Lado B
La permeabilidad añorada
Asfalto. Concreto. Miles de kilómetros de árido pavimento. Nos hemos vuelto seres urbanos, ávidos constructores de hábitats posmodernos, de intrincados laberintos de hormigón. Es el sino de la vida actual: lo edificado muchas veces se convierte en lo esencial, por cuanto se entiende como un avance, como una consolidación.
Por Lado B @ladobemx
04 de marzo, 2013
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Hugo León Zenteno

@hugoleonz

Asfalto. Concreto. Miles de kilómetros de árido pavimento. Nos hemos vuelto seres urbanos, ávidos constructores de hábitats posmodernos, de intrincados laberintos de hormigón. Es el sino de la vida actual: lo edificado muchas veces se convierte en lo esencial, por cuanto se entiende como un avance, como una consolidación. Sin embargo, nuestro verdadero elemento vital, el agua, no puede hallar cauces a través de la dureza citadina, razón por la cual tiende a acumularse, a estancarse. Es por ello que tuvimos que inventar los correspondientes desagües, como necesarios anexos para la viabilidad cotidiana. La atarjea como condición para la vida.

Por el contrario, la tierra es permeable. La fluidez del agua es posible en la sencillez de un suelo silvestre, cuya fertilidad es el mejor ejemplo de la validez de la naturaleza. Esta aseveración que pudiera parecer un dejo de nostalgia por la vida bucólica, más bien se constituye en un lamento por los excesos arriba mencionados.

La semana que concluyó, nos dejó una significativa visita a la ciudad de Puebla: Kristinn Hrafnsson, vocero de WikiLeaks, departió con una nutrida audiencia en la Universidad Iberoamericana, y nos legó algunas ideas para la reflexión sobre la facilidad y naturalidad en los flujos de información.

Por un lado, es menester cavilar sobre sobre la tradicional impermeabilidad de la gestión pública. Los datos, hechos, contratos y demás cuestiones que son de interés para la sociedad, tienden a permanecer encapsulados en la propia esfera de quienes los administran, en tanto dichas personas los ven como suyos. Como buenos urbanitas, los políticos no permiten la libre circulación de las nociones elementales para el devenir democrático.

En contraste, existen una serie de ciudadanos y organizaciones comprometidos con la transparencia, con la posibilidad de que la información de carácter público se trasmine de manera regular a sus legítimos dueños. Finalmente, el saber sobre el destino de los recursos colectivos, no sólo es un derecho, es un hecho natural y genuino. Es por esto que la labor de WikiLeaks contribuye a conseguir la permeabilidad perdida, al dotar a diversos periódicos del mundo con un cúmulo de documentos susceptibles de utilizar en la redacción de piezas periodísticas preponderantemente con un carácter de denuncia.

Las filtraciones pues, deben verse como una vuelta a lo original. Como una búsqueda de fuentes que nos acerquen a la verdad y a la rendición de cuentas. El periodismo derivado de WikiLeaks, entonces, se puede convertir -como en muchas ocasiones en la historia- en agua para la democracia.

*Académico en las áreas de Periodismo y Comunicación. Docente universitario en la Universidad de las Américas y en la Universidad Iberoamericana Puebla. Analista y conferencista de Media y News literacy; consultor en gestión de información para cibermedios y en Calidad académica; editor y productor de contenidos en deporte, cultura y viajes. Su línea de investigación académica es historia del deporte y del olimpismo.

Vive en la ciudad de Puebla; gusta del beisbol, el chocolate y la lluvia.

Correo electrónico: hugoleonz@gmail.com

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