado que imponen los grandes corporativos mediáticos.

Son “los medios de masas”   como los llama Noam Chomsky los que hacen que  este “diluvio de información”  aleje al ciudadano de lo que realmente interesa a las sociedades democráticas, de tal suerte que ahora se opte por el show y el espectáculo para ganar el mayor número de audiencias.

«Existe la posibilidad de que la información independiente se vea sustituida por un comercialismo interesado que se haga pasar por noticia”.  Coinciden Kovach y Rosenstiel.

Así, la nueva realidad también ha puesto “en jaque” a la prensa, sobre todo a la impresa, que lucha por sobrevivir ante las  novedades que ofrece el Internet con las redes sociales, los blogs, los hipertextos y demás enlaces que se encuentran a disposición, muchos de ellos sin costo alguno  , de quienes se sumergen en el mundo del “ciberespacio”.

Al respecto, refiere el periodista Ignacio Ramonet que: “el consumo de información online en las webs informativas de internet  supera ya al de la prensa escrita”.

Es la “fascinación” que tienen por el uso de los dispositivos móviles los “web producers o productores de contenido” lo que en la última década “colocó entre las cuerdas” a buena parte de los periódicos en todo el globo terráqueo.

Alejada del compromiso social o de su cercanía con la gente pero sobre todo carente de credibilidad, la prensa en general se encuentra obligada a replantearse escenarios ante la herida que le hizo el Internet.

Necesita mecanismos que le permitan echar mano de esas ventajas tecnológicas, vigilando que no sea a costa de la calidad de contenidos, utilidad o compromiso social.

La oferta de “información creíble y fiable” debe ser la apuesta de la prensa, ya que es en este tipo de mensajes en los que se sientan las bases para la democracia pues quedó demostrado que no es con inmediatez como se podrá competir.

No se trata de  «encontrar el hilo negro” sino de regresar a los orígenes del periodismo  que colocaban a la prensa en el «cuarto poder” entendido como aquél que logra hacer un contrapeso hacia los gobernantes.

De lo contrario, citando nuevamente a Kovach y Rosenstiel: “perderemos a la prensa como institución independiente, libre para vigilar a los demás poderes e instituciones de la sociedad”.

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