Lado B
"Democracia cercada", de Miguel Vélez
 
Por Lado B @ladobemx
03 de diciembre, 2012
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Miguel Vélez Pérez *

Puebla, Pue.

2 de diciembre del 2012

Cinco minutos antes de las 7 a.m. nos enteramos del conflicto en el palacio legislativo. Era una mañana templada de luz fría y azulada; era la mañana del primero de diciembre y al suroeste de la ciudad de México, nos preparábamos para asistir a manifestar nuestra inconformidad con el régimen corrupto y de violencia descarnada que vive nuestro país.

Una jornada de bombas molotov y gas lacrimógeno. Una jornada de enfrentamientos en Paseo de la Reforma y Bellas Artes;  del camión de volteo estrellado en el metálico, grosero y exagerado cerco de San Lázaro. Una jornada brutal y desesperanzadora, la del maestro de teatro en un delicadísimo estado de salud y la del estudiante que pierde el ojo, ambos a causa de las balas de goma. La jornada que terminó con el gravísimo saldo de más de 120 personas heridas y 92 detenidos sólo en la Ciudad de México.

Nadie ganó el sábado. Creo que eso está claro. Nadie puede jactarse de responder adecuadamente. Ni la policía federal con sus cañones que disparaban esas letales balas y que con mano propia nos hicieron llorar debido al gas; ni el gobierno capitalino que permitió las detenciones arbitrarias de gente que sólo caminaba por la calle; ni Enrique Peña Nieto que no se ha atrevido a declarar sobre los hechos porque está ensimismado por la supuesta victoria que le compró la miseria y la publicidad.

 Tampoco los manifestantes ganamos con esto. Porque no supimos cómo responder a la barbarie de las supuestas agencias de seguridad y de los grupos de choque; aquellos desconocidos que enarbolan una revolución ajena a nuestros ideales y que pusieron en riesgo a segmentos de la población que simple y sencillamente transitaba por sus calles. Porque nuestra protesta quedó opacada por la sangre y el fuego.

Porque no se trata de ganar. Se trata de cuidar al ciudadano, de crear una sociedad justa y solidaria. Se trata del consenso entre diferentes. Porque las verdades no se imponen a chingadazos, se construyen con el dialogo y el encuentro con los otros. No se puede construir una democracia a palos. No se puede, como promete el nuevo gobierno federal, restablecer el orden y la paz con balas, aunque estas sean de goma.

Nosotros no podemos permitirnos caer en estas provocaciones. Sabemos, pero sobre todo sentimos que la violencia es, ya desde hace mucho tiempo, grotesca en nuestro país y es por eso mismo que siempre seremos pacíficos. Porque tenemos la firme convicción de que la paz crea paz y que sólo la paz es el camino. Ésta debe ser la democracia auténtica, la que soñamos posible y es porque duele tanto que sabemos que puede ser real.

* Miembro de la Asamblea Más de 131 Ibero Puebla 

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