Alejandro Badillo

La novela gráfica y los libros ilustrados han tenido auge en los últimos años. Anteriormente reservados para un público infantil, la combinación de texto e imagen ha abordado temas policiales, de terror e, incluso, biografías. A pesar de la gran tradición de artistas gráficos mexicanos, historietistas y dibujantes, parecía haber un alejamiento de su labor con la literatura. En este contexto se suma como un esfuerzo más Juan Peregrino no salva el mundo, libro realizado por la artista visual Diana Martín y el escritor Rafael Villegas.

Editorial Paraíso Perdido, 1era edición 2012.

De entrada, lo que llama la atención de esta obra es el equilibrio entre el texto y las ilustraciones. Si en el cómic la imagen ocupa la atención del lector y las palabras sólo sirven como un detonante que mueve la historia, en Juan Peregrino no salva el mundo hay un intercambio entre la propuesta gráfica y la literatura que, al momento de la lectura, obliga a detenerse para observar las escenas representadas y completarlas con la narración que la antecede.

En elapartado exclusivamente literario Juan Peregrino no salva al mundo también experimenta ya que evade lo convencional con dos elementos: un lenguaje que toma influencias del surrealismo y una historia que se desdobla en pequeñas anécdotas; parte de una especie de iluminado –Juan Peregrino– y explora un cúmulo de personajes: las hermanas Mab y Cordelia; el señor y la señora Gourmet; el Dr. Muur, entre muchos otros.

A pesar de la brevedad del libro, Rafael Villegas se esfuerza por crear una pequeña mitología que no desglosa en largos apartados sino que sirve como complemento a los relatos. Otro punto interesante es la temática de Juan Peregrino: en muchos casos el surrealismo o a atmósferas oníricas dan la sensación de gratuidad, es decir, un elemento puede ser intercambiado por otro, cualquier cosa tiene cabida siempre y cuando cumpla con su dosis de extravagancia e imaginación desaforada. Las historias de Rafael Villegas, al contrario, evaden lo fácil tocando temas interesantes, el más importante, a mi juicio, es el de la narración, el contar historias como una forma de recuperar el mundo.

En cuanto a las imágenes de Diana Martín funcionan como retratos prolijos que cuentan su propia historia, escenas detenidas que parecen interrogar e invitar a que el lector imagine el antes y el después. Juan Peregrino no salva el mundo es una interesante apuesta por el cruce de disciplinas y forma parte de las obras que abren nuevas brechas en la literatura.

Columnas Anteriores

[display-posts category=»el-increible-devorador-de-libros» posts_per_page=»-15″ include_date=»true» order=»ASC» orderby=»date»]