Hace algunos meses leímos en la revista semanal de el País, diario español, la forma en que algunos españoles habían matado a sus parejas. Fue atroz escuchar que un ser humano pudiese regar gasolina y prender fuego a la casa, estando una mujer adentro e imposibilitada de poder defenderse para salir del lugar.

La violencia en contra de las mujeres en  Puebla, lamentablemente se ha incrementado. Los datos son contundentes y muestran un incremento de 172 por ciento en los casos registrados en los últimos meses, de acuerdo a cifras oficiales. Estas son frías, insensibles, duras; quiénes cometen esos crímenes lo son también. La convivencia entre seres humanos es difícil, a veces insuperable. Hasta cuándo podemos seguir soportando el asesinato doloso de mujeres que no tienen como defenderse, como evitar esa violencia, ese odio en contra de quienes a veces son parejas o amigas o compañeras de trabajo. A veces quisiéramos que las cosas fueran diferentes y mejores. No siempre es posible.

Lo que es un hecho es que hace falta una reacción enérgica de las autoridades estatales para que se garantice una protección real a las mujeres que son maltratadas y que no tienen medios para denunciar ese maltrato. La pobreza, la falta de oportunidades, el desaliento, son factores que abonan en contra de ellas.

En el mundo, es necesario un cambio de actitud y un programa efectivo que proteja a las mujeres en contra de la agresión  cotidiana.

Esperemos que Puebla salga  de esas estadísticas  que no son las mejores. Y que las propias mujeres avancen en la defensa de sus derechos.