Lado B
Suicidio en menores de edad: un problema de salud pública
En Puebla, 47 adolescentes se quitaron la vida en 2011
Por Lado B @ladobemx
05 de febrero, 2012
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El suicidio en menores de edad es una problemática actual, en crecimiento y que no se está atendiendo de manera oportuna ni correcta. Los factores que le dan cabida son la soledad, la falta de comunicación con la familia y la ausencia de políticas estatales y municipales que atiendan el problema de salud pública que representa 

Josué Mota

@motajosue

(Primera de dos partes)

Académicos y especialistas no prestarían tanta atención a un programa de Televisa llamado La rosa de Guadalupe que, fiel al estilo de la televisora, presenta supuestas tragedias si no fuera porque, tras ver la transmisión, al menos dos niños se quitaron la vida.

De acuerdo con cifras de las Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Puebla, 47 menores de 18 años se suicidaron en 2011. Hasta la primera semana de diciembre de ese año había 40 suicidios de niños y adolescentes: 23 hombres y 17 mujeres. En el 90 por ciento de los casos se usó el mismo método: ahorcamiento.

La cifra “alertó” a las autoridades ministeriales pero no hay programas definidos desde el gobierno para  atacar un problema que no sólo perjudica a la familia y amigos del fallecido, sino a la sociedad en general.

El suicidio causa sufrimiento a quienes tuvieron relación cercana con quien lo comete, pero también daña a la sociedad porque el acto se replica, pues al darse a conocer se vuelve una opción de escape para aquellos que enfrentan una serie de problemas y no tienen acceso a los especialistas que podrían ayudar a evitarlo. La psicóloga de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Isabel Stange Espínola, especialista en el tema, asegura que el suicidio no es un problema personal, sino un asunto de salud pública.

Pese a que el asunto del suicidio en menores de 18 años ha llamado la atención a nivel nacional no existen datos recientes sobre el número de casos. El último informe de la Unicef, realizado en 2002, coincide con el punto de vista de la psicóloga: “los casos de suicidio entre niños, niñas y adolescentes se han incrementado en México de manera notoria durante los últimos años. Los estados con las más altas tasas de suicidio entre adolescentes son: Distrito Federal, Colima y Baja California. Cabe también destacar que las niñas intentan más el suicidio que los niños aunque lo logran más estos últimos debido a que recurren a métodos más certeros y violentos. En el Distrito Federal se ha registrado un incremento importante en el número de suicidios de menores de edad durante los últimos años”.

“De acuerdo con la Procuraduría General de Justicia, en 2001 tuvo conocimiento de 11 casos mientras que en 2002 le fueron reportados 36, es decir que los casos de suicidio se incrementaron más de tres veces tan sólo en un año. Esta última cifra supera la de los homicidios dolosos de menores que, en 2002, fueron 32, mientras que habían sido 18 en 2001, o sea que también se habían incrementado en poco menos del doble durante el mismo periodo”, señala el estudio.

Lo que sorprende no es el registro de las cifras que, en el caso Puebla varía anualmente, sino que cada año hay suicidas más jóvenes, la mayor concentración de los 47 casos de 2011 está en jovencitos entre los 14 y los 17 años –el 80 por ciento-, pero el resto va de los 10 a los 13 años.

Isabel Stange imparte pláticas, va a las escuelas públicas, habla con niños, maestros y padres de familia para evitar el suicidio. Lado B charla con ella tras una de esa sesiones y afirma: “Pensamos que si el gobierno del estado, el gobierno municipal no entran directamente, tampoco podemos cubrir todas las necesidades, es una utopía”. La doctora atiende no sólo a familias de los trabajadores de la BUAP, sino a familias que no podrían pagar sesiones con terapeutas, y por ello tiene conocimiento de primera mano sobre el problema.

“¿Qué lleva a un chico a suicidarse?, problemas académicos,  el famoso bullying o acoso escolar que siempre ha estado, no es algo nuevo, la diferencia es que ahora es mucho más violento, a veces los chicos filman los golpes, los maltratos, los abusos y los ponen en la computadora, los maestros se están viendo sobrepasados y están implementando tipos de castigo que estaban erradicados hace mucho tiempo, se asustan, y ante eso expulsan al joven y cuando lo hacen simplemente lo mandan al vacío, porque te quedas sin nada, sin amigos, sin escuela y te quedas con unos papás regañándote porque te expulsaron, son problemas muy fuertes”, explica.

-Además de los problemas académicos, ¿cuáles serían otros problemas que perjudican a los menores?

-La familia. Esa comedia de equivocaciones, porque no es que no quieran hablarse; se ha perdido la forma en cómo decirnos las cosas con los padres. Problemas con la novia o con los novios, los jóvenes están estableciendo nuevas formas de relaciones amorosas que no son tan satisfactorios para ellos, provocan mayor soledad: los “amigovios”, amigos con derecho, o simplemente andar y tener una actividad sexual sin medidas anticonceptivas que lleva a embarazos no planificados o enfermedades de transmisión sexual, pero también llevan a una sensación de soledad muy grande: “me acuesto con mucha gente porque me siento solo, pero después de acostarme me siento solo”.

Sin embargo las situaciones que llevan al suicidio son multifactoriales, explica Stange, por ello se trata de un problema social que sólo puede resolver la acción conjunta de los ciudadanos.

-Hay un comentario que surge con frecuencia cuando se da a conocer el suicidio de un niño causado por problemas amorosos: “todos tuvimos problemas con la novia cuando íbamos a la escuela y no nos suicidábamos”, ¿qué es lo ha cambiado en esas relaciones?

-Redes de apoyo. Antes podías hablar mucho más libremente con tu familia, había más espacio para comentar, ahora el espacio está invadido por la televisión, los celulares, se ha perdido la comunicación cara a cara, y entre los amigos también. Ahora hay mil amigos en Facebook, sin embargo no hay afecto, no hay cercanía emocional y afectiva. También está el problema entre los jóvenes de una gran cantidad de ingestión de alcohol que entorpece el pensamiento, una gran cantidad de consumo de drogas, y muchas drogas sintéticas, pero también hay una sensación de ser sobrepasado en la situación que se está viviendo y entonces llega el momento en que no sabes qué hacer. Antes había más estrategias para la solución de problemas, se transmitían de padres a hijos, se podía hablar con los abuelos, ahora hay distancia, la familia se ha visto cada vez más reducida y todos tenemos tanto qué hacer que sólo hablamos mientras hacemos algo. O sea, si acepto hablar, pero mientras yo hago, termino, espérame; y no se miran, y eso genera una sensación en el otro de que no te están escuchando, porque la mirada en el diálogo es importante, es central. La relación podría ser “estoy contigo aunque sea 15 minutos en el día pero solo contigo”, eso se ha perdido.

-¿Curiosamente el internet podría estar generando también aislamiento?

-Internet es excelente para muchísimas cosas y muy dañino para otras. En el caso de las redes sociales para algunas cosas, pero para la comunicación cara a cara nos provoca una gran separación, porque ahí yo te puedo escribir que estoy muy bien, pero si estoy hablando contigo cara a cara, tú te puedes dar cuenta que no es así, y me lo preguntas, pero si yo lo escribo, es muy difícil que puedas saber cómo realmente estoy. Claro, para los jóvenes tímidos está bien, porque pueden tener muchísimos amigos, pero hasta qué punto puedes sentir amigo a alguien que nunca has visto, a alguien a quien no puedes decirle acompáñame a ver a mi novia, o a ver a la chica que me gusta, o ayúdame a estudiar, son amigos virtuales. Incluso ahora los novios platican juntos y cada quien con su celular, y se está perdiendo esa otra formación de comunicación que es realmente insuperable, se requiere, es necesaria.

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