Imagen: http://mexico.cnn.com

Lado B

@ladobe

Hace dos años el hallazgo de 72 cuerpos de inmigrantes centroamericanos en un rancho en San Fernando, Tamaulipas, cambió la vida de muchas familias de Ecuador, Guatemala, El Salvador, Brasil y Honduras. Por primera ocasión en México se dio a conocer los grandes riesgos que corren estos grupos en su paso hacia Estados Unidos – a pesar que Amnistía Internacional ha realizado seguimientos y informes al respecto– , y permitió que a nivel mundial se conociera tajantemente la violación de los Derechos Humanos de los inmigrantes, así como el poco trabajo de las instituciones.

A la fecha ni un culpable por estos homicidios, sólo el gobierno mexicano señaló que los responsables eran Los Zetas, y que habían sido asesinados los inmigrantes centroamericanos por no querer colaborar con este grupo delictivo.

“El padre de Juliard Aires Fernandes parece un ‘muerto viviente’ mientras trabaja de sol a sol las tierras del departamento de Santa Efigenia de Minas, en Brasil, desde donde partió su primogénito en busca del sueño americano, para convertirse en una víctima más del ‘horror mexicano’ en la masacre de San Fernando, Tamaulipas. Al hombre lo consume la tristeza desde que en 2010 la televisión le arrojó a la cara la fotografía de su hijo localizado en una casa a medio construir del norte de México como parte de un grupo de 72 inmigrantes centro y sudamericanos que fueron secuestrados, torturados y asesinados presuntamente por delincuentes de la banda criminal Zetas”, describe un artículo de La Opinión.

Cabe señalar que defensores de derechos humanos en México han señalado que en el caso de San Fernando, la ausencia de métodos profesionales para documentar las averiguaciones sobre la masacre, son una constante. De hecho, en noviembre pasado, el Movimiento Migrante Mesoamericano encontró en San Fernando ropa y zapatos que probablemente pertenecieron a las víctimas, posibles evidencias que se recogieron 14 meses después.

Solo en el primer semestre de 2010, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos reportó que desaparecieron 10 mil migrantes; al cierre del año la cifra se ubicó por encima de las 20 mil desapariciones, informó Univisión.