Lado B
Adiós Primicia, adiós
Fuiste, Primicia, tan querida y tan anhelada, que hicimos de ti objeto de vanagloria, de alabo, de premio, de certeza, de calidad. Seguramente recordarás los tiempos cuando te tratábamos con calma para ser eficientes y a la vez oportunos (despacio, que voy de prisa, decía Napoleón), cuando la noche se tornaba en un emocionante compás de espera para verte publicada, cuando no podíamos salvar el escollo de la rotativa para mirarte fehaciente, fresca, matinal.
Por Lado B @ladobemx
10 de diciembre, 2012
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Hugo León Zenteno

@hugoleonz

Te vas. Te has estado yendo por algún tiempo. Ya no más te tendremos acá, nuestra, sólo nuestra. Los periódicos, por más que nos pese y nos pueda, ya no podemos poseerte.

Fuiste, Primicia, tan querida y tan anhelada, que hicimos de ti objeto de vanagloria, de alabo, de premio, de certeza, de calidad. Seguramente recordarás los tiempos cuando te tratábamos con calma para ser eficientes y a la vez oportunos (despacio, que voy de prisa, decía Napoleón), cuando la noche se tornaba en un emocionante compás de espera para verte publicada, cuando no podíamos salvar el escollo de la rotativa para mirarte fehaciente, fresca, matinal.

Después llegaron la radio y la televisión, con sus irresistibles e inmediatas ondas, con sus transmisiones en vivo; a veces improvisadas, frecuentemente torpes o vacilantes pero acaso también más vívidas. Y fue así que comenzaron a arrebatarte de nuestras manos, a arrancarte de quien te creó y conformó: dejaste tu talante escrito e impreso por un disfraz audiovisual que te confería más atractivo aunque indudablemente menos fondo.

Con la llegada del señor internet fuiste un poco más veleidosa. Su arrasadora inmediatez y su inherente facilidad de publicación te hicieron dudar, después de todo, no es sencillo entregarse por completo a las primeras de cambio. El ciberperiodismo coqueteó contigo y ciertamente comenzó a conquistarte, los tiempos de espera se redujeron dadas las dinámicas de producción más breves que las que acarrean los medios audiovisuales. Lo anterior dio alas de nuevo a los periódicos, te comenzaron a recuperar, a través de su hermano digital.

Pero tu sueño siempre fue la instantaneidad. Y para tal efecto lo único viable es la fórmula “cada persona, un periodista” o la ciudadanización de la labor del relato noticioso. De tal manera, tu vehículo idóneo debía ser ligero, adaptable y democrático. Las redes sociales tenían el perfil, aunque de inicio eran ingenuas, juguetonas y de cierta forma superficiales. Tuvieron que pasar varias pruebas de fuego para acaparar tu atención: revueltas, movimientos, causas ciudadanas, tragedias, megaeventos…

Hoy, no hay duda, salvo contadísimas excepciones, perteneces a Twitter y a Facebook y en menor medida a su parentela digital. Tu afán ha sido cumplido, te sabemos de inmediato, te vemos y oímos al momento, el único requerimiento es que haya un teléfono móvil cerca. Encárgate de recordarle a los despistados periodistas que tú ya no tienes cabida al día siguiente, a la tarde siguiente, a la hora siguiente. Nosotros, por nuestra parte, debemos recordar que el periodismo es mucho más que tú, que a veces sólo te eriges en un encabezado, en una sola línea. Las razones, los efectos, las causas, las correlaciones, las descripciones, las introspecciones y los detalles, son todavía nuestros.

*Académico en las áreas de Periodismo y Comunicación. Docente universitario en la Universidad de las Américas y en la Universidad Iberoamericana Puebla. Analista y conferencista de Media y News literacy; consultor en gestión de información para cibermedios y en Calidad académica; editor y productor de contenidos en deporte, cultura y viajes. Su línea de investigación académica es historia del deporte y del olimpismo.

Vive en la ciudad de Puebla; gusta del beisbol, el chocolate y la lluvia.

Correo electrónico: hugoleonz@gmail.com

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