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Rigo, el ídolo de masas
Fue un 27 de marzo del 2005 cuando Rigoberto Tovar García le dijo adiós para siempre a su Matamoros querido, sin saber que pasaría de cantante a ícono de la cultura popular en México, pues sus canciones siguen aún más vivas que nunca, a pesar de que murió en el olvido, alejado de la fama y los escenarios.
Por Lado B @ladobemx
29 de marzo, 2012
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Eric David Montero

Fue un 27 de marzo del 2005 cuando Rigoberto Tovar García le dijo adiós para siempre a su Matamoros querido, sin saber que pasaría de cantante a ícono de la cultura popular en México, pues sus canciones siguen aún más vivas que nunca, a pesar de que murió en el olvido, alejado de la fama y los escenarios.

Sus canciones que se bailaban de brinquito aún son una sensación para todo el público, y ha conquistado a artistas de otros géneros, como Panteón Rococó, Nortec  Collective, La Lupita, Los Amigos Invisibles, entre otros, que le grabaron un tributo que no fue del todo un éxito.

Ídolo de masas,  como todo un rockstar digno de respetarse.  Prueba de eso es que en Santa Catarina Nuevo León, logró reunir a 400 mil personas, superando a uno de los líderes de la iglesia católica más popular y querido en México, Juan Pablo II, quien en el mismo lugar reunió a sólo a 300 mil; por lo que no tenía nada que envidiarle a grupos como Black Sabath, Led Zeppelin o cualquier otra celebridad del rock, pues se ganó a pulso ser llamado “El Jim Morrison Mexicano”.

El documental “Rigo una confesión total”, dirigido por Víctor Vio y realizado en 1979, es la muestra de la popularidad que alcanzó a tener entre la gente, la influencia de sus canciones  y su fama extendida hacia Estados Unidos; su sencillez, su amor por ese sector de la sociedad que no fue bendecido por Dios, hizo que no perdiera el piso. En cada baile saludaba a todos los fans que podía, sin darse esos aires de divo o estrellita.

Su popularidad quedó asentada gracias a más de 445 clubs de seguidores inscritos en la compañía disquera “Mélody”, entre los que destacan “Rigo es amor», “Amigas esposas y amantes”, “Rigo Rock” “Te invito a mi mundo”, y otros, que eran manejadas por la Unión Fraternal de Clubes (UFC).

Se dijo fiel seguidor del rock, y lo demostró al integrar a los grupos de cumbia  la batería y la guitarra eléctricas, además de ritmos y arreglos de ese género musical, sirviendo de influencia para subgénero musical “la tecnocumbia”.

La fama de aquel hombre de melena y gafas oscuras fue envidiada por grupos como los “Sonorrítmicos”, “Acapulco Tropical”, “Los Sepultureros” o incluso el mismo Xavier Passos, -con quien tenía cierto grado de rivalidad musical- que a pesar de ser de la misma corriente musical, y tener un boom en los mismos años no alcanzaron a tener la misma popularidad.

Ya son siete años sin Rigo, pero él acertó en el documental que tendrá una gran popularidad cuando pase el tiempo, y seguramente perdurará por muchos años, como un clásico popular y un ídolo de masas, que probó las delicias de la fama como cualquier estrella mundial.

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