Lado B
Los movimientos sociales en Paraguay después del golpe de Estado
 
Por Lado B @ladobemx
27 de febrero, 2013
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Augusto Al Qádi Alcalde | Desinformémonos

Paraguay. Las organizaciones populares de Paraguay enfrentan un escenario político complejo originado no sólo por la caída del presidente Fernando Lugo en junio de 2012, acusado de provocar la masacre de Curuguaty, donde fueron asesinados 17 campesinos, sino por las dinámicas que se generaron con la llegada del luguismo al poder.

Arnaldo Sandoval, luchador social, explica en entrevista con Desinformémonos que el actual gobierno está ligado a Monsanto, a las mineras y a los empresarios de la soja, y desgrana las articulaciones de los movimientos indígenas y campesinos.

También da luz sobre los nuevos movimientos que nacen en los barrios paraguayos, independientes de lo electoral y horizontales.

La situación actual en Curuguaty

La Masacre de Curuguaty trascendió la mediterraneidad del Paraguay y se conectó con otras miles de luchas de pueblos indígenas y campesinos que resisten y luchan contra los desalojos violentos y solapados de sus territorios ancestrales y tradicionales por parte del capital. En ese sentido, la masacre de Marina Cué fue el inicio de una serie de golpes contra comunidades pobres sin tierra de una parte del interior del país, que es Curuguaty.

Tomada de desinformemonos.org/

Tomada de desinformemonos.org/

En Paraguay existen más de 8 millones de hectáreas de tierras malhabidas, y las 2 mil hectáreas en disputa -desde el 2004 hasta el 2012- forman parte de esa cifra descomunal que implica casi el 25 por ciento del territorio paraguayo; Paraguay posee 40 millones de hectáreas.

En el país existen mafias corporativas que tienen sus raíces profundas en tierras mal habidas. Las tierras en cuestión de Marina Cué eran tierras del pueblo aché. Hasta los años ochenta, los aché, si no salían por las buenas de sus tierras, eran echados por la fuerza en camiones de las fuerzas armadas; aquellos que se resistían eran acribillados a balazos por militares y matones, quienes cobraban un plus por cada par de orejas que conseguían.

Las comunidades indígenas que hoy existen permanecen gracias a que en su momento pudieron refugiarse monte adentro, pero con el avance de la sociedad occidental a través del modelo de producción ganadera, las comunidades fueron quedando dentro de las estancias. Muchas de estas comunidades han sido explotadas como peones, y algunas aún lo son.

En los años noventa, el enclave ganadero cambió y se transformó enclave sojero, lo que trajo consigo los efectos de los paquetes tecnológicos, el alquiler de las tierras, las fumigaciones indiscriminadas sobre las comunidades, sobre las escuelas, sobre las poblaciones mismas. La tranza de las autoridades locales y nacionales han cedido territorio a los narcos, a los ganaderos, a los sojeros, y éstos últimos han avanzado violentamente en los últimos años.

Lea aquí el reportaje completo de Desinformémonos.

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