Un proyecto de Diego Luna y Gael García que apostó por el documental y que, recurriendo a la dinámica de las bandas de rock, logró llegar poco a poco a todo el país -incluyendo plazas públicas, mercados y playas-, y a otras partes del mundo. Un fenómeno que empezó hace siete años y que ha crecido quinientos por ciento. El primer año apenas si juntaron los 19 filmes, hoy reciben entre quinientos y seiscientos documentales para elegir

Lourdes Zambrano

@zuzufrasario

-¡Vengan a la película! ¡Vengan a la película! ¡Ya llegó Ambulante! ¡Ya llegó Ambulante!

La voz se escuchó por las calles de la pequeña Playa Ventura, donde todos conocían a la mujer costeña que iba montada en una camioneta promoviendo el suceso de esa noche, la penúltima de febrero de 2012.

-¡Ya llegó Ambulante! ¡Ya llegó Ambulante!

No fue necesario dar la dirección del lugar donde se proyectó “Bombay Beach”, el documental de la israelita Alma Har’el sobre una playa californiana en decadencia a donde ya no llegaban como antes las hordas de turistas. En el pueblito de Guerrero, a 150 kilómetros de Acapulco, todos habían visto la pantalla que estaba sobre la arena. Fue la primera vez que la gira de documentales Ambulante llegó a Playa Ventura, y la primera vez que se detuvo en ese estado del sur de México a donde no llegan las giras: ni de documentales ni de rock.

En Acapulco,  el puerto turístico más conocido de Guerrero,  el debut de Ambulante se anunciaba a través de los esténciles que se pegaron por todas partes. La gira de documentales arrancó en esa ciudad, donde no hay escuelas de arte ni de cine, el 24 de febrero. Ricardo Garrido, de 19 años, quería ser cineasta y sabía que ésta era su oportunidad. En una función de alguno de los cincuenta documentales que se proyectaron en Acapulco, conoció a una directora, a una artista multidisciplinaria y a dos voluntarios. Cuando terminó la semana, Garrido ya andaba con una cámara en la mano. La cineasta Louisa Merino lo había reclutado para grabar “La mujer en mí”, un cortometraje Made in Acapulco.

Juan Carlos Rulfo lleva la fama en el apellido. Su padre fue Juan Rulfo, uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX, pero él escogió otro camino para contar historias: el documental. “Del olvido al no me acuerdo” y “En el Hoyo”, le han valido premios como el Ariel, que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas. “Los que se quedan”, la terminó gracias a la beca Gucci Ambulante que se ganó en 2008, el único apoyo monetario privado que existe en México para este género cinematográfico.

La beca Gucci Ambulante para la postproducción fue uno de los puntos fuertes que surgió poco después de la gira de documentales Ambulante, que arrancó el 2 de febrero de 2006, en una sala del complejo Cinépolis Universidad, al sur de la Ciudad de México. A la primera función, donde se proyectó Jesus Camp, sólo fueron 20 personas, incluyendo los actores Diego Luna y Gael García Bernal, quien junto a su amigo Pablo Cruz lanzaron una idea loca, hacer una gira de los “aburridos” documentales, que generó mucha expectativa. En la sala había más reporteros y cámaras de televisión que público.

Ambulante se formó como una  asociación civil distribuidora, financiadora y promotora de documentales en 2005.

-No le presté mucha atención al principio –dice Rulfo-. No pensé que fuera a tener tanta repercusión.

Ambulante fue también, desde el principio, una gira que, con la misma estructura de las giras de las bandas de rock, viajaría por México a lo largo de dos meses mostrando cientos de documentales. En ese primer año, 2006, la gira tuvo doce mil quinientos espectadores. En 2012, rozó los cien mil.

El que los autores intelectuales de Ambulante fueran dos de los actores más famosos del cine mexicano actual, Diego Luna y Gael García Bernal, amigos y protagonistas de “Y tu mamá también”, fue un gancho mediático, pero era raro para la industria.

-Qué ocurrencia la de meterse con este cine extraño- pensó Juan Carlos Rulfo.

Este año (2012) se proyectaron 80 documentales. Uno fue «Pina», el homenaje que Win Wenders le hizo a la bailarina de danza contemporánea alemana, Pina Bausch, uno de los primeros documentales en tercera dimensión que ofreció Ambulante. El videoarte o los experimentos visuales estuvieron presentes con “Tianguis II”, de los artistas Melanie Smith y Rafael Ortega. Otro más fue “Ámame Encarnecidamente”, de Manu Coeman, película sobre el sufrimiento de los animales que proveen la carne comestible, promovida para convencer a más personas de ser vegetarianas. De los directores mexicanos se presentó “Silvestre Pantaleón”, de Roberto Olivares y Jonathan Amith, “Ríos de Hombres”, de Tin Dirdamal o “Cuates de Australia”, de Everardo González, historias relacionadas con problemáticas sociales como la pobreza, la falta de agua y la forma de vida de los indígenas.

-Ambulante es una escuela. La manera en que yo aprendo en México, sin viajar, es esperar la gira e inyectarme durante una semana de películas que no voy a volver a ver nunca –dice Rulfo.

La pantalla al aire libre estaba lista. Era viernes 2 del marzo de 2012  y en el zócalo de Puebla había trescientas sillas frente al lienzo blanco en donde se leía Ambulante. La función de “Exit through the Gift Shop: una ‘película’ de Banksy” estaba programada para las 20:30 horas. Bansky, el artista urbano o grafitero más  famoso del mundo parece fantasma. Sólo amanecen sus intervenciones, nunca nadie lo ve.

Las sillas se llenaron pronto. Primero fueron cien, después doscientos, después trescientos. Se juntaron mil. Entre los testigos de esa noche concurrida estaba Édgar López, uno de los voluntarios poblanos que ayudaron a organizar la gira de documentales Ambulante.  Tenía 40 años, era empleado de una zapatería local y pidió su semana de vacaciones entre el 2 y el 8 de marzo para poder ser voluntario en la semana que Ambulante pararía en Puebla. Eso significaría estar en las funciones, dar información al público, trasladar a los invitados, charlar con ellos, coordinar las proyecciones y hasta armar las pantallas.

-Le dije que había un siguiente filtro de entrevistas. Pensé que no iba a llegar, pero llegó, muy puntual. Fue la estrella -dice Mariana Peláez, coordinadora local.

Édgar López dio el salto, de ser espectador a formar parte de la organización de la gira.

Hace seis años su hermano mayor llegó a casa, en Morelia, Michoacán, con un folleto que decía “Ambulante”. No sabía qué era, ni tampoco le interesaban los documentales, pero después de eso ya no pudo dejar de verlos. Ariana Castellanos, de 22 años, hoy coordina la gira en Morelia a la par que termina su licenciatura en letras.

Una tarde de febrero de 2009, Ariana Castellanos salió de clases a las 6 de la tarde. Había una función de la gira Ambulante en la Casa Natal de Morelos, con un invitado especial, el director francés Christian Poveda. Ariana no sabía de qué se trataba el documental, ni le importaba. Entró a la sala junto  con una amiga y entonces apareció en pantalla “La Vida Loca”, un documental sobre la 18, la pandilla contraria a los Mara Salvatrucha, ambas salvadoreñas. La osadía de Christian Poveda de meterse hasta la cocina de la pandilla le valió notas periodísticas en ambos lados del Atlántico, ninguna tan impactante como la del 2 de septiembre de ese año.

-Estaba en el internet y vi un mensaje en el Facebook. Me sonaba el nombre, así es que me puse a investigar y así fue como me enteré de que lo habían matado a unas cuadras de su casa en El Salvador -recuerda Ariana Castellanos.

El 24 de agosto de 2010 fue el día en que México se dio cuenta que los migrantes centroamericanos habían sido alcanzados por el narco. Y en Chiapas, el primer lugar del país que pisan niños, mujeres y hombres por ser frontera con Guatemala, la población se conmovió al conocer la noticia. La matanza de setenta y dos migrantes de Centro y sudamerica asesinados en un rancho de San Fernando, Tamaulipas, estado fronterizo con Estados Unidos, atribuída a Los Zetas, cimbró al país.

Cuando llegó la Semana Santa del 2011, también llegó Ambulante a San Cristóbal. La lista de documentales de ese año, el quinto que la gira paraba en Chiapas, incluía uno nominado al Óscar, “¿Cuál es el camino a casa? (Which way Home)», de Rebecca Cammisa, que sigue a varios niños migrantes que viajan solos. Irene Rojas sabía que era ideal para Chiapas, ideal para Tapachula, ciudad fronteriza, ideal para Comitán, ideal para Tuxtla, en donde los migrantes centroamericanos toman La Bestia, el tren que los llevará a Tamaulipas, a la frontera de Estados Unidos.

-La gente me la pedía. No sabes cuántas llamadas contesté de gente que quería copias de ese documental. Afortunadamente los derechos de distribución los compró Ambulante y fue un gol. Pude distribuirlo en muchos lados.

Irene Rojas ha coordinado la gira Ambulante durante seis años en Chiapas, y los documentales se han convertido en la forma en que llegan a los chiapanecos esas historias que no conocían.

-Primero llegaron películas que documentaban a los hombres migrantes, luego a las mujeres migrantes, luego a los niños migrantes. Ahora ya se grabó a las mujeres que migran buscando a sus hijos que migran.

Es la tercera semana de abril, la novena semana desde que empezó la gira. Faltan dos para que se acabe.

Ya pasó por Acapulco, Chilpancingo, Playa Ventura, Puebla, Xalapa, Tijuana, Mexicali, Ensenada, Rosarito, Metepec, Toluca, Monterrey,  Hermosillo, Guaymas, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Tapachula, Guadalajara.

Faltan Morelia, Pátzcuaro, Oaxaca, Tlacolula, Teotitlán del Valle y Puerto Escondido.

Los teléfonos de Ambulante suenan una y otra vez en la oficina del edificio Balmori de la ciudad de México,  impecable, porfiriano cien por ciento. Las cajas con programas de mano, pósters y publicidad están por todo el lugar, en el suelo, arriba de las mesas. Unas quince personas trabajan en un salón amplio, con ventanas grandes que dan a la Avenidad Álvaro Obregón, laptop junto a laptop.  Nadie tiene más de 35 años, ni Elena Fortes, la directora ejecutiva de la asociación civil.

-Acabamos de rentar otra oficina en este mismo piso porque ya no cabemos.

En esta esquina de la Colonia Roma se toman decisiones importantes para la industria. Los festivales de cine más importantes del país, el de Morelia y el de Guadalajara también tienen sede en el edificio Balmori.

Elena Fortes sale, cruza la avenida, llega al café de la esquina, su sala de juntas. En una hora más tiene otra cita, en otro lugar, a unos pasos de ahí. La mujer de 31 años ya tiene bien aprendido el discurso de presentación y las cifras de Ambulante.

-La gira Ambulante ha tenido un crecimiento del quinientos por ciento en seis años -dice.

Lleva siete años peregrinando por empresas, fundaciones, oficinas gubernamentales, de café en café, de oficina en oficina, para recaudar dinero para la gira, el proyecto más grande de la asociación civil, aunque también hay funciones únicas y distribución de películas en unitario, además de las escuelas comunitarias de cine en el sur de México y visitas a otros festivales de cine del mundo.

-El primer año fue muy estresante. Tenía 23 años, era la primera vez que hacía un festival, estaba muy insegura, me costaba mucho trabajo hablar en público y como no había estudiado cine, el sector académico no reconocía. Además cargaba con la imagen de Diego y Gael.

En nueve meses, llegan entre quinientos y seiscientos documentales al equipo de programación. Los curadores de la gira, que deciden qué se exhibirá y dónde, son cinco. El primer año de la gira, Elena Fortes tuvo que batallar para juntar los 19 documentales que incluyeron en la cartelera.

Una vez al mes los pasos de Juan Carlos Rulfo, Everardo González, Eugenio Polgovsky, Eugenia Montiel, Andrea Gentile y otros documentalistas apuntan al mismo lugar, a la librería Rosario Castellanos, de la calle Tamaulipas, en la Colonia Condesa.

La segunda generación de documentalistas mexicanos, la que le siguió a los ochenteros Nicolás Echevarría, Luis Lupone, Juan Francisco Urrusti, quienes trabajaron para el Instituto Nacional Indigenista, discute ahí, una vez al mes, sobre los problemas crónicos del género.

-En los 80 hacían documentales que nunca se distribuían, la gente nunca los veía-dice Everardo González, director de  “La Canción del Pulque”, de 2003, que le valió un Ariel al año siguiente.

Su primer documental lo dedicó a esta bebida prehispánica tradicional en la parte central de México, contando la historia de la pulquería La Pirata.

-En 2003  llevar gente a una sala a ver documental era prácticamente imposible. Había esta idea del documental de televisión, muy interesante pero poco emocionante.

Everardo González dejó de hacer fotografía a principios del milenio para tomar una cámara y grabar historias de no ficción. Igual que él hubo otros. Aprovecharon el acceso a las cámaras digitales para grabar.

-Cuando yo inicié, el documental tomó mucha relevancia en la Muestra de Cine de Guadalajara y comenzó a tener los premios importantes. Entonces la crítica, los productores, los distribuidores y los programadores de otros festivales del mundo voltearon a ver nuestro documental. Ambulante es resultado de esto.

En 2005, una chamaquita que no conocía llamada Elena Fortes lo buscó para exhibir “La Canción del Pulque” en una idea nueva, una gira de documentales.

-Era un año de muchos proyectos. Prácticamente acababa de arrancar el Festival de Cine de Morelia, un año y medio antes; el festival DocsDF tenía ya la idea de existir. Se empezaba a hablar de un renacer del documental mexicano.

-Creí que era lo que se tenía que hacer con las películas que hacíamos nosotros pero nunca imaginé que llegaría a los siete años, ni que incrementaría el público como lo incrementó.

En la primera edición de la gira, que viajó a quince ciudades, Ambulante convocó a doce mil personas a las salas de Cinépolis, donde tenían que pagar boleto por ver 19 documentales, entre ellos la ópera prima de Everardo González. Pasaron los años, y Ambulante combinó salas de cine con centros culturales, museos, plazas públicas, escuelas, galerías, festivales de rock, mercados y playas.

-No es un lugar de encuentro de cineastas como es un festival de cine, es un encuentro de cineastas con el público.

Ambulante también llevó a Everardo González a Nicaragua y El Salvador, en donde sucedió la historia de “El Cielo Abierto”.

Varios de los seguidores de Monseñor Óscar Romero, el obispo que denunciaba diariamente los atropellos de la dictadura militar en los setentas, fueron a la función en la capital, San Salvador.

Ambulante ya tiene un Emmy. La misma presea que guarda Roberto Hernández en Berkeley, California por su documental “Presunto Culpable”, la tiene Luciana Kaplan, la coordinadora de la beca Ambulante en la Ciudad de México.

El novel documentalista y abogado se ganó la beca Gucci Ambulante en 2007, el primer año que se entregaba este apoyo para la postproducción. Pero hubo un problema, el proyecto cambió drásticamente y se tuvo que rehacer para contar la historia de Antonio Zúñiga, un joven breakdancer acusado injustamente de homicidio.

 “Presunto Culpable” nunca se exhibió dentro de la gira de documentales Ambulante, su primer y principal patrocinador. Roberto Hernández prefirió mandarlo a cuanto festival internacional encontrara.

-Había molestia pero creo que todos entendían a final del día que el escaparate ideal para “Presunto Culpable” era el cine comercial, no la gira. Ambulante hubiera sido la muerte.

Después de recibir 13 premios en festivales de cine de todo el mundo en 2009 y 2010, “Presunto Culpable” llegó a las salas comerciales de México en febrero de 2011. Fue la tercera película más taquillera del año pasado, vista por un millón seiscientos ochenta y siete mil personas, un comportamiento atípico para un documental. Se convirtió en el tema de sobremesa durante meses y Antonio Zúñiga, el protagonista,  salió libre.

El lunes 26 de septiembre de 2011, Roberto Hernández y Layda Negrete, su esposa y también colaboradora en el documental, estuvieron en el Lincoln Center de Nueva York donde recibieron el Emmy al Mejor trabajo de investigación periodística del año por «Presunto Culpable».

-Le pedimos a la Academia Americana reconocimiento para todos los productores que aparecen en los créditos de la película, a todos les tocó una estatuilla del Emmy, incluida Luciana Kaplan.

En el Mercado de Abastos de Oaxaca el paso es rápido, el dinero cambia de manos en un dos por tres, es uno de los puntos más caóticos de la capital de uno de los estados más pobres de México.

Horas antes de que arrancara la proyección, ese día de abril de 2011, un par de voluntarios se apostaron afuera del atrio de la Iglesia de Cristo Rey, inmersa ya en el  Mercado de Abastos. Las personas no prestaron mucha atención al papel que les entregaba Marcos Santa Anna, de 24 años, el coordinador de la gira de documentales Ambulante en esa ciudad.

-La gente tenía entre curiosidad y resistencia. Muchos no se acercaban porque pensaban que era para gente distinta a ellos. Preguntaban qué era Ambulante, de qué se trataba y cuánto costaba.

Los caminantes no se detuvieron hasta que anocheció y en la pantalla colocada en el atrio de la iglesia, al aire libre, empezó “¿Cuál es el camino a casa? (Which way Home)», documental de Rebecca Cammisa, sobre la migración infantil, el mismo que fue tan popular en Chiapas.

Oaxaca es uno de los estados de los que más emigran mexicanos hacia Estados Unidos. Las historias que los comerciantes vieron en la pantalla eran cercanas. Al finalizar la función hasta hubo una pequeña discusión y comentarios.

El 13 de septiembre de 2011, se entregó el Premio de Derechos Humanos de la Oficina de Washington para América Latina a Ambulante.

-Por usar los documentales como instrumento de cambio y por llevarlos a lugares en donde rara vez son vistos y darle visibilidad a los problemas migratorios -se lee en la página de la ong.

La gira de documentales Ambulante recorrió México por sexto año consecutivo, prácticamente el periodo presidencial de Felipe Calderón, quien se irá del cargo con una guerra contra el narcotráfico a cuestas, esa guerra que sin proponérselo evidenció el calvario de los migrantes centroamericanos, de los migrantes mexicanos y de los pueblos vaciados por la tristeza, del asesinato de periodistas y de los atropellos a los derechos humanos, temas todos tratados en los documentales que Ambulante incluyó en su programación en los seis años.

Para el 2013, el tema central que se promoverá en la gira será la libertad.

-La idea es presentar una respuesta a este ánimo de movilización y activismo que rigió 2012 no sólo en México, también en otros países -dijo Elena Fortes en un encuentro con la prensa para dar a conocer el balance de la última edición de la gira el sábado 30 de junio, en donde también estuvo Gael García Bernal.

-Queremos que los documentales que presentemos en 2013 traten de ese pretérito y de la esperanza, de una emancipación -dijo el actor.

Pero antes de planear el 2013, la gira de documentales Ambulante estará en Londres. El British Council invitó a la organización a presentar documentales del 16 al 19 de agosto en la capital británica, coincidiendo con los días de los Juegos Olímpicos 2012.

Lourdes Zambrano es periodista regia. Actualmente estudia una maestría en Londres. Fue becaria de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Este texto se trabajó en el taller que impartió en 2012 la periodista argentina Leila Guerriero en la ciudad de México.