Alejandro Badillo

Ryszard Kapuściński, escritor y reportero polaco, es autor de una obra que mezcla continuamente el reportaje periodístico con el ensayo y el ejercicio autobiográfico. La fama que logró en la última parte de su vida contribuyó a que sus libros se difundieran en varias lenguas. También, como suele pasar con autores mediáticos, después de su muerte en el 2007 surgieron noticias sobre su papel como espía al servicio de los soviéticos en la Guerra Fría. Más allá de rumores, su obra merece una lectura cuidadosa y el análisis de los periodistas y, sobre todo, escritores de ficción que muchas veces se cuadran en géneros y pautas preestablecidos. Viajes con Heródoto es un libro atractivo por muchas razones, la más importante es el homenaje que hace el periodista al historiador griego.

Editorial Anagrama, 2da edición 2010, Traducción de Ágata Orzeszek

Heródoto, autor de Las Historias o Los nueve libros de Historia, en los que aborda de forma minuciosa batallas entre griegos y persas, pero también costumbres del antiguo Egipto y leyendas que encontraba a su paso. La admiración de Kapuściński por Heródoto queda justificada por la biografía del reportero que se entreteje con la lectura de Los nueve libros de Historia. En ella nos cuenta su vida como principiante en una agencia noticiosa polaca. Su principal trabajo periodístico es recorrer las aldeas de su país para recabar los testimonios de sus pobladores. Sin embargo, el polaco tiene el sueño de cruzar las fronteras de su nación y conocer otras maneras de pensar, otras costumbres. En una época en la que internet todavía no se podía imaginar y en la que las traducciones al polaco son escasas, la forma de conocer el mundo es el viaje. La oportunidad al fin llega pero el viaje es a un lugar inesperado: la India. Como regalo de sus superiores lleva Las Historias de Heródoto y, a partir de ese momento, la obra del griego se volverá su compañera inseparable.

Viajes con Heródoto es el testimonio del reportero novato que llega a un país que conoce muy poco. Apenas domina algunas frases en inglés y debe encontrar la forma de recopilar información en medio de un mundo que no entiende muy bien. A la par, nos cuenta las historias y guerras que describe Heródoto en su libro, sobre todo las batallas entre el dominante imperio persa y los Estados griegos. A pesar de la distancia temporal, los métodos de los dos autores son similares: sumergirse en una cultura extraña aguijoneados por una curiosidad que muchas lleves los lleva a afrontar peligros.

Los dos elaboran sus testimonios basados en la indefinición, en la duda. Sin embargo, eso no les impide seguir viajando, preguntando, conversando con los que se atraviesan en su ruta. Cualquier cosa puede ser convertida en literatura, desde el robo de una cartera hasta un concierto de Louis Armstrong. Cuenta Kapuściński que en medio de sus viajes, ya sea en Asia, África o Latinoamérica, las batallas narradas por Heródoto parecían más reales que los eventos que debía notificar a su redacción en Polonia. El griego, autor del primer trabajo historiográfico del mundo, intuye antes que las recetas de la ficción dominaran la literatura que la Historia no es una simple recolección de hechos, un informe. También debe pesar el punto de vista del autor, sus teorías. Esta es la gran enseñanza para reporteros como Kapuściński y para historiadores famosos por llevar la subjetividad a sus libros como el francés Jules Michelet: olvidar las reglas y dejar que fluya la narración, las historias.

Columnas Anteriores

[display-posts category=»el-increible-devorador-de-libros» posts_per_page=»-1″ include_date=»true» order=»ASC» orderby=»date»]