De ser cierta la información que hoy da a conocer el diario La Jornada en su primera plana sobre la operación Agora, con la que Elba Esther Gordillo, lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pretende captar cinco millones de votos para el candidato de PRI, Partido Verde, Enrique Peña Nieto. Hay que preocuparse mucho.

No es de sorprenderse que la “maestra”, que de paso hay que decir que tiene muy pocas cualidades docentes para ser llamada así, lleve a cabo un operativo de esa naturaleza en nuestro país.

Elba Esther Gordillo, maneja uno de los sindicatos más grandes de América Latina y su militancia priísta durante muchos años, la lleva tatuada en el corazón. Claro, hablamos de un corazón que deja muchos millones de pesos a la consentida de priístas y panistas y que ha negociado con ellos durante años candidaturas, puestos y dirigencias sindicales.

Para esta operación se necesitarían, de acuerdo a la información del documento: «Sistema digital de activismo y movilización alternativo (Ágora) del SNTE», aproximadamente 152 millones de pesos.

La denuncia se hizo por parte del Comité ejecutivo del CNTE ( Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), oposición al SNTE; liderado por Elba Esther. Es claro que la “maestra” no iba a armar un operativo importante para apoyar la candidatura de Gabriel Quadri, que seguramente no llegará a los 3.5 puntos en todo el país.

La pregunta que nos hacemos cotidianamente los ciudadanos es ¿nadie puede parar a Elba Esther? ¿Ante la denuncia las autoridades electorales del país no pueden investigar si es cierta o no y tener una vigilancia especial en los estados y lugares señalados por el informe o bien, tener una comisión especial de observadores electorales que den fe de lo que está sucediendo en esos lugares?

Las viejas prácticas priístas de compra de votos, urnas rellenas, acarreados, no se  olvidan a Elba Esther, que nunca aprendió a pesar de sus años como educadora, que la corrupción no es uno de los valores a enseñar. No aprendió que la honestidad, la democracia y la lealtad si se aprenden en México, aunque ella nunca entró a esas clases.