Lado B
ICM: la iglesia donde ser homosexual no es pecado
"Nosotros vemos la diversidad sexual como una bendición porque en la diversidad están todas las oportunidades"
Por Lado B @ladobemx
01 de marzo, 2013
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«Nosotros la vemos como una bendición porque en la diversidad están todas las oportunidades, no es lo mismo monovisión, monocolor, que miles de colores y miles de posibilidades. La diversidad sexual es una bendición, pero eso lo sabemos nosotros, ahora se lo tenemos que decir toda la gente»

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

La relación entre la iglesia y la homosexualidad (por no decir, la diversidad sexual) ha sido siempre conflictiva. La mayoría de las religiones, al menos en occidente, consideran esta orientación como un pecado grave desde la interpretación de la Biblia e incluso ciertos grupos como Courage Latino tienen programas para “curarla”.

En México existen algunas congregaciones (en su mayoría cristianas) que no sólo reciben a los no heterosexuales, sino que los aceptan sin considerar su orientación sexual o identidad de género como un pecado. Entre ellas se encuentran la Libre Congregación Unitaria de México (con sedes en DF, San Miguel de Allende, Guanajuato y Ajijic-Chapala, Jalisco), la Iglesia Reconciliación (con sede en la Ciudad de México), la Comunidad Cristiane de Esperanza (también en DF) y la Iglesia Católica Antigua del Rio de la Plata en México, la cual es católica aunque independiente a la Iglesia católica romana, cuya sede está en Cuernavaca.

En general, todas  coinciden en su visión de la homosexualidad como natural, como una más de las características que Dios le dio a los seres humanos y que, por consiguiente, no es condenable. Además, ciertas agrupaciones también están a favor del uso del condón y de la no discriminación hacia personas que viven con VIH – Sida.

De igual forma, existen  algunas como Otras Ovejas (Ministerios Multiculturales con Minorías Sexuales) que no son iglesias pero alientan la creación de grupos de apoyo espiritual para personas del colectivo LGBTTTI en América Latina.

La Iglesia de la Comunidad Metropolitana (Metropolitan Community Church, en inglés), además de ser cristiana, es una organización avalada internacionalmente que cuenta con 250 congregaciones en 23 países, con mayor presencia en Estados Unidos y Canadá, que realiza sus actividades completamente en torno al colectivo LGBTTTI. En México existen misiones de la ICM en el Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey, Coahuila, Cuernavaca y actualmente se inicia la formación de una más en la ciudad de Puebla.

Raúl de la Puente, líder la ICM misión Puebla (47 años, Ingeniero Civil)

Oriundo de Veracruz y durante muchos años habitante de Monterrey, se describe a sí mismo como “un simple laico que se sintió llamado a comenzar algo aquí en Puebla y que Dios lo prospere”. Conoció la ICM hace 15 años y, hoy que se ha mudado a Puebla por cuestiones de trabajo, es el líder decidido a levantar una misión en esta ciudad.

Foto: Ambar Barrera

Foto: Ambar Barrera

Raúl es homosexual y mantiene una relación estable desde hace casi 13 años con su pareja, Gerardo.

—La premisa es muy sencilla. A mí me fue espectacularmente bien, me hice un hombre feliz, hice muchos amigos y la intención aquí es replicar lo que yo viví en Monterrey.  Se le llama “misión” porque es un grupo pequeño (con 10 miembros hasta ahora) que aún no tienen pastor, aún no es iglesia, apenas estamos invitando a las personas que se reunirán aquí. Puebla se la merece.

El año pasado Raúl asistió con su pareja y cuatro personas más, de Monterrey y Veracruz, a la Marcha del Orgullo en el DF, representando a Puebla para darse a conocer y en septiembre iniciaron formalmente actividades en la capital angelopolitana.

—¿Cómo se define la ICM?

—Somos cristianos, ecuménicos y somos incluyentes: Cristianos porque nuestra base fundamental espiritual es tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Ecuménicos porque estamos abiertos a todas las formas en las que la gente se acerca a lo divino. Aquí somos bienvenidos católicos, bautistas, testigos de Jehová, mormones, gente que la ha pasado mal en sus iglesias de origen. Y es incluyente porque estamos contra todo tipo de discriminación, incluida la discriminación por orientación sexual. Por eso a esta iglesia también la llaman la Iglesia de los Derechos Humanos, porque estamos a favor que las mujeres avancen, que los muchachos tengan a acceso a la información sexual y estamos abiertos a entender nuevos mensajes del Evangelio para adecuarlos a las necesidades de hoy.

Tenemos gente muy involucrada en el activismo, pero en la iglesia no somos activistas. En dado caso somos activistas espirituales y estamos a favor de todas las luchas sociales.

—¿Qué opinas de las iglesias que reciben a personas del colectivo LGBTTTI bajo la premisa de “Dios condena el pecado, no al pecador”?

—Un caso muy pragmático es, entre comillas, apertura de la iglesia católica al tema. Se me hace una apertura muy pobre, donde les dicen que son bienvenidos, que no hay problema, que pueden ir a la iglesia, que pueden ser gays, pueden ser lo que sea, pero que ni digan, ni se enamoren,  ni establezcan ningún lazo afectivo más que con Dios o eso de “pídele a Dios y se te va a quitar”, no es cierto. Dios así te hizo y así te ama. Nosotros estamos en contra de la homofobia religiosa.

—¿Bajo qué concepto la ICM considera a la diversidad sexual?

—Desde el punto de vista espiritual y desde el mensaje de liberación de Jesús.  Nosotros la vemos como una bendición porque en la diversidad están todas las oportunidades, no es lo mismo una monovisión, monocolor, que miles de colores y miles de posibilidades. La diversidad sexual es una bendición, pero eso lo sabemos nosotros, ahora se lo tenemos que decir toda la gente.

—¿Los miembros de la ICM se capacitan sobre los temas de diversidad?

—Nosotros no tenemos una formación como tal. Invitamos por ejemplo a psicólogos, para que nos den talleres de lo que ellos son expertos y para que la comunidad aprenda.

—¿Cuál es su relación con otras iglesias respecto a su postura sobre la diversidad sexual? ¿Han tenido conflictos?

—Son muy contaditas las iglesias que están de acuerdo con la misión y la visión de la ICM. Obviamente la iglesia católica no nos fuma, ni nos hace en el mundo. Lo que si hemos observado es que la iglesia anglicana ya está abriéndose. Las iglesias europeas cristianas, por ejemplo, pero se abren mas en sus países de origen y se cierran en los países latinoamericanos porque no sé, creen que se va a ir la gente.

Pero en todo el tiempo que ha estado en la ICM, ninguna iglesia ni particular ha ido -así como decimos en Veracruz- a “taconearnos la puerta”.

Donde sí nos han atacado mucho es en los medios, en las redes sociales, en las columnas de algunos periódicos de corte conservador o en televisión, donde invitaban a expertísimos y nos querían meter garras preguntando cosas que al final volteaban en nuestra contra. Incluso hemos recibido ataques dentro de nuestra misma comunidad.

—¿Cómo ha sido eso?

—Como una opinión muy personal, muy mía, yo siempre pensé que por el simple hecho de ser homosexuales todos teníamos que ser izquierdosos, liberales, tener apertura, ser respetuosos, aceptar lo que es diferente o a los que piensan diferente de ti. Y no, resulta que somos tan ordinarios como los heterosexuales, así que dentro de nuestra misma comunidad hay grupos tanto de izquierda como de derecha. Eso puede ser causa de fractura en nuestras congregaciones, por eso los pastores deben tener un talento muy fino para que no haya conflicto al interior encontrando un punto de equilibrio entre ambos tipos de miembros.

—¿Crees que la  no aceptación de la diversidad sexual es una cuestión de religiones o de templos?

—Es una cuestión de poder. Nosotros nos hemos preguntado por qué las iglesias, en especial la católica, inciden en la vida privada de sus fieles y específicamente en la sexualidad. Porque además no sólo se mete con los homosexuales, sino también con los heterosexuales; que tienen que tener relaciones sólo para tener hijos, que no usen preservativo, que no usen condón… eso es tener una política injerencista en la privacidad de los fieles. Lo que intuimos es que uno de los pilares de la iglesia católica es que como manejan la sexualidad asociada al pecado y por ende a la culpa, los controlan (a los fieles) por medio de la culpa con su sexualidad, y así también ya los pueden controlar en cualquier otra cosa.

—¿Qué actividades realizan en su congregación?

—Una vez que está constituida la iglesia tenemos un día especial para la oración y tenemos los servicios regulares, lo que podría llamarse misa, llevado a cabo por un pastor y después de cada servicio hay un rato de convivencia social. Dependiendo del tamaño de la iglesia y del perfil de la congregación, es  como las iglesias se involucran o no en ciertas actividades, por ejemplo la participación con las asociaciones civiles.

—¿Hay actividades que tengan exclusivamente que ver con el colectivo LGBTTTI?

—Sí, todos los servicios son para la comunidad e invitamos no nada más a los gays, sino a la inmediata frontera que es la familia. Ya traer a un papá o a la mamá para que escuche a su hijo y sea ministrado donde su hijo es aceptado y amado, es una cosa muy grande.

También hay talleres para padres y madres de hijos homosexuales, podemos trabajar con enfermos de VIH o en la evangelización a los niños para darles mensajes de respeto, de inclusión, de tolerancia, de diversidad, para que vayan agarrando la onda de que el mundo no es blanco y negro. Hay talleres y pláticas. Eso es lo que hacíamos en Monterrey y lo que esperamos hacer también en Puebla.

Por el momento, ya que somos hombres y mujeres de fe, oramos. Le pedimos a Dios para encontrar un lugar fijo más o menos en el centro para que la congregación ya se reúna de manera regular.

Raúl fue educado católico pero, cuando su hermano enfermó de cáncer, tuvo la necesidad de buscar apoyo espiritual y eso lo llevó a ser parte de una Iglesia Bautista. Agradece haber conocido a Jesús pero también agradece haber salido de ahí para encontrar a la ICM. “Salí corriendo de la cuando exhibieron a uno de mis compañeros homosexual como influido por el diablo. No tuve una crisis espiritual, mi relación con Jesús es muy firme. Ese barco no era mío, simplemente”.

Sonia Castañeda, miembro poblana de ICM (36 años, secretaria)

Sonia creció en una familia Cristiana: “Donde más se supone que debería haber amor es donde más nos rechazan. Mi mamá es cristiana y es muy homofóbica. Yo ya tenía noción de ser gay pero con todas esas ideas mal infundadas pues yo no me quería aceptar a mi misma como soy”.

Foto: Ambar Barrera

Foto: Ambar Barrera

Hace 7 años una amiga besó a Sonia y fue eso lo que hizo que “aceptara su realidad”. En una revista de anuncios en un comercio gay encontró la dirección de una Iglesia Cristiana que ya no existe, llamada Comunidad Cristiana de Esperanza. Ella llegó con el temor que quisieran cambiarla “pero no, fueron las primeras nociones de saber que Dios te ama tal como eres”.

“Cuando yo salí de las Iglesias tradicionales estaba muy herida, enojada. Dije bueno, Dios ¿por qué no me amas? Yo no pedí ser como soy, simplemente nací así. Estuve en varios grupos de ayuda, estuve en Neuróticos Anónimos… pero Dios siempre me ha guiado y he visto su amor. Cuando logré llegar a CCE supe que ningún capítulo de la Biblia dice que no debes ser gay”.

Después la CCE se dividió y Sonia, junto con otros compañeros, se formó un nuevo grupo llamado Vasos de Honra. Después, cuando Raúl propuso la ICM misión Puebla, Sonia se cambió otra vez de grupo, principalmente porque escuchó que no sólo veían la parte espiritual, sino también cuestiones sobre derechos humanos.

“Mis jefes lo saben, mis amigos lo saben y muchos de mi familia se lo imaginan, pero no tienen la seguridad. Mi mamá sabe que voy a una iglesia, pero no sabe que es gay, sólo dice que me voy al club”.

Ya como parte de la ICM misión Puebla, Sonia recuerda como una experiencia agradable la asistencia a la XI Marcha del Orgullo, la Dignidad y la Diversidad Sexual  en Puebla. “Yo me dediqué a darnos a conocer, a decirle a los chavos que Dios no te odia. Eso te da mucha fuerza. Íbamos repartiendo condones y yo iba en el cofre de un coche con la bandera, fue una experiencia bonita”.

Durante la entrevista, Sonia estuvo acompañada por su amigo Héctor, de 32 años, quien estudia administración en la Universidad Veracruzana. Sonia y Héctor se conocieron en CCE aunque ahora él se considera ateo.

—Yo crecí católico, era de los niños que leía la Biblia pero cuando me descubrí gay dije, no puedo estar orando a Dios pensando en un hombre. Una de mis amigas me llevó a una iglesia cristiana buga y fue algo bonito, una renovación de mi fe, pero me seguía sintiendo mal. Me mudé un tiempo al DF y ahí conocí a la CCE. Me sirvió mucho para conocer amigos, para quitarme prejuicios de que la gente gay no puede ser buena. Después de un tiempo empecé a ver ciertos vicios, me refiero a vicios de organización que no me parecían; hay favoritismos, hay chismes… Yo ahorita no voy a ninguna iglesia ni creo en Dios. Estoy en una etapa en la que creo que todo esto es sólo una construcción social.

Cuando aún formaba parte de la congregación, Héctor recuerda que fueron a la marcha de Tlaxcala. “Fuimos con nuestras pancartas y sí llamas la atención porque la gente se sorprende que haya iglesias gay, se sorprenden porque creen que por ser gay sólo se es desmadroso”.

Postura Católica en Puebla

Aparentemente, la iglesia Católica se encuentra en una posición de apertura hacia los temas de diversidad sexual.

Hace dos años el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, declaró a la prensa que se instalaría un organismo para dar atención espiritual a los fieles con “distintas preferencias”, esto sin pretender “curarlos” o discriminarlos por su condición.

Reversible llamó a la Arquidiócesis para preguntar por dichos grupos de apoyo sin embargo, ante el desconocimiento del tema nos sugirieron dirigirnos a La Casa de la Familia. En contacto telefónico con esta institución tampoco nos fueron proporcionados detalles precisos y en cambio se nos recomendó asistir personalmente a las instalaciones para recibir la asesoría directa de un párroco.

02. Cartel Cogreso ICM

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