Lado B
Tiburón al rescate
Quien ha visto la película Tiburón (Steven Spielberg, 1975) seguramente se estremeció al filo de la butaca cuando las notas suspendidas de aquel acorde disonante anunciaban la aparición del misterioso protagonista, que en medio del agua dejaba al descubierto la enorme aleta dorsal que combinaba con filas de puntiagudos y asesinos dientes, teñidos indiscriminadamente de rojo.
Por Lado B @ladobemx
25 de abril, 2012
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Imagen: http://www.yencimasellamabaalabama.com

Montserrat Muñoz Suárez

Quien ha visto la película Tiburón (Steven Spielberg, 1975) seguramente se estremeció al filo de la butaca cuando las notas suspendidas de aquel acorde disonante anunciaban la aparición del misterioso protagonista, que en medio del agua dejaba al descubierto la enorme aleta dorsal que combinaba con filas de puntiagudos y asesinos dientes, teñidos indiscriminadamente de rojo.

La ciencia, no obstante, podría  en breve contribuir a modificar nuestros sentimientos negativos por este pez cartilaginoso, a tal grado que llegaríamos a agradecer su existencia.

Y es que un estudio del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), liderado por el doctor Alexei Fedorovish Licea Navarro, plantea que los anticuerpos del temido pez podrían ayudar a crear nuevos fármacos, que deriven en el diagnóstico y neutralización de distintas enfermedades humanas.

El proyecto intitulado “Obtención de fragmentos de anticuerpo de tiburón por medio de despliegue en bacteriófagos”, tiene como objetivo “caracterizar los genes variables de anticuerpos del tipo IgNAR, así como realizar la construcción de bibliotecas inmunes y seleccionar anticuerpos específicos contra los antígenos seleccionados.”

El doctor Licea Navarro es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel I, y sus líneas de investigación son: metabolitos secundarios y sustancias bioactivas. Su trabajo se desarrolla en los laboratorios de Inmunología molecular y toxinas.

Imagen: http://laprensa-sandiego.org

Un “monstruo” inmunológicamente poderoso.

La investigación del experto en Biotecnología marina se origina en la observación de que el tiburón ha existido por más de 450 millones de años. Los escualos estuvieron en la Tierra antes, durante y después de la época de los dinosaurios y siguen aquí, a diferencia de los enormes y extintos reptiles.

Licea Navarro, quien estuvo en Puebla para participar en el 1er Congreso Internacional de Biotecnología, organizado por la UPAEP, explicó que el hecho de que los tiburones hayan sobrevivido tantos años implica que han enfrentado una fuerte “presión selectiva”, es decir, estos peces durante su estancia en el planeta han combatido a un sinnúmero de virus y han luchado contra condiciones adversas para su supervivencia. El que hayan logrado sobrevivir hasta hoy, a diferencia por ejemplo de los dinosaurios, indica que su sistema inmunológico es avanzado.

Tanto tiempo viviendo en el planeta ha ayudado a la evolución y adaptación de este animal a su medio, lo cual lo ha hecho inmune a muchas enfermedades, lo que podría utilizarse para tratar enfermedades que en el ser humano resultan mortales.

Como sabemos, cuando el cuerpo se enferma, el sistema inmunológico es el encargado de encontrar, combatir y eliminar al agente extraño, ya sea éste un virus, bacteria o parásito. Los anticuerpos son las armas diseñadas para deshacerse de estos invasores.

El estudio del CICES plantea que los anticuerpos de tiburón tienen características que facilitan su uso en medicamentos. A diferencia de los anticuerpos humanos, los del tiburón son de mucho menor tamaño, lo cual les da la capacidad de penetrar fácilmente las células y tejidos, lo que ayudaría a combatir más rápido las enfermedades. A ello se añade que el tamaño pequeño permite una eliminación rápida del anticuerpo.

Además, cuentan con una alta termoestabilidad, lo que significa que soportan temperaturas de hasta 100 grados centígrados y no necesitan refrigeración, lo cual permitiría que un fármaco elaborado con estos anticuerpos pudiera viajar prácticamente a cualquier región de México y del mundo, sin que se altere su composición. Uno de los problemas que se presenta en países como el nuestro es que medicamentos de contenido proteínico se deben refrigerar, lo que se vuelve conflictivo en regiones calurosas o de alta marginación, en las que muchas veces no hay ni siquiera luz eléctrica.

El doctor comentó que todas las especies de escualos tienen los mismos anticuerpos; sin embargo, el tiburón cornudo (Heterodontus francisci) fue el elegido para la investigación ya que no se encuentra en peligro de extinción, habita en las zonas aledañas al centro de investigación y su manipulación es sencilla, pues son pequeños. Incluso, los tiburones están en un estanque en el laboratorio en el que trabaja el investigador.

A diferencia del enorme tiburón blanco que protagoniza la exitosa cinta de terror, dirigida por Steven Spielberg, los tiburones cornudos pueden alcanzar un tamaño de entre 50 y 120 centímetros, son de color marrón con manchas negras  y habitan en zonas del Pacífico, cerca de Ensenada y en el Mar de Cortés. El investigador narró que en esta región se pesca langosta y el tiburón es muchas veces considerado una plaga por los pescadores.

Aplicaciones potenciales

Licea Navarro, director de la división de Biología Experimental y Aplicada del CICESE, señaló que los anticuerpos de tiburón tienen propiedades neutralizantes de moléculas que causan la inflamación de tejidos. Estas propiedades se podrían utilizar, por ejemplo, para combatir la sepsis o síndrome de respuesta inflamatoria sistémica provocado por infecciones. En pacientes de terapia intensiva la presencia de sepsis puede llegar hasta 60%, según el investigador.

El anticuerpo del escualo también tiene la facultad de inhibir la angiogénesis, es decir, la creación de nuevos vasos sanguíneos a partir de los vasos preexistentes. Este fenómeno es normal en durante el desarrollo del embrión, en procesos de cicatrización y en el crecimiento del ser humano. El problema es que la angiogénesis también es esencial en la transformación maligna de tumores. Así, el uso de los anticuerpos de los escualos en las terapias contra cáncer, se podría evitar la diseminación de células cancerígenas y el crecimiento de tumores malignos.

Asimismo, se planea que la introducción de anticuerpos de tiburón a fármacos para uso humano pueda tener injerencia en el diagnóstico o tratamiento de la ceguera, padecimientos cardiovasculares, complicaciones de SIDA, diabetes, artritis reumatoide, tuberculosis, Alzheimer, así como en la creación de vacunas neutralizantes de toxinas como antídotos.

A pesar de que la investigación aún se encuentra en etapas de experimentación no humana, el equipo de Alexei Licea está convencido del gran potencial de su trabajo. Incluso ya se empieza a dialogar con distintos laboratorios para iniciar la transferencia de tecnología, tanto para uso humano como veterinario.

El proyecto está siendo financiado por laboratorios particulares y por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT).

La versatilidad que puede dársele al uso de los anticuerpos de tiburón resulta vital para acortar el tiempo de diagnóstico y tratamiento de enfermedades, para acrecentar la efectividad de los mismos y reducir drásticamente costos de medicamentos y, muy probablemente, para cambiar la idea de que el tiburón es un animal terrorífico y dañino para los seres humanos.

Agóra Científica, un espacio de la escuela de Periodismo de la UPAEP para divulgación de la ciencia y el periodismo científico

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Autor Lado B
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