1.
Toda la crueldad del mundo,
toda la crueldad del mundo,
toda la crueldad del mundo
hasta caerse.
2.
Un viejo amargado sobre sus rodillas
y no parece menos viejo.
¿Qué pasa si cae un viejo
sobre sus rodillas en cualquier lado,
pero sobre todo sobre sí mismo, sobre goznes
roídos de óxido, arrastrando metalurgia?
Pasa que un viejo cae en sus rodillas
y no parece menos viejo
y ni siquiera le basta la muerte
para terminar de morirse.
3.
Pasa que la escritura no basta
para terminar
con toda la crueldad del mundo.
Pasa que uno mancilla,
que dos, que la escritura lo vuelve al
uno
por lo menos
dos,
lo mancha.
Le pone huellas digitales
a la caricia de los fantasmas.
4.
El piso de mi habitación es rojo.
Desde mi ventana veo la ciudad,
esa ciudad que llevo en el imaginario
y que se ajusta perfectamente
con esta imagen: Bellas Artes,
La Alameda, la torre Latino:
esta imagen es el DF
para mí
y vivo en ella.
Tengo casi 27 años
y sé que voy a morir.
El piso de mi habitación es rojo permeable:
puedo plantar en este piso cualquier cosa
y fructificará, se multiplicará.
Las muertes se multiplican
como escrituras. Los pájaros
se multiplican como pájaros,
y las colillas de cigarro
(imaginario del cliché)
se multiplican como nidos de cenizas.
La ceniza de mi cuerpo multiplicará
también la ceniza
de los nidos de muerte
donde la muerte
no existe.
Javier Raya (Cd. de México, 1985) Palabrero ninja. Escribió El libro de Pixie (Torre de Babel Ediciones, 2010 reed. 2012), Por los rasgos una bayoneta (Col. La Ceibita, FETA, 2011) y Ordalía (Col. Limón Partido, 2011). Editor en Proyecto Literal y Mutante.mx. Hace spoken word y trabaja en su obra póstuma. Mantiene el blog Cuaderno de Raya (http://cuadernoderaya.blogspot.mx) y la cuenta de Twitter @javier_raya. Detesta a los escritores que hablan de sí mismos en 3a persona.