Consideramos que no es una lucha sino muchas las que se conmemoran el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

Este día y su conmemoración se debe a una propuesta de Clara Zetkin, militante socialista y miembro del sindicato Internacional de Obreras de la Confección, quien en 1910, cuando participaba en el Congreso Internacional de Mujeres Socialistas realizado en Copenhague, Dinamarca, propuso el 8 de marzo como el día internacional de las mujeres.

Editora del periódico “Igualdad”, en Alemania, Clara fue una férrea defensora de los derechos de las mujeres en todos los ámbitos. Hay que recordar que un 8 de marzo de 1857, un grupo de obreras de la confección protestaban para exigir mejores condiciones de vida y de trabajo. La fábrica fue tomada por las trabajadoras, quienes se encerraron en ésta. Desde fuera fueron lanzadas bombas caseras que desataron un incendio en el que murieron calcinadas más de 100 mujeres trabajadoras.

Anteriormente, luchas muy importantes se habían desarrollado en el mundo. No podemos olvidar la muerte de la revolucionaria francesa Olimpia de Gouges, quien desafiando a las autoridades dio a conocer su “Declaración de los derechos de las mujeres y la ciudadanía” que decía:

“Las madres, las hijas, las hermanas, representantes de la nación, solicitan ser constituidas en Asamblea Nacional. Considerando que la ignorancia, el olvido, o la desestimación de los derechos de la mujer son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos, éstos han decidido exponer en una declaración solemne los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer, con el fin de que dicha declaración, constantemente presente en la mente de todos los miembros del cuerpo social, les recuerde de continuo sus derechos y obligaciones…”  

Por haberse atrevido a desafiar al poder y “haber olvidado las virtudes propias de su sexo”, fue ejecutada el 3 de noviembre de 1793, en la guillotina.

Hoy recordamos a todas y cada una de las mujeres que en su tiempo han luchado por los derechos de quienes forman la mitad del mundo. Y que lamentablemente no han dejado de ser maltratadas en este siglo XXI.

Sufragistas, revolucionarias, maestras, ecologistas, campesinas, políticas, periodistas y todas las mujeres que de una u otra manera día a día trabajan porque este mundo sea más humano para todos.