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Esto queremos
Queremos escuelas, no telenovelas. Al son de esta y otras consignas, las marchas del movimiento #yosoy132 confirmaron la idea que surgió días atrás con el Iberogate: el contubernio televisión-candidatos no puede ser permitido. La idea de que existe un intento de imposición es cada vez mayor, las evidencias en noticiarios, periódicos y posts dejan muy pocas dudas de ello.
Por Lado B @ladobemx
28 de mayo, 2012
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Hugo León Zenteno*

@hugoleonz

Queremos escuelas, no telenovelas. Al son de esta y otras consignas, las marchas del movimiento #yosoy132 confirmaron la idea que surgió días atrás con el Iberogate: el contubernio televisión-candidatos no puede ser permitido. La idea de que existe un intento de imposición es cada vez mayor, las evidencias en noticiarios, periódicos y posts dejan muy pocas dudas de ello. Es por esto que las protestas estudiantiles se sustentan en el derecho de todos los ciudadanos a emitir un voto informado, consciente y libre.

El argumento fundamental para la inconformidad es, pues, la descarada y sospechosa parcialidad (que a veces raya en un franco proselitismo) hacia determinados aspirantes a puestos de elección popular. Sin embargo, el trasfondo de esto no se adscribe únicamente al periodo electoral actual sino que se está gestando desde hace varias décadas en lo relativo al manejo de los contenidos mediáticos: la escasez de propuestas inteligentes, la exigua pluralidad, la omnipresente banalidad, el culto a lo insulso y burdo, la prevalencia del pastelazo, el morbo y el chantaje emocional, la insuficiente visión multicultural. El hartazgo por todo esto explotó en la Ibero y devino marchas, pancartas y aforismos.

Es por ello que es completamente legítimo y necesario que se puntualicen una serie de demandas, cuya impostergable resolución contribuirá a mejores elecciones, decisiones y rumbos. Por eso queremos equidad en la cobertura informativa, tanto en los tiempos que se dedican a cada candidato como en la jerarquización y secuencia de la presentación de la información. Queremos, también, que se distinga de manera manifiesta, cuando algún conductor o periodista emite una opinión personal acerca de cualquier candidato. Queremos, además, transparencia en los gastos por publicidad oficial de los gobiernos estatales y el federal. Queremos, como solución de fondo, la incorporación de la media literacy como una de las competencias a desarrollar en los curricula de la educación básica, media y superior. En suma, queremos, como demanda fundamental, un pluralismo mediático.

En aras de solidificar esa petición, es útil remitirnos a experiencias similares en otras regiones del mundo, sobre todo para conocer el nivel real en el que nos ubicamos, como país, en la mencionada materia. El caso de la Unión Europea es paradigmático, puesto que ha tenido que construir parámetros que sean aplicables a todos los estados que la conforman, considerando, a su vez, sus diferencias culturales, sociales y económicas.

En este rubro, la Comisión Europea desarrolló The European Media Pluralism Monitor, MPM, (Monitor europeo para el pluralismo de los medios) una herramienta de medición para establecer las cotas de riesgo en diversas áreas vinculadas al tema. Un extensivo estudio  sirvió de soporte para construir dicho mecanismo evaluatorio, el cual está integrado por 166 indicadores -de tres tipos: económicos, socio-demográficos y legales- agrupados en 6 dominios de riesgo para el pluralismo en los medios: básico o general, propiedad y control, tipos y géneros, político, cultural y geográfico. Los resultados se expresan en una escala de alto, moderado o bajo riesgo para el pluralismo mediático, siendo la primera calificación donde se requieren acciones o medidas inmediatas. Desde luego, a reserva de que desde la academia pronto apliquemos formalmente el MPM al caso mexicano, sabemos que en muchos indicadores el riesgo de falta de pluralidad es alto y por eso hay que actuar hoy. No es exageración, va de por medio la viabilidad de nuestro país.

*Académico en las áreas de Periodismo y Comunicación. Actualmente es profesor en la Universidad de las Américas y en la Universidad Iberoamericana Puebla. Analista y consultor en Media literacy, en Infonomía para cibermedios y en Calidad académica. Editor y productor de contenidos en deporte, cultura y viajes. Otras de sus áreas de interés profesional son: hemerografía comparada, ciberperiodismo y arte moderno. Vive en la ciudad de Puebla; gusta del beisbol, el chocolate y la lluvia. Correo Electrónico: hugoleonz@gmail.com

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