Xóchitl Rangel

@xochitlrangel

Diego tiene apenas 6 años pero con mucha seguridad dice que en la adultez será doctor y también pintor. Su hermano mellizo, Santiago, por ahora prefiere practicar su técnica con la patineta en la explanada del Monumento a la Revolución y saborear mini bombones de colores.

Diego y Santiago lucen sanos, sonrientes y eufóricos. Son hijos de madres lesbianas; pese a la estigmatización de sectores conservadores, los pequeños conocen el significado del amor y la familia.

El pasado 16 de marzo caminaron por las calles de la Ciudad de México, portando pancartas con las leyendas “Tengo dos madres” y “Mis madres lesbianas me aman”, de la mano de Criseida y Ana, «Mamá» y «Mami», como las identifican.

Foto: @xochitlrangel

Ana de Alejandro y Criseida Santos tienen una relación afectiva desde hace años y en 2006 decidieron hacer valer su derecho a la maternidad.

Mediante fertilización in vitro, Ana albergó un óvulo de Criseida y uno propio, complementados con el esperma de un donante anónimo. En los hechos -señala Ana- Diego y Santiago son medios hermanos pero en la práctica son mellizos porque se gestaron y parieron simultáneamente.

El embarazo y todas sus implicaciones fueron decisivos en la vida de las docentes originarias de Monterrey.

Desde entonces ambas se involucraron en el activismo virtual mediante la creación del blog Dos Mamis a través del cual promueven los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres lesbianas.

Según explica Ana, se han concentrado en el tema de la maternidad desde el ámbito biológico, social, cultural y jurídico.

El blog además es una bitácora que muestra episodios íntimos y reveladores sobre la forma en la que dos mujeres lesbianas crían y aman a sus hijos.

En la Sexta Marcha Lésbica, la agrupación Mamás Les, de la que también forman parte Ana y Criseida, Las Dos Mamis fijaron su postura en torno a la predominante sociedad hetero-patriarcal y machista que limita los derechos y garantías de la población LGBTIQ.

“Lo que más nos interesa a las mamás lesbianas es poder tener el reconocimiento de nuestros hijos, porque normalmente nuestras familias están en riesgo por el hecho de que  nada más una de las dos puede tener el reconocimiento legal”.

Ana se plantea múltiples posibilidades, escenarios adversos, por ejemplo ¿qué pasaría si ella muriera?, ¿quién sería tutor legal de Diego y Santiago?

En caso de padecer una enfermedad cuando sean ancianas ¿cómo podrían Diego y Santiago decidir o impedir que desconectaran a Mamá Cris?, se cuestiona.

Foto: @josuedcv

Por ello, recalca, es imprescindible luchar por leyes armónicas e igualitarias que garanticen las mismas oportunidades para los distintos modelos de familias mexicanas, haciendo énfasis en que no se trata de reconocer únicamente a las madres lesbianas sino a las múltiples alternativas de conformación familiar.

Al ser cuestionada sobre los desafíos que han enfrentado para crecer como familia, De Alejandro responde -sin pensarlo- que la discriminación es una amenaza permanente, pero los cuatro se han adaptado igual que cualquier otro modelo de familia, se han ido asumiendo, aceptando, conociendo y principalmente, amando.

Diego no da tregua e irrumpe frecuentemente durante la charla con Mami, franco y  espontáneo, señala que está orgulloso de su familia y se siente bien con dos mamás.

“Lo importante es que tu familia te quiera”, expresa mientras hace muecas y pestañea sacándole provecho a la expresividad de sus ojos.

Y sí, para Ana y Criseida, los hijos deben –antes que nada- ser deseados y amados, a la par de ser educados bajo una atmósfera de mayor tolerancia y respeto a la diversidad.