La Semana de… Avándaro
 
Por Lado B @ladobemx
09 de diciembre, 2012
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Eric David Montero

@ericdmontero

México está recién herido por los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 y  del 10 de junio de 1971, la juventud necesitaba de levantar la voz de otra manera, de hacerse presente y de expresarse.

Lo que surgió como una carrera de carros de niños ricos, fue también un parteaguas en la música y en la sociedad mexicana, por que la mayoría de los asistentes se burlaron de la moral mexicana, de los principios de la sociedad sin temor a ser criticados.

La psicodelia mexicana salió a hacer de las suyas en aquel lugar del Estado de México,  le robó reflectores a la carrera que en un principio estaba planeada y se ganó el nombre del “Woodstock Mexicano”, por que gran cantidad de grupos de la época demostraron que en el país se hace buena música.

Las críticas no se hicieron esperar  y uno de los que pegaron el grito en el cielo fue el cronista Carlos Monsiváis, quien los tildó de ser la primera generación de gringos nacidos en México por hacer rock con letras en inglés.

Fueron 250 mil asistentes y más de 15 bandas que dieron de qué hablar durante décadas, pero después todo desapareció con en la oscuridad de los llamados “hoyos funkys”, y algunos grupos abandonaron la escena del rock y terminaron haciendo música para el populacho.

Pero esa no fue la única  herida del rock mexicano, pues los medios de comunicación de ese tiempo y especialmente los de nota roja, le dieron más prioridad a los desmanes que a las bandas que se presentaron en el concierto.

Aún sobreviven bandas de la época como La Revolución de Emiliano Zapata, Los Dug Dugs, con sus perfiles originales, dando toquines en varias ciudades del país. Protagonistas vivos de aquel movimiento que marcó a toda una generación.

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Autor Lado B
Lado B
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