Nelson Rodríguez | Cimac

Imagen: http://www.canal15.com.ni

Rivas, Nicaragua. Harta de ser discriminada por su forma de hablar y su origen nicaragüense, Darisa decidió establecerse en su tierra natal tras dos años de ir y venir desde Costa Rica (CR) en busca de un empleo mejor remunerado.

Apenas tenía 16 años cuando la joven comenzó a viajar sola y sin documentos migratorios al país vecino: “No me gustaba viajar ni exponerme a la discriminación”, dice Darisa al recordar que salía de su casa en el pueblo de Sapoa, departamento de Rivas, para viajar sola a las ciudades costarricenses de Liberia o La Cruz, para realizar trabajos de belleza a domicilio que le conseguían sus primas y tías, quienes son migrantes en la nación vecina.

 “Yo ya sabía trabajar porque desde pequeña aprendí cosas de  belleza”, comenta la joven ahora de 20 años.

Sapoa está cerca del principal puesto fronterizo con CR. La migración en el departamento de Rivas es una de las más altas de Nicaragua. Se estima que por cada dos familias hay una que tiene al menos un pariente en el extranjero, principalmente en el país vecino.

El mayor tiempo que Darisa permaneció en CR fueron ocho meses, en los cuales asegura haberse sentido discriminada por su lenguaje y procedencia, por lo que decidió regresar a su país.

Alternativas

Darisa ahora tiene un salón de belleza como parte de un proyecto para jóvenes del Grupo de Migrantes Mujeres Adolescentes y Jóvenes (Gemar), cuyo fin es evitar la migración. La organización ha capacitado para el autoempleo a unas 100 jóvenes en las ciudades nicaragüenses de Cárdenas, Belén, Tola y Rivas.

Gemar es una asociación de jóvenes y adolecentes que trabaja en conjunto con la Casa de la Mujer AMLAE Rivas, con el objetivo de capacitar a esta población para que desista de viajar al extranjero a exponerse a situaciones de riesgo y explotación, explica Engely Karina Chávez, promotora  y fundadora del grupo en el municipio de Rivas.

“Decidimos organizarnos porque mirábamos que en el barrio Pedro Joaquín Chamorro, en Rivas, muchos jóvenes, especialmente mujeres, se estaban yendo del país”, apunta Engely.

Fue así que cinco jóvenes, con el apoyo de la Casa de la Mujer AMLAE Rivas, decidieron que lo mejor sería organizarse y trabajar en cursos de emprendimiento juvenil.

Con la ayuda de sus familiares, Darisa montó su salón de belleza luego de haber recibido por parte de Gemar un curso de estilismo y repostería.

La joven también estudia los sábados su penúltimo año de la carrera de Derecho en la Universidad Politécnica (Upoli) de Rivas, y destaca que ya no tiene que viajar a exponerse al peligro en un país distinto y sin documentos.

Darisa tiene como meta terminar su carrera el próximo año y buscar trabajo de litigante en la zona, pero además ampliar su negocio en Sapoa que –celebra– le ha servido mucho para seguir adelante y no pensar ya en emigrar a CR.