Lado B
El regreso del mago
A 110 años del Viaje a la Luna de Georges Méliès
Por Lado B @ladobemx
24 de febrero, 2012
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El hombre orquesta (L’homme-orchestre, Francia, 1900)

Paco Coca

@PacoCoca

Hace 110 años, el francés Georges Méliès filmó Viaje a la Luna. Esta película de poco más de 14 minutos de duración pasaría a la historia, ya que con ella no sólo nacían los efectos especiales, también nacía el llamado “cine de atracciones”.

Méliès era un mago e ilusionista, que en busca de nuevos actos se acercó a lo que anunciaban como una nueva atracción, el cinematógrafo de los hermanos Lumière.

Cuenta la leyenda que Méliès asistió como invitado a la primera función que realizaron los famosos hermanos en el salón Indien de París en 1895. Al finalizar las proyecciones, el mago ofreció a los anfitriones comprarles su invento, el cinematógrafo, oferta que los Lumière rechazaron porque no querían estafarlo, ya que consideraban que el aparato no tenía futuro y sólo sería una moda pasajera.

Tiempo después, Méliès se enteró que el óptico inglés Robert William Paul había desarrollado un aparato similar con el nombre de bioscopio, que compró por mil francos y de inmediato lo incorporó a su espectáculo en el teatro Houdin, de su propiedad, según relata Román Gubern en su libro Historia del Cine.

Al principio, Méliès proyectaba cintas del propio Paul o las del estadounidense Edison, hasta que decidió realizar sus propias películas.

El hombre de la cabeza de goma (L’homme a la tête en caoutchouc, Francia, 1901).

Nacen los efectos especiales

Es difícil saber qué sucedió en los primeros años del cine, pues era una atracción de ferias y pocos se dedicaban a documentar el proceso creativo de los incipientes cineastas, y a la distancia algunas de las historias que circulan acerca de esos días del llamado “cine de los inicios” pueden sonar a ficción.

La versión más socorrida cuenta que Méliès filmaba a la gente en la calle y un camión pasaba frente a la cámara cuando ésta se trabó. Tras arreglar el desperfecto, la filmación reinició aunque con distintos objetos frente a la cámara.

Horas después, al revisar la cinta, Méliès vio cómo el camión se transformaba de un instante a otro en una carroza fúnebre. El mago acababa de descubrir la posibilidad de aparecer y desaparecer objetos frente a los ojos del público. Con este trucaje de “sustitución” de objetos no sólo nacían los efectos especiales, también se sentaban las bases para el cine de animación.

La utilización de la disolvencia, efecto que conseguía a partir de regresar unos cuadros el pietaje de la cinta ya filmada y empezar de nuevo el rodaje sobre ella sobreponiendo las nuevas imágenes, es otro de los recursos que el cineasta utilizó en sus cortometrajes, que a partir de ese momento se orientaron a temas fantásticos. El propio Méliès estelarizaba sus cintas, interpretando en algunos casos a varios personajes. La primera de ellas: El escamoteo de una dama.

 (Escamotage d’une dame chez Robert-Houdin, 1896)

Del teatro a la pantalla

Méliès casi no narraba historias y nunca utilizó las posibilidades de los encuadres y las elipsis para agilizar su cine. Lo suyo era casi como el teatro, siempre filmado en un plano general y la mayoría de sus cintas se limitaban a mostrar trucos de prestidigitación. Esto tenía una razón, no existía como tal una industria cinematográfica con exhibidores establecidos. Por lo que Méliès exhibía la mayoría de sus cintas como parte de un espectáculo más grande en su propio teatro.

El mago construyó su propio estudio cinematográfico, el Star, el primero de toda Europa. Se trataba de una estructura de 17 metros de largo por siete de ancho, con paredes y techo de cristal con lo que podía aprovechar la luz solar. En ese sitio, Méliès creaba los mundos fantásticos que filmaba, introduciendo en el cine una idea de puesta en escena.

Entre 1896 y 1915 realizó unas 500 películas. En algún momento llegó incluso a realizar “Súperproducciones” que duraban cerca de diez minutos y costaban hasta diez mil francos, una suma inusitada para una película en esos años.

Cenicienta, primera de las versiones que realizó (Cendrillon, Francia, 1900).

Adiós al cine

La decadencia empezó cuando su método artesanal no pudo competir con los grandes estudios que dominaban el medio. Méliès vendió parte de su estudio a la casa productora Pathé y desapareció del mapa al tiempo que estallaba la Primera Guerra Mundial.

Años después, en 1928, un periodista encontró al cineasta atendiendo una tienda de juguetes y dulces en la estación de trenes de Montparnasse.

Esta es la historia que relata la película recientemente estrenada en México, La invención de Hugo Cabret (Hugo, EU, 2011), dirigida por Martin Scorsese y basada en el libro del mismo nombre.

Esta cinta representa la oportunidad única de ver fragmentos de los trabajos originales de Méliès en una sala de cine y con proyección de calidad. No se muestra completo ninguno de sus trabajos pero sí se incluyen partes de sus películas restauradas y coloreadas. Faltaban años para que salieran al mercado los negativos a color, por lo que algunos cineastas iluminaban sus negativos a mano, cuadro por cuadro.

Las 400 farsas del Diablo (Les 400 farces du Diable, Francia, 1906).

 Viaje a la Luna

En 1902, se estrenó Viaje a la Luna en dos versiones, una en blanco y negro y la otra a color, pintada a mano. Esta versión a color se consideró perdida durante varias décadas, hasta que en 1993 se descubrió en la Filmoteca de Cataluña, en España, una copia en pésimas condiciones.

En 1999 inició el trabajo de restauración y digitalización del filme. Fue hasta 2009 que la versión restaurada estuvo lista para mostrarse al público, 109 años después de su estreno. Cada uno de los 13 mil 375 cuadros de la cinta fueron restaurados, los fotogramas que estaban demasiado dañados o simplemente faltaban de la copia original, se tomaron de la versión blanco y negro y luego fueron coloreados.

Viaje a la Luna incluye una de las secuencias más referenciadas en la historia del cine, el impacto del cohete con la cara de la Luna que, molesta, frunce el seño. Esta imagen resume muy bien el cine de Méliès.

Aquí la versión restaurada y coloreada, musicalizada por el dueto francés de música electrónica AIR.

El viaje a la Luna (Le voyage dans la Lune, Francia, 1902)

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Autor Lado B
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