Lado B
El afán polifónico
La democracia no es únicamente electoral. Implica, además, la existencia de una constante deliberación pública, la cual es sólo posible a partir de la concurrencia de una diversidad de voces representativas de un entramado social. La discusión de los temas que son relevantes para el desarrollo de una nación no puede ser acaparada por quienes detentan el poder político, económico o mediático; esta deliberación no es factible en la monotonía, en la preponderancia de una voz o de un puñado de ellas.
Por Lado B @ladobemx
18 de junio, 2012
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Hugo León Zenteno*

@hugoleonz

La democracia no es únicamente electoral. Implica, además, la existencia de una constante deliberación pública, la cual es sólo posible a partir de la concurrencia de una diversidad de voces representativas de un entramado social. La discusión de los temas que son relevantes para el desarrollo de una nación no puede ser acaparada por quienes detentan el poder político, económico o mediático; esta deliberación no es factible en la monotonía, en la preponderancia de una voz o de un puñado de ellas. Por ello, son pertinentes los llamados a que se multipliquen los actores, los grupos sociales y las corrientes de ideas que tengan la oportunidad de expresarse en la arena pública; en este mismo espacio he hecho hincapié en la impostergable necesidad de un verdadero pluralismo en la tenencia y gestión de los medios de comunicación.

Sin embargo, la intención de monopolizar las propuestas sobre qué es lo que se debate persiste, particularmente en los espacios tradicionales (prensa, radio y televisión). Por ello, conviene puntualizar los mecanismos con los que se pretende centralizar los asuntos sujetos de discusión por parte de las audiencias. La teoría de la Agenda setting (establecimiento de la agenda) es útil en este sentido ya que nos ayuda a desentrañar las razones por las cuales algunos temas nos parecen más importantes. Desarrollado por Maxwell McCombs y Donald Shaw, este enfoque teórico demostró, a partir de estudios realizados en tres elecciones presidenciales estadounidenses, que las cuestiones fijadas por los medios de comunicación se convertían en la materia de discusión de los votantes. Las investigaciones subsecuentes en todo el mundo, contribuyeron a reafirmar esta hipótesis, de manera que hoy en día podemos enunciar dos supuestos básicos en esta asignatura: los medios de comunicación en general y la prensa en particular no reflejan la realidad sino que la filtran y le dan forma; y la concentración en pocos temas conlleva una percepción, por parte del público, que dichos asuntos son más importantes que otros.

Es así que la agenda de la reflexión pública está fijada desde las salas de redacción y los bunkers noticiosos y como reflejo de las líneas editoriales bajo las que se rige cada medio. El problema surge cuando estas líneas no son consistentes y se van ajustando de acuerdo a vaivenes políticos o a conveniencias comerciales (manifiestas u ocultas); y se ahonda, cuando prevalece una escasa formación en términos de news literacy para que la audiencia sea capaz de criticar la brecha entre lo que se plantea mediáticamente y lo que se requiere socialmente.

No obstante lo anterior, la franca incorporación de las redes sociales al entorno del discurso político, especialmente en el actual proceso electoral, ha generado una dinámica inédita en términos de la deliberación pública: la unilateralidad en la proposición de los temas ha sido rota por la flexibilidad, la heterogeneidad, la espontaneidad, la sagacidad y la agudeza del sinnúmero de comentaristas que publicamos en Twitter, Facebook, YouTube y demás cibermedios. Hay tantas voces como usuarios y tantos asuntos como hashtags. No todo lo que se dice es serio y profundo pero sí contribuye a la generación de una verdadera opinión pública, en tanto la agenda responde más fielmente a intereses ciudadanos y a preocupaciones genuinas. Comenzamos pues, a ver satisfecho nuestro deseo de multiplicar las voces, nuestro afán polifónico.

*Académico en las áreas de Periodismo y Comunicación. Actualmente es profesor en la Universidad de las Américas y en la Universidad Iberoamericana Puebla. Analista y consultor en Media literacy, en Infonomía para cibermedios y en Calidad académica. Editor y productor de contenidos en deporte, cultura y viajes. Otras de sus áreas de interés profesional son: hemerografía comparada, ciberperiodismo y arte moderno. Vive en la ciudad de Puebla; gusta del beisbol, el chocolate y la lluvia. Correo Electrónico: hugoleonz@gmail.com

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