Lado B
¡Al diablo las lesbianas! [o cómo auto-boicotear una marcha]
Por Lado B @ladobemx
04 de abril, 2013
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Tuss Fernández

@ituss79

de todos mis olvidos, tu espalda, el mayor de mis fracasos

Al diablo las lesbianas!

Bueno, no todas…

(Esperen, no se vayan!)

… sólo las locas, las que no piensan, las violentas, las que tienen peinado de Bob Patiño, las consentidas, las posers, las liosas, las aburridas, las heteronormadas, las negativas, las escandalosas, las vengativas, las arrogantes, las represivas, las andrófobas, las machistas, las misóginas…

Todo iba muy bien –en serio–, hasta que se les ocurrió ser intolerantes.

Por lo menos hasta llegar a Bellas Artes, ya se habían ganado los mil cachitos de mi corazón.

Qué bonito encontrarse con que eso de que sólo mujeres adelante y cualquier otra cosa o género raro al fondo, hubiera quedado como una simple leyenda urbana.

Yo llevaba un traje de botarga en forma de bandera morada para camuflarme entre el contingente por si acaso decidían que mi identidad resultaba inapropiada y querían mandarme hasta atrás, pero no, afortunadamente el grupo era bastante heterogéneo y disfruté de colarme por todos los rincones de la marcha.

Entiéndase que por heterogéneo me refiero a que hombres, mujeres y quimeras caminaban a la par y no que era un grupo de puros heterosexuales. Más vale aclarar.

En fin, pasos más, pasos menos esto era cosa seria.

Cero poses, cero fiesta. Ni una sola pluma, ni una sola lentejuela. Ni un breve asomo de carnaval.

Digamos que si yo buscara un harem, estaría en el sitio correcto.

Mujeres, miles de ellas, pensantes, aguerridas, dueñas de sí mismas y de las calles, al menos por algunas horas.

Protesta, lucha y conciencia social bajo un cielo ligeramente nublado.

Podía haberme enamorado de todas –y sería lo de menos–, pero… se les ocurrió ser intolerantes.

Comprendo perfecto que la lucha de las mujeres exija un nivel superior de seriedad pero lo que no comprendo, es que bajo ese argumento, se promueva la exclusión.

En medio de la concentración y con el poder de un micrófono en mano, una voz incitó a desterrar a tres chicas que llevaban el torso desnudo con algunas consignas feministas dibujadas en la piel.

Tres lesbianas feministas que tomaron su cuerpo por bandera para exigir el respeto a los derechos de las mujeres y que fueron desterradas por otras mujeres que, en teoría, pero no en práctica, portaban la misma demanda.

¿Y entonces? ¿Y la inclusión? ¿Y la tolerancia? ¿Y el respeto? ¿Y la emancipación del cuerpo como primer territorio de libertad?

Que alguien me explique de qué manera las mujeres que participaron de esto, pretenden ganar lo que ellas mismas no son capaces de otorgar.

Y que alguien les diga a ellas, que su discurso carece de toda coherencia si en sus acciones, señalan, estigmatizan y castigan a quienes no son capaces de adherirse a su dogma.

Así, un 16 de marzo me enteré que existía la lesbonorma, o algo que quiso serlo.

***

De los encuentros y desencuentros de la 6ª. Marcha Lésbica en el DF, de una nueva generación de jóvenes que construyen la agenda LGBTIQ a nivel nacional –¡y vaya agenda!–, de la realidad de una pareja de madres lesbianas, va el número 8 de Reversible a partir de este viernes. Y vamos también con una entrevista a Juan Pablo Proal autor del libro ‘Vivir en el cuerpo equivocado’, un retrato de la agonía literal y metafórica que sufren las personas transexuales en este nuestro país, donde México se escribe con M de Macho.

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